Capítulo 7: Un Encuentro Sorprendente

El cielo estaba despejado y las estrellas brillaban como pequeñas lámparas en la oscuridad. Nick y Stiven volaban en la avioneta, disfrutando de la tranquilidad de la noche. Ambos estaban de buen humor, y Nick comenzó a cantar suavemente una melodía alegre.

"Cuando miro al cielo, veo tus sueños volar..." cantaba, mientras Stiven lo acompañaba con un ligero "la la la" en el fondo.

De repente, Stiven interrumpió su canto: "¡Cuidado!"

Nick, sorprendido, levantó la cabeza justo a tiempo para ver una figura caer del cielo. Antes de que pudiera reaccionar, todo se volvió negro.

Cuando finalmente despertó, se encontró tendido en el suelo, con el suave murmullo de la naturaleza a su alrededor. Confundido, se incorporó y vio a Stiven a su lado.

"¿Qué pasó?" preguntó Nick, frotándose los ojos.

"Te desmayaste," respondió Stiven, señalando hacia un lado. "Mira."

Nick giró la cabeza y vio a una chica tendida en el suelo, con el cabello rizado esparcido a su alrededor. "¿Quién es ella?" murmuró, acercándose con cautela.

"Es... ¡Megan!" gritó Stiven, sus ojos abiertos de par en par. "La hija del lord amigo, ¿recuerdas?"

Nick parpadeó dos veces, tratando de procesar la información. "Megan... sí, su nombre era Megan. ¡¿Cómo llegó aquí?!"

Stiven se encogió de hombros. "No tengo idea, pero parece que cayó del cielo. ¿No es un poco surrealista?"

Nick se inclinó sobre Megan, observando su rostro. "¿Está bien? ¿Deberíamos hacer algo?"

"Solo espera un momento," dijo Stiven, su tono más calmado. "Parece que está durmiendo. Esperemos a que despierte."

Mientras esperaban, el viento susurraba entre los árboles, creando una melodía natural que acompañaba su inquietud. Las estrellas parpadeaban sobre ellos, y Nick sintió una extraña sensación de calma.

"¿Crees que se acuerde de lo que pasó?" preguntó Stiven, mirando hacia el cielo.

"Espero que sí," respondió Nick, sintiendo que la noche guardaba más sorpresas. "Pero, ¿qué haremos si no lo hace?"

"Bueno, tenemos que ayudarla a recordar," dijo Stiven, decidido. "No podemos dejar que se sienta sola en esto."

Justo en ese momento, Megan comenzó a mover los ojos y parpadeó lentamente. "¿Dónde... estoy?" murmuró, confusa.

"¡Megan!" exclamó Nick, sintiendo una oleada de alivio. "¡Estás aquí con nosotros! Te encontramos."

Ella se incorporó lentamente, mirando a su alrededor. "¿Qué pasó? ¿Cómo llegué aquí?"

Stiven sonrió. "Es una larga historia, pero lo importante es que estás a salvo ahora."

Megan respiró hondo, tratando de asimilar la situación. "¿Y el barco volador? ¿Qué pasó con él?"

Nick y Stiven intercambiaron miradas, sabiendo que la aventura apenas comenzaba. "Tenemos mucho que contarte," dijo Nick, mientras la luna iluminaba el camino por delante. "Y muchas más sorpresas nos esperan."

Megan se sentó, aún algo aturdida, y miró a Nick y Stiven con curiosidad. "¿Quiénes son ustedes?" preguntó, su voz temblorosa.

Stiven, con una sonrisa amistosa, respondió: "Somos investigadores privados. Fui contratado por tu padre para encontrarte."

"¿Mi padre?" Megan frunció el ceño. "No entiendo. ¿Qué hace un investigador privado aquí?"

Nick, con una sonrisa encantadora, añadió: "Bueno, digamos que somos como los superhéroes, pero en lugar de capas, llevamos chaquetas de mezclilla. ¡Y no volamos, pero tenemos una avioneta!"

Megan no pudo evitar reírse. "Eso es... interesante. Pero, ¿qué pasó realmente?"

"Ashley sigue en el barco volador," dijo Megan, su expresión volviéndose seria. "Ahora debe estar con Demian, el hijo del capitán Alexander. No sé qué están planeando."

"¿Demian?" Nick levantó una ceja, su tono juguetón regresando. "Así que hay un príncipe en esa historia. ¿Prometiste no enamorarte, Megan?"

Megan sonrió, aunque su preocupación era palpable. "No es así, realmente. Él es encantador, pero su padre... no es de fiar."

"Ya veo, el clásico dilema romántico," comentó Nick, haciendo gestos dramáticos. "Tienes que salvar a tu amiga de un príncipe encantador. ¡Esto se está poniendo interesante!"

Stiven se frotó la barbilla, pensativo. "¿Cuántas personas hay en ese barco? ¿Un ejército? ¿Una convención de magos? Necesitamos planear."

"Había muchos guardias, quizás unos veinte. Y la tripulación, supongo que unos diez más," explicó Megan. "Pero no sé cuántos están en la parte superior del barco ahora."

"Eso es un número considerable," dijo Stiven, decidido. "Necesitamos un plan para rescatar a Ashley y averiguar qué está pasando con el capitán."

"Sí," agregó Nick, su mirada chispeante. "Pero primero, aseguremos que tú estés a salvo, Megan. No podemos arriesgarnos a que te atrapen de nuevo. Aunque, si te atrapan, prometo que haré mucho ruido para distraer a todos."

Megan se rió, sintiéndose más segura con sus nuevos aliados. "No puedo dejar a Ashley ahí. Ella necesita nuestra ayuda."

Stiven se puso de pie, decidido. "Entonces, lo que tenemos que hacer es reunir información. Si podemos infiltrarnos en el barco, tal vez descubramos qué planean."

"Y tal vez podamos encontrar una forma de liberar a Ashley y a los demás," concluyó Nick, mirando al horizonte. "Pero primero, necesitamos un disfraz. Quizás unas capas, como en las películas."

Megan sintió una mezcla de esperanza y temor. "¿Cómo planean hacerlo?"

"Con ingenio, valentía y, por supuesto, un par de bromas que confundan a los guardias," dijo Nick, guiñando un ojo. "Porque, después de todo, ¿quién puede resistirse a un buen chiste en medio del caos?"

Mientras la luna iluminaba sus rostros, Megan sintió que, aunque el camino por delante era incierto, no estaba sola. Tenía amigos dispuestos a arriesgarse por ella y por Ashley. La noche estaba llena de posibilidades, y el destino del barco volador estaba a punto de cambiar.

Mientras la luna iluminaba el paisaje, Megan, Nick y Stiven comenzaron a trazar un plan. La brisa nocturna traía consigo el murmullo de las hojas, creando una atmósfera de misterio.