El Misterio de Alex Roswell

CAPITULO III

Mi alma está rebosante de curiosidad, aquella curiosidad que me guía por el camino de la muerte. 

 

Alex

5:14 am

 

—vamos, muévete, si llegamos tarde será tu culpa, ¡Alex, joder, muévete rápido!

Grita Charly exaltada desde la puerta. Tenemos que ir a bañarnos y según ella, los baños se ocupan rápido. Lo peor es que ella no quiere llegar temprano a clase, solo quiere ir por comida antes.

¿Quién tiene hambre a las cinco de la mañana?

Termino de coger las cosas que necesito y me acerco a la puerta. Me toma de la muñeca y empieza a caminar rápido arrastrándome con ella.

—no volveré a esperarte, pareces un zombi.

—no es para tantuuuh solo tengo un poco de sueñuuuh— los bostezos no se detienen mientras ella se burla de mi.

Llegamos a una puerta blanca al fondo del largo pasillo. La abre y entramos. Es un enorme baño con muchos cubículos a lado y lado, al fondo hay lavabos. Hay chicas corriendo de lado a lado, unas con toalla y otras en interiores.

—metete a ese, si me necesitas, grita— señala un cubículo y ella se mete al que está al lado.

Entro al cubículo donde solo hay una sencilla regadera.

muevo el pomo y el liquido frio me hace estremecer, los mechones húmedos de cabello se me pegan al rostro y siento mis músculos relajarse. Me pongo el uniforme, que, por cierto, parece dos tallas mas grande. Salgo y veo a Charly cepillándose los dientes en un lavabo.

Después de terminar con todo, salimos y nos dirigimos a la cafetería, donde me sorprende ver bastante gente. Muchos de ellos están comiendo.

Me acerco con Charly a la fila para pedir comida.

—¿trajiste el horario?

—si.

Saco la hoja de la libreta y se le extiendo.

—tenemos...actividad moral— frunce los labios con molestia.

—¿Qué pasa?

—la vieja es fastidiosa y su voz es irritante. Se la pasa hablando todaaa la clase. No se calla ni un segundo.

—pues no suena tan malo— comento encogiéndome de hombros.

—Supongo que dormiré— sonríe y se gira ya que es su turno de pedir la comida.

Giro el cuerpo para conocer más el lugar, está casi lleno. Unos están en las mesas leyendo y otros comen como si de eso dependiera su vida, otros se pasean de aquí a allá hablando. Mi mirada se centra en un chico al lado del ventanal.

Esta con la espalda recargada en la reja y su mirada esta fija en una carpeta, su rostro tiene una expresión bastante seria. el gricesco uniforme se ciñe perfectamente a su cuerpo.

Oh, no.

Es el chico de ayer, el ensangrentado. Sus manos ya están limpias, obviamente.

No puedo seguir estudiándolo, ya que levanta la mirada, que justamente se encuentra con la mía, mirándolo como si fuera un monumento a la humanidad. Sus labios se inclinan en una sonrisa torcida, y sus ojos claros me miran casi sin parpadear, su mirada es penetrante y profundo.

Siento unas palmadas bajo la barbilla y giro la mirada para ver a Charly, sonriendo.

—cierra la boca que vas a inundar el lugar con tu baba.

—cállate, no es verdad— golpeo su brazo con el codo y ella sigue con su ridícula sonrisa.

—sí, sí. Bueno no te culpo— se encoje de hombros— si no estuviera tan loco, seria mi chico ideal.—¿recuerdas el chico de ayer? — asiento mientras avanzamos por el pasillo y ella me rodeo los hombros en un medio abrazo— es él. Es Jake Rizzo.

Entramos al aula que ella me indica y nos acercamos a unas sillas para sentarnos.

Las sillas están ordenadas en filas y hay una en frente de todas, donde está sentada una mujer de unos cincuenta años con lentes.

Poco a poco van llegando chicos y chicas. 

Lo veo entrar con una libreta en la mano, se acomoda en uno de los últimos puestos y se pone a hacer quien sabe que en la libreta.

Esta vez dejo de mirarlo antes de que lo note. Es lo mas normal, ¿no?

:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:

Una semana después

3:21 pm

—solo quiero ayudarte, pero necesito que sedas.

Insiste el doctor Banner mirándome fijamente, estamos en su consultorio en la charla diaria.

—Alex—se acomoda en la silla— por favor.

—no. Ya le dije que no quiero y no lo hare— replico con molestia.

—es por tu bien, ¿lo entiendes?

—lo entiendo perfectamente, pero usted entiéndame a mí— le señalo con el dedo. Siento el apretón en el pecho y las lágrimas me amenazan con querer salir— no quiero y no lo hare.

—solo...

—No. No lo hare. No voy a tomar las pastillas, ya dije que no, ¿para qué?, cuando recuerde, todo habrá acabado, no quiero eso, por favor no insista...

El doctor Banner insiste con que debo tomar los calmantes para poder dormir y mantenerme estable, pero no quiero y me rehusó a hacerlo.

—bien— toma el tarro de las pastillas y lo guarda en el cajón de su escritorio— si no quieres.

—bien—libero una bocanada de aire, con alivio. 

—entonces...dime, ¿Cómo te has sentido estos días?, ya casi cumples una semana aquí.

—bien.

—Alex...

—estoy bien— aseguro.

Decir estar del todo bien, sería una mentira, pero me siento mejor que antes. Aun no puedo dormir bien, por mas que lo intente.

Pero me he sentido mejor, me he integrado más con los chicos; Charly ha sido una muy buena compañía. Aura es muy abierta y amable. Cam  dice todas las tonterías que se le pasen por la cabeza y Atenea...Ella es ella.

—bueno, el tiempo termino— repara su reloj y luego se levanta para rodea el escritorio. Me levanto y nos acercamos a la puerta—espero la próxima charla sea más abierta, ¿bien?. Recuerda que puedes confiar en mí, estoy para ayudarte; que tengas una linda tarde, alex.

—igualmente— cierra la puerta y me aventuro por el pasillo. 



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En el texto hay: tragedia, secretos, psiquiatrico

Editado: 30.08.2021

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