Año 250 (D.G.S. II)
Etrenur, el planeta poderoso.
Buscado por muchos, hallado por pocos, allá por el año 200 de esta misma era, fue encontrado por el aventurero Giles Purser, un guerrero de la raza Icrain quien se encargó de inmortalizar el camino a Etrenur en un mapa hecho por él mismo, sin embargo, se dice que lo hechizó para que, si algún día Giles se perdía en las épocas, su mapa fuera cambiando de forma, haciendo difícil reconocerlo, pues se cree también que Giles era perseguido por criaturas que vivían en Etrenur y que querían evitar la difusión de su paradero a los humanos y otras razas, ya que el poder podía corromperlos.
Hoy en día nadie sabe dónde se encuentra Giles, y como consecuencia de su desaparición, el mapa es ahora irreconocible. Sin embargo, tarde o temprano alguien lo encontrará y reclamará el poder que Etrenur le otorga.
Podrías tenerlo cerca de ti y jamás saberlo.
—¿Es todo? —preguntó una de las niñas recostadas en la cama, luego de la larga pausa que hizo su madre al terminar de hablar.
—Es todo lo que recuerdo de esa historia, y se las he contado todas las noches —dijo la mujer con una sonrisa cansada.
—Creí que esta vez sería diferente, que habría algo más —repuso cruzándose de brazos.
—Quizás mañana lo haya, Unity —intervino la segunda niña a lado de Unity, quien miraba a su madre y hermana con ojos somnolientos —, ya es hora de dormir.
—No —se quejó Unity —, me quedaré con dudas una vez más.
La señora se levantó de su asiento y acobijó a sus dos hijas. Unity se quedó mirando las estrellas hechas de cartón y que con ayuda de su hermana había pegado con el techo.
—Luego resolveremos esas dudas —dijo—, ahora es momento de que descansen. Buenas noches Unity, Yriv.
Dejó a ambas niñas en su cama y salió cerrando la puerta despacio, Yriv ya tenía los ojos cerrados, pero Unity aún estaba inquieta. Ciertamente su madre les contaba la misma historia todas las noches, porque Unity se lo pedía, no sabía cómo la conocía tan bien, pero había algo en ella que le llamaba la atención. Además, escuchar acerca de Giles le daba cierta curiosidad.
—Oye, Yriv.
Yriv hizo un gruñido con la garganta a modo de respuesta.
—¿Crees que el cuento de mamá sea cierto?
—Lo acabas de decir, Unity, es un cuento de mamá, dudo mucho que sea verdad.
—Pero si lo fuera, ¿crees que algún día podamos encontrar Etrenur?
—No.
—Qué respuesta tan seca. Al menos podrías decir un "tal vez".
Yriv no respondió, al contrario, se dio la vuelta dándole la espalda a su hermana. Aunque Unity no se vio afectada por su evidente poco interés.
—Quizás algún día lo encuentre.
La hermana abrió un ojo al escuchar a Unity, luego lanzó un suspiro.
—¿Eso crees?
—Claro, tú y yo nos iremos de aventura en busca del mapa y del planeta.
—Está bien, siempre y cuando no terminemos separándonos o dejando a mamá.
Unity sonrió cerrando los ojos.
—De ninguna manera pasará eso.
Sin embargo, cuando ambas niñas ya estaban dormidas y eran muy altas horas de la noche, la mujer entró nuevamente y de manera apresurada las despertó asustada, Unity escuchó gritos y ruido afuera, por la ventana entraba una intensa luz amarilla que la cegaba al verla. Ni siquiera les dio tiempo de cambiarse o ponerse los zapatos, las sacó de la cama y de la habitación sin responder sus preguntas.
Salieron por la puerta, escabulléndose para no ser vistas por las personas que estaban atacando al pueblo. Iban encapuchadas con un símbolo dibujado en la espalda, llevaban armas y asesinaban a cualquiera que osara defenderse; la señora las llevó entre la oscuridad alejándose del peligro, ninguna de las niñas hizo preguntas, y guardaron sus sollozos para más tarde aunque estaban muertas de miedo. Su madre las tranquilizó mientras seguía avanzando, pronto vieron una nave oculta entre los árboles lista para despegar. La señora se detuvo.
—Niñas, deben hacer caso a lo que les digo.
—¿Mamá? —preguntó Yriv.
—Deben subir a esa nave, las llevará a un lugar seguro.
—¿Qué pasará contigo? —Unity estaba llorando.
—Las alcanzaré desp...
No completó la frase, todo pasó demasiado rápido, alguien le había disparado en un costado y ella se derrumbó. Yriv gritó siendo alejada de Unity, quería ir hacia ella, salvarla, pero alguien la detuvo. No supo si era uno de los malos o del bando correcto, solo supo que estaba siendo llevada hacia la nave en contra de su voluntad. Gritó el nombre de su hermana como un llamado al que ella no asistiría, escuchaba a Yriv gritándole también.
La imagen de su madre en el suelo y la imagen de Yriv siendo separada de ella, la perseguirían por siempre. Aquello quedó grabado en su memoria cuando las puertas de la nave se cerraron.