El modelo perfecto del amor

Veintitrés

Giselle.

Los sentimientos pueden crear un ambiente perfecto, hacerte creer que puedes con todo, pero también hay algunos que te arrebatan las esperanzas, te hacen querer refugiarte bajo una manta y no salir, en mi caso yo estoy entre los segundos, pero mi vida no se detiene solo porque así lo quiera.

Si, había descubierto que me gusta Ethan. Vaya, novedad. Debí de prestar atención cuando pasar tiempo con él ya no era lo peor en mi día.

Ahora, la pregunta de Nathan sigue rondando en mi mente y perforando cualquier otro pensamiento.

Estoy a minutos de que pasen por mí, una limusina junto al dueño de mis desgracias, no literalmente.

Luciendo un vestido largo en color lila de seda, la falda con caída libre mientras que en la zona de arriba se aferra a mi piel y el escote en "v" sin ser demasiado pronunciado y sujetándose en mi espalda donde los hilos se pierden formando una trenza hasta mi espalda baja. Con el cabello oscuro lleno de rulos que se alzan en una media coleta lo suficiente alta para dejar la piel de mi cuello expuesta.

Papá baja mis pies cubiertos por unas zapatillas de la mesa con un empujón, se siente a un lado de mí y prende la televisión que cuelga en la pared.

Lo primero que se ve, es el historial de búsquedas. La idea más sensata de Alina no es claramente buscar todo lo relacionado a Gethan y mostrarlo en grande, pero eso fue justamente lo que hizo ayer al verme llegar, ¿mi reacción? Volver al estudio de papá escondiéndome y huyendo de mis sentimientos recién adquiridos solo que no esperaba que se quedara buscando sin tenerme ahí.

Estoy tentada a esconderme debajo de la falda de mi vestido.

Si antes estaba en el segundo grupo, ahora estoy por dos.

Enarca una ceja, continúa bajando donde más titulares siguen apareciendo.

Decide salir de ahí y poner una película cuando los títulos empiezan a ser demasiado agresivos.

Si, antes internet me amaba y ahora, parece que me odia. Aunque solo sean los medios.

—Giselle...

Cierro los ojos, sé lo que se viene. He evitado a toda costa esta conversación, aunque ya estoy grande para rendir cuentas y pedir permisos, vivo en su casa, y él sigue siendo mi padre.

—Papá...

Se gira quedando frente a mí, no fuerzo una sonrisa porque es innegable mi estado.

—¿Quieres contarme lo que pasó?

Al fallecer mamá, papá tuvo que adaptarse a no solo exigir que se le diga la verdad, sino que pedir de buena manera sintiendo que podemos confiar en él, y aunque en el caso de Luke y mío, no fue tan necesario como en Alina y Sebastián al ser los menores, eso no evita que sea su manera de querer estar al pendiente.

—Sinceramente no —respondo. Me acomodo mejor en mi lugar. —Pero sí que me servirían tus consejos.

Extiende sus brazos y asiente.

—Soy todo oídos, cariño.

Empiezo a relatar todo, desde un inicio hasta pasar a contar mis sentimientos en cada situación y que, a pesar de mi mal humor e intentos porque se alejara Ethan mantenía un buen humor la mayoría de veces. Inclusive hago mención de la video llamada con Sebastián y la reunión del día anterior, sin olvidar decir que yo terminé todo.

—¿Por qué lo hiciste? En ese momento.

Separo mis labios lista para justificarme, pero cambio de opinión.

—Creo que ya lo sabía, puedo engañar a mi mente, pero eso jamás dura demasiado —relamo mis labios, sin temor de borrar el labial. —Traté de controlarme y hacer lo mejor pero no fue suficiente porque así lo quise, si lo hubiera querido todo estaría como hasta ese entonces.

》No lo sé, después de eso no me sentí distinta. El golpe fue cuando reaccioné, al principio era furia, estrés, pero luego... me dio cuenta de algo.

—Si no lo dices no significa que sea menos real.

Entiendo a lo que se refiere, sus ojos reflejan esa comprensión digna de un padre que se preocupa por sus hijos, ver un par de arrugas en sus ojos hace que me dé cuenta de una cosa, vivió lo que tenía que vivir junto a mi madre y lo disfruto.

—¿Si en el momento de conocer a mamá también hubieras visto el futuro igual te arriesgaría a amarla?

—Cariño, las cosas eran muy distintas entre ambos, pero sí. Quizás en algunos momentos me arrepentí de muchas cosas, pero estoy seguro de que cada segundo junto a tu madre valió la pena. Amar a tu madre siempre ha sido mi mejor decisión.

Sonrío melancólica, con la tristeza y la alegría mezclándose en mi ser. Él también lo hace.

—¿Y cómo estoy segura de que es una buena idea?

—Jamás lo sabes hasta que pasa el tiempo, te detienes un segundo para mirar atrás y ves que hiciste lo que querías, aunque tuvieras miles de dudas.

Solo que, mis dudas no recaen en algo sin fundamentos.

—A veces eso significa arriesgarse demasiado.

—Como tu padre odio la idea de que te pueda lastimar como la última vez —aclara. —Pero también entiendo que ha hecho mucho por ti y no le debes nada por eso.

—No tiene nada que ver.

—El que le ayudaras, si —carraspea. —Pero déjame terminar. Eso te llevo a tomar una decisión, las consecuencias de esta son obvias: te estás enamorando.

—Solo me gusta —corrijo.

—Eso, pero sabes lo que viene —toma mi mano, dando un apretón. —No eres tonta y mucho menos insegura, toma ese valor que he visto en ti y enfrenta tus sentimientos.

》Si te rompe el corazón, adelante, estaré para ti. Si deciden ser honestos y decir que no fingieron porque no tuvieron la necesidad, también estaré para ti. No eres una niña indefensa. Eres una mujer que sabe lo que quiere, aunque lo niegues. ¿Sabes qué pienso? Que debes dejar tu caparazón en el que te encerraste.

—Él se equivocó —susurro.

—Estoy seguro de que tú también, un día llegaste y prohibiste su entrada, ¿no fue un error también no escuchar? Y no estoy justificando y espero no equivocarme.



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En el texto hay: humor romance juvenil, romance drama

Editado: 20.01.2021

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