El miedo no es una opción

Capítulo 01

Estoy descansando súper feliz de la vida soñando con Manu Ríos, hasta que un sonido conocido me molesta. Ese que no me deja dormir por las mañanas ¡Lo odio!

La alarma de mi despertador sigue sonando sin parar. Me ha traumatizado bastante a lo largo de mi vida estudiantil, así que decido apagarla y levantarme para hacer mi rutina de ejercicios: dar vueltas en la cama para dirigirme al baño para mi limpieza de las mañanas.

- ¡Haragana, ya es tarde! ¡Apúrate o no llegaremos! - entra mi madre a mi cuarto, toda dramática tipo telenovela.

- ¡Mamá, estamos de vacaciones! - grito desde el baño con el cepillo de dientes en la boca.

- Suenas como una anciana - ríe, bueno se carcajea mejor dicho.

Salgo del baño secándome el pelo con mi bata puesta, notando que mi madre me mira con cara de ¿en serio? Lo sé, lo sé, soy una amargada y floja, gracias.

- Ya en serio, nos va a dejar el avión así que apúrate - contesta cansada recordándome el espantoso viaje a Inglaterra.

Por instinto arrugó el ceño provocando una mirada de desaprobación por parte de mi madre.

- Vamos, ¡te gustará la casa! además es gratis - comenta sonriente intentando animarme.

- Por algo es gratis mamá, me da mala espina - digo lo último casi en un murmullo para mí misma.

- ¡Sophia! Es por trabajo, lo sabes, además me pagarán por sacar a esos fantasmas y me dejarán la casa - me reprocha disgustada por mi actitud.

Por mi parte sólo me dedico a escuchar pues sabía perfectamente que por más que lo intentara ella no iba a cambiar de opinión; de todos modos ella es la adulta ¿no?

Estoy segura que tendrá sus razones, al final es madre soltera y hace lo que puede. Es mi heroína, ella es capaz de convencer a cualquiera (incluso a mi) para lograr sus metas, es una mujer digna de admirar.

- ¿Ya está el desayuno? - le preguntó hambrienta cambiando de tema. No quiero, ni me atrevo a hacerla enojar, es insoportable cuando lo hace pero la amo.

- Solo tú eres la que atrasa - comenta burlista.

En ocasiones me hace dudar que sea una adulta por lo risueña que es, hasta que recuerdo sus momentos de seriedad y agradezco que en este momento sea alegre.

- Voy a cambiarme ma' - comentó en indirecta para que salga de mi cuarto. Siendo sincera aún me da pena que me vea desnuda.

- Yo te he visto desnuda Sophia, te he cambiado los pañales - replica ofendida. ¡Esta mujer nunca cambia! río en mis adentros.

- ¡Pero ma'! - bufo.

- ¿Pero qué? - dice molesta.

- Nada, que te amo ma' - sonrió falsamente para que no se enoje, no vaya a ser que me quite el desayuno y yo aquí toda muerta de hambre. La comida es primero.

- Vale, apúrate en 10 minutos me voy - sale de mi cuarto como si nada, abriendo bastante la puerta.

Me cambio rápido y bajo las escaleras con mis audífonos puestos escuchando una pieza de Sofía Reyes.

- ¿Vienes caminando o modelando? - pregunta mi madre cruzada de brazos.

- Modelando - bromeo y ella solo rueda los ojos divertida. Sé que la hice reír en sus adentros aunque no lo admita la muy orgullosa - Vamos, se que se quiere reír mamá - río intentando hacerla reír conmigo, que la saca, la saca porque yo lo digo.

- Sólo vámonos - dice riendo disimuladamente. ¡Ven! Se los dije, soy irresistible mis bebés.

El camino a la nueva casa, si es que no volvemos a cambiar, fue bastante silencioso. Bueno, para mí madre porque yo estaba con mis audífonos puestos feliz disfrutando de la vida escuchando la música de Lesli Grace, hasta que se me apagó el celular molestándome, iba en la mejor parte.

- ¡Pinche celular! - lo estrello contra mi pierna, molesta, ¿no podía aguantar unos minutos más?

- Eres una dramática - se burla mamá riendo mientras me ve por el retrovisor.

- ¿Verdad madre? ¡¿Y mi Oscar?! No puedo seguir viviendo sin él - hago todo un dramatismo a lo que mi madre rueda los ojos devolviendo su vista al sendero, yo sé que me ama.

- Pensé que estarías enojada conmigo - dice de repente conduciendo seria, sin apartar la vista del camino.

- Ya me acostumbré, es por trabajo y por nosotras - contesto sonriéndole leve para tranquilizarla. Sé que ha estado muy tensa últimamente y eso no me gusta, pero tampoco es que le vaya a reclamar y hacerle el gran drama de repente sólo por cambiar de ciudad. No se lo merece, es una gran mujer que ha estado luchando sola y sería desconsiderado y cruel de mi parte hacerle eso sabiendo que lo hace por el bien de las dos.

Una vez noto a mi madre más relajada y feliz, observo por la ventana la nueva cuidad, mi nuevo hogar. Hace tiempo que no le veo importancia a hacer amigos, total, todos quieren ser mejor que el otro y terminan siendo sólo un grupo de hipócritas con un tema en común y no quería eso para mi vida, soy mejor que eso.

- Lo siento hija, por haberte hecho cambiar de hogar desde que eres chiquita pero esta vez nos quedaremos, lo prometo - comenta sonriendo a lo que yo la veo elevando una ceja. Creo que piensa que debo estar enojada por seguir viajando de cuidad en cuidad, la verdad de las cosas es que me da igual - la dueña de la casa dice que nos la regalará y pagará mil dólares si en cambio echamos a los fantasmas de esa casa, no quiere que la persigan, ¡es una locura! - termina de hablar emocionada casi en pequeños gritos alegres.

- No se mamá, suena muy raro - contesto notablemente desconfiada, la verdad no soy fan de las cosas fáciles, siempre tienen algo en medio, lo sé; lo siento, lo sospecho.

- Deberías ser menos desconfiada Sophia - contesta decepcionada estacionándose justo en frente de una enorme mansión.

Mi madre se dedica hacer caza fantasma, yo la he acompañado siempre para aprender por lo que debo vivir viajando. ¿Mi padre? pues la verdad de ese señor no sé ni la hora.

Abre la puerta y empieza a sacar las maletas mientras yo entro con las mías adentro de la casa a inspeccionarla. Para ser sincera la casa es hermosa, no, corrijo, la mansión es hermosa.



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Editado: 02.09.2019

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