El miedo no es una opción

Capítulo 05

Miro a mi alrededor y noto que estoy en un risco bastante oscuro como esos que se ven en las película - no hay nadie - pienso en voz alta con cierta melancolía - estoy sola, otra vez -me estaba cansando de todo esto, ¿por qué nunca había alguien que me salvará? , ¿que me ayudara? estoy sola.

- La chica sin amigos.

Río seca con cierta ironía mientras empezaban a venir a mi mente todos los recuerdos de toda mi primaria y secundaria, como me miraban como bicho raro, me acusaban de loca, como mi mamá lloraba por mi padre día y noche, por no poder darme una vida normal como la de los demás. 
Siento como mis lágrimas caen de mis ojos, todos esos recuerdos, todos esos recuerdos amargos que creí haber olvidado - ¡¿por qué no me matas de una sola vez?! - veo al suelo mientras las lágrimas caen hipnotizándome al verlas caer.

- ¿Por que yo? - mis lágrimas caen en el suelo mientras me bañan los recuerdos, me veo, escucho y siento tan débil, este sentimiento es horrible.

Odio desde pequeña sentirme así, siempre le tuve miedo a la soledad, a que alguien vea mi verdadera yo, débil y temerosa del mundo exterior. Todo era silencioso y oscuro, sólo estoy yo y la soledad.

De repente, de la oscuridad se escucha un sonido de garras arrastrándose por el suelo acercándose cada vez más a donde estoy, erizándome la piel y poniendo mis nervios a tope, por un momento pensé en dispararles pero ¿por qué hacerlo? hace buen rato comprobé que no tiene efecto en ellos.

De la oscuridad salen dos mujeres con el rostro deformado, los dedos torcidos, partidas a la mitad arrastrándose con sus garras dirigiéndose a donde estoy.

Quedo completamente paralizada, no podía creer lo que estaba viendo. 
Cada vez se acercan más y más, cuando están demasiado cerca reacciono y empiezo alejarme arrastrándome en el suelo, mientras más me alejo de ellas más me acerco al precipicio.

Intentó levantarme mientras me alejo pero mis piernas no reaccionan - mierda - me arrastro apoyándome con mis manos hacia atrás, miro cuanto me queda y noto que estoy a punto de caer al acantilado, entonces aparece mi posible salvación, del fondo se encuentra subiendo un ascensor, lo que me hace suspire con alivio - Gracias señor – exclamó más calmada,  en cuanto se abren las puertas mis piernas reaccionan, entró rápido y tocó el primer botón que veo cerrándose así las puertas.

-Hola de nuevo Sophia - escucho una voz femenina a duras penas audible detrás de donde me encuentro.

-Esa voz - dice mi subconsciente como si fuera familiar, de hecho se me hace bastante conocida, volteo lentamente encontrándome con una muchacha pálida con una capa negra y ojos rojos.

- Demonios - murmuro retrocediendo, toco rápido el botón del primer piso. 
-Rápido pinche ascensor - pienso en mis adentros.

- ¿A dónde deseas ir?- pregunta esta tomándome el hombro.

Salgo corriendo de ahí en cuento se abre el ascensor y sólo escucho risas detrás.

Una vez se cansan mis pies me detengo a observar en donde estoy - ¿mi casa? - digo confundida al notar que estoy en la sala, empiezo a rondar por toda la casa buscando señales de vida, pero todo está en total silencio y callado, incluso me atrevería a decir sin vida.

En eso empiezan a tocar la puerta apresuradamente.

- ¿Quien es? - pregunto algo aturdida.

- Soy yo - se escucha la voz de un chica que resuena por toda la casa al igual que sus golpes apresurados en la puerta.

- ¡¿Quien eres?! - grito alejándome.

- Soy yo - vuelve a decir esa voz de igual manera tocando rápido la puerta.

Rápido saco mi celular para llamar a mi madre, escucho como este suena cerca de donde estoy, lo buscó con el sonido y lo encuentro en la mesa de la cocina la cual está bastante desordenada con los vidrios de las ventanas rotos junto a un sendero de sangre, lo sigo con cuidado mientras se siguen escuchando los golpes en la puerta principal.

Cuando llegó al final del camino me encuentro con un arma, ¿qué hace un arma en la casa? Empiezo a entrar en pánico, tomo un cuchillo y me dirijo al patio buscando a mi madre.

Mientras me dirijo al patio con la esperanza de que mi madre se encuentre ahí los vidrios de las ventanas de la casa empiezan a quebrarse conforme voy pasando. Siento lágrimas amargas caer por mis ojos y el pánico recorre cada centímetro de mi piel. Cuando al fin llegó al patio encuentro a mi madre sembrando ajena a todo lo que ocurría en la casa.

- ¿Sophia? - noto la apariencia extrañada de mi madre al verme recorrer los jardines con pánico reflejado en los ojos.

- ¡Mamá! - la abrazo de inmediato.

- Shhhhh ¿qué pasó querida? - intenta relajarme mientras las lágrimas que caen de mis ojos mojan su camisa.

- Mamá los vidrios y la puerta - intento hablar entre lágrimas y balbuceos sólo entendibles para mi.

- ¿Que hay con ellas?- pregunta sin recibir respuesta de mi parte.

- Vamos a ver - toma mi mano y nos dirigimos a la casa la cual está intacta con la cocina limpia y ordenada.

- ¡Había un arma, lo juro! - contesto exaltada - ¡yo sé lo que vi mamá! No estoy loca... - digo mientras la puerta sigue sonando.

-Lo sé Sophia - dice prácticamente ignorándome - ¿por qué no has atendido la puerta? - me pregunta mi madre acercándose a ésta para abrirla.

- ¡No la abra mamá! - contesto instantáneamente.

- ¿Quién es? - me pregunta tomando la manecilla de la puerta.

Me mantengo en silencio esquivando su mirada pues sé que aunque no lo diga piensa que me estoy quedando loca...

 



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Editado: 02.09.2019

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