La sala del hospital estaba tranquila esa noche, usualmente era un constante bullicio de murmullos de dolor esperanza y muerte, el viejo reloj color marfil empotrado en la pared marcaba las 11:45 pm.
Los padres de Lucia esperaban ansiosos saliera el medico a darles información de su hija, doña Martha Laura no dejaba de llorar en silencio, estaba echa un ovillo al lado de su esposo que la arropaba en un abrazo protector, deslizo suavemente su mano en el rostro de ella para secarle las lágrimas con un pañuelo que tenía bordadas las iniciales de ambos.
—Tranquila mujer todo va a salir bien. —Le dijo en voz baja y acariciadora—.
— ¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Solamente lo sé, sé que nuestra hija estará bien, que esto que le sucedió no es gran cosa y aun y que lo fuera las cosas sucederán como dios manda, pero los mandatos de dios son tan misteriosos y siempre tienen un mensaje de vida tras cada situación que se nos plantea, que aun y si el decidiera llamar a nuestra hija a su lado tendríamos que aceptarlo y ver la lección que hay en eso.
Doña Martha Laura se soltó del abrazo y miro a su esposo con un gesto de incredulidad provocado por las palabras que le decía.
— ¿Cómo puedes ser tan bruto para decir eso?
—Es la verdad amor, y no te ofendas por lo que te digo, corazón tienes casi dos horas llorando, luces en tan poco tiempo tan avejentada y aún no sabemos que tiene nuestra chica y te voy a decir algo, personas nerviosas y en estado histérico en momentos de crisis no sirven para nada solo estorban, imagina que te pasan a verla en este instante, si te ve así se va a asustar pensando que tiene algo grave amor, mejor relájate y deja fluir las cosas.
Ella lo volvió a mirar, sabía que tenía la razón y volvió a acurrucarse en el que cálidamente la abrazo, ya no quería alegar sobre el tema ya en otra ocasión lo discutirían más a fondo, en ese momento paso una enfermera que en su cofia tenía un listón verde, llevaba en sus manos dos coca colas y un chocolate los miro y amablemente les sonrió.
Quince minutos después se abrió la puerta del consultorio de emergencia y salió la misma enfermera con una enorme sonrisa diciendo algo ininteligible hacia el galeno que estaba dentro del dispensario.
— A quien llamo doctor? Ok, Familiares de Lucia Castillo, familiares de Lucia…
—Acá, ya vamos señorita. —Dijo don Roberto levantando la mano y sujetando a su esposa de la mano con un fuerte y nervioso apretón.
Se encaminaron ambos tomados de la mano con una impaciencia que se manifestaba en sus rasgos, Don Roberto a pesar de la seguridad con que le hablaba a su mujer tenía miedo, pero debía mostrarse fuerte y al ser el bastión de la familia tenía que transmitir firmeza y seguridad a su hija y su mujer ese era el papel del hombre y desde muy chico lo entendió, mas sin embargo los miedos que albergaban en su interior y que les carcomía el alma generando en ellos fatales y desastrosos desenlaces que todos invariablemente terminaban con la vida de su hija desaparecieron al ser recibidos con una bondadosa sonrisa de parte del médico.
—Buenas noches por favor tomen asiento. —les espeto el médico.
— ¿Cómo esta ella doctor? — Se apresuró a preguntar doña Martha Laura.
—Tranquilos señores su hija está bien, le aplicamos un calmante ligero, mire ella está muy delgada quizá no ha comido bien y el desmayo le vino por eso, sin embargo cuando despertó y me entreviste con ella me refirió mareo, dificultad para respirar, miedo, coraje y tuvo una crisis de llanto, ¿estudia ella?
—Si doctor está en el primer año de derecho. —Dijo orgulloso Don Roberto.
— ¿Es sociable tiene amistades, sale frecuentemente a divertirse?
—Si es una niña muy sociable tiene muy buenas amistades.
—Bueno les pregunto esto porque en esta edad se presentan problemas como la bulimia, la anorexia, la depresión por bullying que ejercen compañeros de clase etcétera y estos problemas sino se atienden a tiempo se vuelven más delicados, miren se va a tomar estas píldoras cada 8 horas después de comer, van a pasar con su médico familiar aquí le pongo una recomendación para que en medicina familiar la remitan a terapia conductiva, no se asusten es a psicología hay ocasiones que los hijos no comentan todo con los padres y hay cosas que tienen que sacar, bueno por mi parte es todo, señorita— le hablo a la enfermera que presurosa y sonriente se presentó ante él, —podría revisar por favor si a la señorita Castillo ya se le termino de aplicar el suero para darle la salida .
—Claro que si doctor en un instante le aviso.
Doña Laura presurosa la siguió y le espeto— voy con usted.
Don Roberto no pudo evitar ver por detrás las bien formadas líneas de la enfermera mientras nerviosamente acomodaba su cano cabello.
— ¿Esta muy buena verdad? Dijo el médico.
—Sí, sí, está muy bien. —dijo Don Roberto sonrojándose.
—La verdad es que tiene el cuerpo como la Diana cazadora, tiene un trasero tan angelical que solo le faltan alas. —y el medico soltó sonora carcajada a la que se unió Don Roberto.
—Pero sabe una cosa mi estimado… ¿Cómo se llama?
—Roberto Castillo. —contesto.
—Mire mi estimado Roberto a esta edad solo podemos ver mas no involucrarnos.
— ¿Y eso porque doctor?
—Porque una de dos o nos da un infarto o como los gallos viejos solo nos subimos para que nos paseen. —Ambos soltaron sonora carcajada— en ese momento entro la enfermera.
Editado: 02.05.2020