Al percatarme de que la única persona capaz de ayudarme era Marcus Leviert decidí ir hacia aquella cafetería, la cual estaba bastante lejos de la comisaría, por lo que salí inmediatamente de ella tras coger mis cosas para dirigirme allí. No podía esperar un segundo más, no sabía de que sería capaz Abby, después de todo era una suicida, o eso tenía entendido. Lo que estaba claro era que necesitaba ayuda, ya había intentado atacar a Snake, aunque a todos en el lugar nos hubiese gustado darle más de algún golpe a ese cerdo.
Lo que Snake dijo era un tema aparte, por lo que había explicado, Helena se prostituía por drogas, las cuales también vendía en nombre de su amante. Jamás hubiese imaginado algo así de Helena, la conocía perfectamente, sabía cómo era, la manera en la que pensaba y lo que sentía, pero aun así no pensé nunca que Helena sería capaz de hacer algo como aquello por un hombre, porque estaba segura de que lo hacía para poder estar con él. ¿Por qué otra cosa si no? Pero el tío estaba con muchas otras, aunque también Helena estaba con Liam… Creo que ni Seth podría comprender la relación de esos dos.
En cuanto llegué, bajé del coche y entré el establecimiento, el cual no estaba tan lleno como la vez anterior. La gente debía de estar en el trabajo o en clase, eso era algo bueno, ya que al no haber tanta gente Marcus no tendría problemas en hablar conmigo. En cuanto entré me centré en localizar con la mirada al ex terapeuta para poder solucionar mis dudas lo antes posible. Ya habían sido suficientes mentiras. Primero Helena y sus secretos, los cuales le podían haber quitado la vida mucho antes de que el Ángel apareciera, aunque era muy probable que el asesino fuera su ex novio…
—Esa sonrisa… Cuando Colin me detuvo y volví a ser yo… Vi esa sonrisa tan repugnante y tenebrosa, la marca de un psicópata. —Ya había presenciado aquel gesto en los rostros de muchos asesinos anteriormente, él debía de ser quien estaba detrás de todo lo que hemos estado presenciando en estos últimos meses. —Lo que no sé es quién es o era su cómplice y por qué ya no trabajan juntos, a menos de que sea una trampa. — Cuando resolviera el tema de Abby regresaría a la comisaría y yo misma lo interrogaría, necesitaba sacarle toda la información lo antes posible, después de todo desconocía la situación en la que Helena se encontraba, quizás se estaba desangrando o sus cortes pudieron infectarse. —Si no me doy prisa Helena morirá desangrada o de una infección, aunque también puede ser por deshidratación. —Mis miedos cada vez se hacían mayores.
Finalmente di con Marcus, se encontraba limpiando una de las tantas mesas del lugar, por lo que me dirigí hacia él. Al llegar toqué su hombro, lo que le provocó un sobresalto.
—Lo lamento, no era mi intención asustarte. —Marcus dejó el trapo con el que estaba limpiando sobre aquella mesa y me miró sorprendido.
—¿Qué haces aquí? Dudo que vengas a tomar café. —Se cruzó de brazos y esperó por mi respuesta, aunque él bien conocía ya lo que buscaba.
—Se trata de Abby, creo que tienes razón. Estaba trabajando en un caso y ella apareció, o eso creo porque no recuerdo nada de lo que hice para hacer… Mal mi trabajo. —Marcus me hizo un gesto con la mano y empezó a caminar hacia otra mesa, una muy apartada del resto, quería que lo siguiera, cosa que hice sin dudar. Al llegar a la mesa ambos nos sentamos y comenzamos la conversación.
—Si finalmente has dejado la etapa de negación debes de buscar a un profesional, tienes que buscar a alguien que te ayude. Eres agente del FBI y tienes pistola, no es bueno que tengas una personalidad suicida. —Puse los ojos en blanco, ya sabía eso perfectamente.
—Lo sé y por eso estoy aquí, tú eres un profesional y necesito tu ayuda, ya lo hiciste una vez hace quince años. Necesito que duermas a Abby, pero a demás de eso quiero que me ayudes a saber qué es lo que ha estado haciendo mientras tomaba posesión de mi mente y cuerpo. —Él desvió la mirada y suspiró.
—Sabes bien que ya no tengo mi licencia, no se me permite ejercer.
—Pero no te quitaron los conocimientos en ese campo, sabes lo que hay que hacer, por lo que ayúdame, prometo pagarte muy bien.
—Ya no se trata de dinero, no quiero hacerlo.Nunca debí usar la hipnosis para “dormir a Abby”, debí darte la terapia que correspondía con la medicación adecuada, así habrías llevado una vida normal y sin preocuparte de que un día ella aparecería nuevamente. Debo de hacer las cosas bien esta vez. —Sabía que tenía razón, pero no podía quedarme con la intriga y tampoco con Abby despierta, no mientras durara el caso.
—Marcus, Helena ha sido secuestrada por un asesino en serie y trato de encontrarla, no puedo someterme a un tratamiento convencional por el momento, tendría que dejar mi pistola y mi placa y no estoy dispuesta hasta dar con Helena, es por eso que tienes que dormir a Abby nuevamente, necesito mi mente despejada para poder salvar a mi amiga. —Marcus no parecía sorprendido, seguramente habría visto la noticia de Helena en alguna parte.