El Mundo de Etrenur

3: Todo trae consecuencias.

El impacto los había empujado hasta dejarlos varados y flotando en el espacio, tuvieron suerte de haber estado lo suficientemente lejos cuando el planeta explotó, aunque la nave había sufridos daños, los protegió. Los cristales estaban astillados, no soportarían un ataque simple, Unity tenía que cambiarlos pronto. Slander se levantó del suelo de la nave, se había desmayado al sentir el impulso de un planeta estallar. Estaba cubierto de botellas, y ahora él también olía a alcohol.

Al incorporarse se encontró con Unity de cuclillas amenazándolo con una botella.

—¿Quién eres? ¿Por qué me liberaste? Gracias por hacerlo, ¿de dónde vienes? ¿Qué quieres de mí? ¿Y qué acaba de pasar allá? —preguntó ella. Slander apenas pudo poner atención en la última pregunta.

—Eso no parece ser muy amenazante —dijo moviendo la botella con un dedo—, ¿dónde estamos?

—Primero responde mis preguntas —insistió.

—Como te dije antes, soy Slander Gallaway, príncipe del planeta Ceres.

—¿Ceres? —repitió—, ¿eres un Celestial? ¿Y el príncipe?

Slander asintió incorporándose. Unity soltó una gran y falsa carcajada.

—No me vengas con tonterías, tú no puedes ser un Celestial.

—¿Y por qué no? —preguntó él.

—Los Celestiales son gente hermosa, y tú no eres hermoso.

El joven suspiró sentándose en uno se los asientos tratando de repasar lo que había sucedido y la razón por la que tenía que aguantarla. Unity en cambio, no soltó la botella, sino que se puso a observar el contenido de esta como si se tratara de un tesoro.

—Pero eso no responde todas mis preguntas —continuó ella—, solo una de cinco.

—Te liberé porque te necesito.

Unity hizo una expresión de desagrado y negó con la cabeza.

—No, no estoy para una relación.

—¡No de esa forma! —repuso Slander—. Vaya loca... Te necesito porque mi madre, la Reina Ceres, del planeta Ceres, quiere que...

—¿Tu madre tiene el mismo nombre que tu planeta? —interrumpió Unity imaginando el planeta y a la reina. Tal vez se parecían. ¿Eso significaba que la reina Ceres era enorme? ¿O que el planeta era del tamaño de una persona? ¿O eran lo mismo? ¿Un planeta podía parir hijos?

—Señorita Unity por favor. Esto es por Davina Rogue.

Davina Rogue, la misma mujer que había destruido el planeta Palion con solo su nave. La pirata espacial que había acabado con miles de razas. El mayor temor de la galaxia. Unity tenía un pasado con ella, pero no lo recordaba del todo, claramente era algo que demostraba que no se llevaban bien, era obvio que Davina eliminaría a todo el que intentara superarla, y Unity se había convertido en uno de ellos. Unity Eyheralde era una de los ladrones más buscados de la galaxia, tenía cientos de enemigos, y aunque hacía de todo por evitar cruzarse con Davina, siempre terminaban coincidiendo en un punto.

—Fui enviado personalmente a buscarte —explicó él—, supe que ibas a estar en Palion, así que fui. Davina está creando un imperio, acabando con planetas poderosos y reyes en busca del mapa hacia Etrenur. Muchos ya se han levantado a buscar sin mucho éxito, pero son pocos los que han logrado un avance, los peligros son demasiado y por eso mi madre cree que tú...

—No me interesa.

—¿Qué? —levantó la mirada lentamente hacia ella.

—Dije que no me interesa. No voy a ir contigo a ningún lado, no voy a ayudarte. Te salvé, pero no te confundas, fue como agradecimiento por liberarme.

—Unity, si tan solo escucharas lo que quiero decirte.

—No, no digas nada, ahórrate tus palabras. Además Etrenur no existe, es solo un cuento para niños.

—Mi gente está en peligro —dijo—, ¿crees que fue mi idea venir? Si por mí fuera habría dejado que murieras en ese planeta como todos los demás.

Unity no respondió, no le hizo falta para saber que Slander se había arrepentido de haber dicho eso. Su expresión lo decía todo, se había equivocado. Por su mente cruzó la terrible idea de lo que había sido de los niños, sin sus padres, viendo que no tenían salida ni escapatoria de la muerte.

—Dejas que muchos planetas sean destruidos para salvar el tuyo, para salvarte —dijo con voz severa—, ¿cuál es la diferencia entre tú y Davina?

No le permitió contestarle, aunque Slander ya no tenía palabras. Unity regresó a la cabina de controles para dirigir su Milenier al destino más cercano para repararla. El príncipe permaneció en los asientos derrotado, la única misión que le habían dado la había arruinado. Si los demás lo supieran tal vez su madre no mostraría decepción aunque por dentro la hubiera, sin embargo sus súbditos se darían cuenta de que su futuro rey no era capaz de dirigir su planeta pues ni siquiera había podido con una chica ebria.

Pero esa chica ebria tenía razón, hasta ahora no había pensado sobre qué era lo que quería hacer. Su misión era recogerla y llevarla, pero nunca vio a sus soldados ir a proteger los mundos y ayudar a otros reyes. ¿Qué estaba pasando?

Observó a Unity preparar su nave para dar el salto. No se atrevía a hablarle, pues ya no sabía qué decirle.

~~~

—¿A dónde iremos? —preguntó Slander después de un gran rato sin hablar, estaba cansado de solo ver a Unity conducir.

—Lejos —respondió ella.

—Puedes decirme, de cualquier forma no tengo manera de escapar.

—Iremos al planeta Craxonides.

—¿El planeta Craxonides? —repitió acercándose al asiento del piloto donde Unity estaba y apoyándose en el respaldo.

—Sí. Iremos a reparar mi nave, recargar gasolina y bebida, tal vez algo de comida también, ¿tienes dinero?

Slander asintió.

—Lo necesitaremos —continuó Unity—, y no te apoyes ahí. Tardé mucho en limpiarlo.

Slander puso los ojos en blanco y se fue a su lugar. Unity lo miró de reojo dando el último trago a su bebida, para luego arrojar la botella a un lado, tenía que pensar qué hacer con él pues solo iba a ser un estorbo. Tampoco estaba en sus planes llevarlo hasta la puerta de su palacio. Podía abandonarlo en algún lugar, pero después de lo ocurrido en el lugar anterior, tuvo que pensárselo dos veces.




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