Dos opciones

(Día de las pruebas, Domingo 7:10 Am)

–Señorita Russell Evans Melody, ¿Se encuentra presente?

–Si, aquí estoy.

–Por favor pase con la doctora en la sala que esta al final del pasillo.

Mis nervios e intriga por los resultados eran demasiado intensos, no paraba de cuestionarme sobre qué mismo me dirá la doctora, si al final me dará un mejor tratamiento para mi condición actual o me dirá que simplemente no tengo cura alguna. Pensar en eso no hacía más que aumentar mi inseguridad a unos niveles muy altos, casi que quería irme y dejarlo al beneficio de la duda.

–Buenos días señorita Melody, ¿Cómo se encuentra hoy?

–A decir verdad, no me siento con buenos ánimos hoy, tengo miedo de lo que puede suceder desde ahora en adelante.

–Tranquila, es normal tener miedo en estas circunstancias, tenga en mente que estaré aquí para ayudarla en lo que pueda, sobre todo en estos momentos ya que para serle sincera no le tengo buenas noticias.

Cuando escuché su respuesta el corazón se me detuvo por un instante, me empezaron a sudar las manos, mis pies se paralizaron y sentí que me comenzó a faltar el aliento, tenía miedo, mi mente no paraba de darle muchas vueltas al asunto, me aterraba seguir, pero con valentía decidí preguntarle.

–¿Cuáles fueron los resultados?

–Antes que nada, permítame explicarle por qué el tratamiento anterior no le daba resultado. Según su registro psicológico que ha llevado en todo este tiempo, detalla lo siguiente. Usted salió de un manicomio a los 20 años porque se presumía que había sido curada del trastorno que había desarrollado en su adolescencia, 1 año y 10 meses después de haber salido comenzó a escuchar sonidos raros, además de que sus pesadillas no han parado, por lo que dos meses después de eso decidió tratarse conmigo.

–De eso estoy consiente.

–Al principio determinamos que tenía demencia de bajo riesgo por efectos secundarios de medicamentos, no estoy al tanto de que otros métodos usaron en ese lugar, por lo que también habría podido influir en usted. Según nuestras pruebas este era el método más eficaz ya que en principio, apenas mostraba síntomas de este padecimiento, pero tal parece que en ese momento dejamos pasar por alto algo muy grave.

Mi garganta se hizo un nudo, me temblaban los labios, no sabía si realmente quería seguir escuchando o simplemente irme sin saberlo, pero era mi deber quedarme por lo que simplemente continué escuchando.

–Tal parece que, lo que realmente desarrolló en su adolescencia es demencia pura, tengo el presentimiento que cayó en un estado de locura irremediable y por ese motivo le llevaron al manicomio. Son solo mis especulaciones, pero todo indica que fue así. De ese manicomio usted no salió curada, los medicamentos y tratamientos que le dieron allí surgieron efecto en detener la demencia, prolongando por cierto tiempo su estabilidad mental, pero después de más de un año este perdió el efecto por lo que debió acudir inmediatamente a un médico. Déjeme hacerle una pregunta… ¿Usted en ese lapso de tiempo que no se trató conmigo… se automedicó?

–Creo recordar que sí.

–Es lo que me temía, esta automedicación pudo por así decirlo reactivar por completo la demencia, y lo podemos indicar así porque sus síntomas están volviendo a aparecer y con más fuerza que antes.

–Entonces yo… ¿Desde siempre no tuve una cura? – Pregunté con miedo.

–No se altere señorita, los síntomas recién están comenzando a aparecer, pero es cierto que no sabemos cuándo podría empeorar por lo que puedo darle 2 opciones. La primera es seguir un nuevo tratamiento más fuerte y posiblemente más eficaz ya que este sería el tratamiento que debió llevar desde el inicio, pero debe estar consciente de que no podrá ser curada ya que este tratamiento solo es para que la demencia no empeore su estabilidad mental. La segunda opción es un experimento con usted de medicamentos que están aún en pruebas por un grupo de investigadores.

–Eso suena muy arriesgado.

–Es por eso que esta es una decisión que usted debe tomar, dígame… ¿Qué decide?