El modelo perfecto del amor

Veintisiete

Giselle.

Los siguientes días balanceo mi vida entre el hospital, Thais, los gritos de Héctor por no ir muy seguido, Crista corriendo detrás de mí y Sebastián pasando de un deporte a otro.

Camino a la habitación de Lana, una habitación fría y blanca como la mayoría de las demás en el hospital, la única cosa que la hace distinta es la persona que está dentro... así pasa ¿no? nada te interesa hasta que eso significa algo para ti.

Abro con suavidad la puerta, doy una sonrisa débil a la familia Luna que me invitan a pasar.

—Hola... ¿lista para irnos?

—Cada vez que me hablas así me envejeces diez años.

Me alegra que Lana mantenga su buen humor, el doctor les dio indicaciones estrictas a su familia y por lo que sé, su dieta cambió completamente.

Fue solo un susto pero nadie quiere que pase a mayores, la insuficiencia cardiaca que tiene es delicada y más, con su antecedente familiar, Lana es diabética y para mal, Ethan si no se cuida puede tenerla al ser más propenso.

—¿Qué traes ahí, Giselle?

Alzo mis manos junto al pastel que traigo.

—Es un pastel, Erick —le digo, hace una mueca al verlo pero rápido cambia por una sonrisa.

Vuelvo a ver el pastel, no es que luzca mal pero no es lo que acostumbramos.

—Se ve muy... bueno.

—No le mientas papá — alega Ethan con una sonrisa .

—Es vegano, bueno, eso me dijo la chica. Sin colorantes, azúcares, polvos para hornear o algo así... —le digo, es el pastel más sano que encontré en la ciudad. —Técnicamente, no debería de existir.

—Eso explica porque no luce apetitoso

Estoy apunto de quejarme pero solo sonrío para mostrarle que no puede molestarme y también porque está de mejor humor. Lana le reprocha con la mirada pero finge no verla dejando un beso en su frente.

Apesar de estar distante con él, frente a su familia es como si nada.

—En recepción me dijeron que no tardarían mucho en traer los papeles para firmarlos.

—Extraño mi cama.

—Que bueno, porque pasarás un tiempo en ella —le hace saber Ethan.

El señor Luna comparte una mirada conmigo y luego al pastel, niega riéndose en silencio y es cuando me puedo relajar un poco.

No es el mejor pastel pero al menos lo puede comer.

Una hora después, ya estamos en su casa donde Frida y Esther los reciben con una sonrisa, la menor sólo finge para mí.

Caminamos hasta la habitación principal donde me quedo un rato platicando con Lana hasta que la alarma me recuerda que debo ir por mi hermano menor, me despido y cierro la puerta tras de mí, al dar la vuelta Esther me espera afuera con una sonrisa digna de un Óscar.

No termino de entenderla, en serio, no encuentro mucho que pueda justificarse por mas que busco.

—Hola Esther, me dijeron que estarás un tiempo por aquí.

—Lo estaré —responde despejando su espalda de la pared. —Más porque he conocido a una persona que me agrada mucho, quizás la conoces ¿cómo es su nombre...?

No me trago ni un segundo que no recuerde lo que quiere decir, aún así empiezo a caminar y bajó las escaleras con ella pisandome los talones mientras intenta "recordar".

—¡Ya me acordé!

Si, justo se acuerda cuando Ethan sale de la cocina junto a Frida. ¿Coincidencia? Probablemente pero sabe que es una oportunidad y no la dejará pasar.

—¿De qué te acordaste? —interfiere su madre, curiosa y con un vaso de agua junto las pastillas de Lana.

—De Trish Rulls, la chica de tu departamento ¿no? —pregunta, esta vez dirigiéndose a su primo.

Esther sabe ver mis inseguridades, sabe donde puede quebrarme y lo hace, quizás porque cree que no soy buena para su familia o quizás esta soy yo intentando como encontrarle un sentido a todo esto.

Respiro hondo desde mi lugar, no me basta más que darles un vistazo para saber que su mamá se siente avergonzada, y que Ethan está en blanco, sin demostrar nada.

Termino de bajar las escaleras con prisa, tomo mi bolsa y salgo de ahí. Me siento humillada y usada, también como la persona más crédula.

¡Soy tan ilusa! ¿Cómo creí que esto funcionaría cuando una parte de mi aún lo repele? No hablo de algo físico, es más que eso, me refiero a que mi cerebro no lo considera correcto pero mi corazón late un poco más rápido cuando estoy con él.

Desactivo los seguros del coche y me subo, recargo mi frente sobre el volante y respiro hondo antes de hacer algo.

"—¿Giselle?

—¿Ethan? —balbuceo un poco aún sorprendida de que nos sea él o Wes el que contesta. —¿Trish?

—Si, soy yo. Ethan se está bañando, ¿quieres que le diga algo?

Que puede olvidar nuestro trato y todo lo que... lo que estoy sintiendo.

—No... solo... — trato de encontrar mi voz pero flaqueo —, solo que su mamá.... esta mejor, que se apresure.

—Claro, yo le digo...

—¿Trish? ¿Puedes pasarme mi ropa?

Cierro los ojos, por favor que esto no esté pasando.

¿Qué estás haciendo Ethan?

Se escucha vagamente que alguien toca la puerta, luego la voz de Esther pidiendo entrar.

Y sin embargo, eso lejos de tranquilizarme me deja peor.

—Tengo que irme Giselle, gracias por llamar.

Gracias por contestar, quiero decir pero mi garganta se seca que para cuando puedo hablar, ella ya colgó.

Con el sonido de un pitido aún en mi oreja lo separo de mi, sujeto el celular en mi pecho y respiro profundo. Parpadeo alejando mis lágrimas y fuerzo una sonrisa cuando veo que Erick se acerca feliz y estoy segura de que se debe a que acaba de ver a su esposa no de su hijo que parece estar pasandosela en grande.

Duele pero no puedo decidir si duele mas por lo que nos rodea o si es porque solo estoy pensando en que asi se siente como si estuviera fragmentando lo que poco que teniamos.



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En el texto hay: humor romance juvenil, romance drama

Editado: 20.01.2021

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