Mientras Nick, Stiven y Lucas se adentraban en el parque, disfrutando de la fresca brisa y el bullicio de los niños jugando, de repente se encontraron con un hombre que se asemejaba sorprendentemente al capitán Alexander. Tenía la misma barba oscura y la misma actitud imponente.
"¡Es él!" exclamó Nick, con los ojos muy abiertos. "¿Qué está haciendo aquí?"
Stiven se detuvo en seco, sin poder creer lo que veía. "No puede ser. ¿Capitán Alexander? ¿Qué te pasó?"
El hombre sonrió, pero había un brillo astuto en sus ojos. "No soy el capitán Alexander, aunque muchos me confunden con él."
Sin pensarlo dos veces, Nick avanzó y le lanzó un puñetazo. "¡No te acerques a nosotros! ¡Dinos qué estás tramando!"
El hombre se cubrió el rostro, sorprendido por la reacción. "¡Espera! ¡No soy quien crees que soy!" gritó. "Soy su gemelo, Maximilian. ¡No me golpees más, que no tengo nada que ver con él!"
Stiven se quedó mirando, atónito. "¿Gemelo? ¿De verdad?"
Maximilian se sacudió, tratando de recuperar la compostura. "Sí, soy su hermano gemelo. No tengo intención de hacerles daño. De hecho, puedo ayudarles."
Nick, aún con una expresión de desconfianza, mantuvo su distancia. "¿Ayudarnos? ¿Por qué deberíamos confiar en ti?"
Maximilian sonrió, intentando parecer convincente. "Porque tengo información sobre el gato de peluche que están buscando. Hace unos días, cuando el barco volador aún estaba en el cielo, la mafia que estaba detrás de mí me buscó para que cuidara un gato de peluche muy especial. Me pagaron bien por eso."
"¿Mafia?" preguntó Stiven, frunciendo el ceño. "¿De qué estás hablando?"
"Sí," explicó Maximilian, "estaba involucrado con una mafia de China o Japón, no recuerdo bien. Pero ahora que ustedes arruinaron sus planes, podrían estar en peligro. Deben estar preparados para un ataque."
Nick sintió que su frustración aumentaba. "¿Y dónde está el gato de peluche ahora?"
Maximilian soltó una risa nerviosa. "Ah, eso es una historia divertida. Lo saqué hace unos días y, accidentalmente, se me cayó. Una niña lo recogió y se lo llevó. Ahora no tengo idea de dónde está."
Enfurecido, Nick lo agarró del cuello nuevamente. "¡Diablos! Pensé que yo era tonto, pero tú eres un idiota. ¡Necesitamos ese gato!"
Maximilian, visiblemente asustado, levantó las manos. "¡No me golpees! La niña cree que el gato vive en el pueblo. Si seguimos su rastro, podríamos encontrarlo."
Stiven, sintiendo que había algo genuino en la desesperación de Maximilian, decidió intervenir. "Está bien, ¿dónde vive esta niña?"
"Creo que vive cerca de la plaza," respondió Maximilian, tratando de calmarse. "Siempre la veo jugar en el parque. Es una niña con una trenza y un vestido azul."
Nick soltó un profundo suspiro, sintiéndose frustrado pero decidido. "Entonces, vamos a buscarla. No podemos dejar que ese gato caiga en manos de la mafia."
Con un nuevo sentido de propósito, el grupo se puso en marcha hacia la plaza. La búsqueda del gato de peluche se volvía cada vez más complicada, pero la aventura apenas comenzaba.
Mientras caminaban hacia la plaza, el aire se llenaba de risas y el aroma de flores frescas. Nick, Stiven y Lucas seguían a Maximilian, quien parecía tener una mezcla de nerviosismo y emoción en el rostro.
"¿Entonces, cómo es que acabaste en esa mafia?" preguntó Stiven, intentando entender más sobre el misterioso hombre.
Maximilian se encogió de hombros. "Es una historia larga. Mi hermano y yo siempre hemos estado en caminos separados. Él eligió la vida del capitán, mientras que yo me dejé llevar por la ambición. Al principio, pensé que era emocionante, pero pronto me di cuenta de que eso traía más problemas de los que podía manejar."
Nick, aún escéptico, miró al hombre. "Y ahora estás aquí, suplicando que te creamos. ¿Por qué no simplemente te alejas de todo esto?"
"Porque no puedo," respondió Maximilian, con una mirada seria. "El pasado siempre vuelve a buscarte. Y ahora que la mafia ha perdido un gato de peluche muy valioso, están desesperados por recuperarlo. Eso nos pone a todos en peligro."
Mientras se acercaban a la plaza, comenzaron a notar que el ambiente era más animado. Un grupo de artistas estaba pintando murales en una pared cercana, y una banda de músicos tocaba melodías alegres que llenaban el aire. Era un lugar donde la magia parecía estar presente en cada rincón.
"Es hermoso aquí," comentó Lucas, dejándose llevar por la atmósfera. "¿Siempre es así?"
"Sí," respondió Maximilian, sonriendo por primera vez. "Este pueblo tiene un encanto especial. A veces, incluso puedo olvidar mis problemas al mirar estas pinturas."
A medida que se acercaban al centro de la plaza, Nick notó a una niña pequeña jugando cerca de una fuente. Tenía una trenza brillante y un vestido azul que ondeaba con el viento. "¡Ahí está!" dijo, señalando a la niña.
La pequeña, al verlos, se acercó con una sonrisa radiante. "Hola, ¿quieren jugar?" preguntó, sosteniendo un pequeño gato de peluche negro en sus brazos.
Los ojos de Nick se iluminaron. "¡Ese es el gato! ¿Dónde lo encontraste?"
La niña, emocionada por la atención, levantó el peluche. "Lo encontré en el parque. Es mi amigo, y se llama Nino."
Maximilian se acercó, agachándose a su nivel. "¿Podrías dejarnos ver a Nino un momento? Es muy importante."
La niña dudó, mirando a Maximilian con desconfianza. "Pero es mío. ¿Por qué lo quieren?"
Stiven, recordando las palabras del lord sobre el gato, decidió intervenir. "Escucha, pequeña. Este gato tiene una historia muy especial. Si lo devuelves, podremos asegurarte que estará a salvo y volverá a ti."
La niña miró a los tres chicos, su mirada llena de inocencia. "¿De verdad? ¿Prometen que Nino estará a salvo?"
"Lo prometemos," dijo Nick, sintiendo que la sinceridad de su voz podía transmitir confianza.
La niña sonrió y le entregó el gato a Maximilian. "Está bien, pero quiero que me digan su historia después."