NARRA ABIGHAIL
Desperté gracias al incesante pitido del despertador, aun con los ojos cerrados empecé a palmear todo a mi alrededor buscándolo torpemente, hasta que finalmente lo encontré. Eran las 7.
Estaba agotada, física y mentalmente. Ayer, cuando finalmente logré subir a mi habitación, sola, me arrojé a la cama y estuve hasta altas horas despierta, solo pensando en todo lo que había pasado en tan solo un día. Ni siquiera bajé a comer o cenar. Solo estuve ahí, mirando a la nada, culpándome como siempre y pensando en que momento mi vida se había desmoronado a este punto, en que momento me había convertido en esta persona tímida e insegura, en que momento me había rendido.
No tenía ganas de levantarme, así que, me acomodé para seguir durmiendo pero unos toques en mi puerta se hicieron escuchar de pronto.
-¡No estoy!- grité en un tono apenas audible. Los toques volvieron a hacerse escuchar de manera más insistente.- ¡Estoy de viaje, deje su mensaje después del tono!
Cubrí mi cabeza con una almohada.
La puerta se abrió de pronto.
-Abighail, levántate.-escuché la voz de Matt.
-¿No conoces la privacidad?-solté.
-No, no la conozco. Y te quiero abajo en 20 minutos.- sentí como apartó las sabanas de mi cuerpo y me quitaba la almohada de las manos. Escuché sus pasos alejarse.
-¡Púdrete!
-¡10 minutos!- fue su respuesta y rodé los ojos. ¿Qué carajos le pasaba?
[…]
Bajé las escaleras lentamente, al parecer ya estaba teniendo mejor coordinación.
-Abighail- escuche en cuanto pise el último escalón. Matthew tomo mi mano y me guió unos pasos más adelante.- Dado que te niegas a recibir mi ayuda he decido contratar un enfermero, bueno, es el mismo que te cuidaba en la clínica. Theo.
-Hola, Abby.
-Hola.-sonreí forzadamente.-Matt, no quiero un enfermero, no lo necesito, además, ni siquiera me lo consultaste, solo…
-No te estoy pidiendo permiso o tu opinión. No tengo tiempo para tus rabietas de niña de 5 años y me niego a dejar que te sigas lamentando por todo en cada rincón de la casa o encerrada todo el día en tu cuarto. Recibirás un tratamiento y lo seguirás al pie de la letra.
-Matthew, no…
-Se acabó la conversación. Dejaron esto en la entrada para ti, Theo, encárgate. Me voy, tengo clases.
Ni siquiera pude emitir sonido cuando ya se había marchado.
-Esto es increíble…-dije por lo bajo completamente atónita.
-Es una tarjeta, dice: “cuidado, princesita, podrías sorprenderte pronto”- leyó Theo y mi ceño se frunció.- ¿Admirador secreto? Es muy original.
Soltó con ironía y no pude evitar reír un poco.
[…]
Estuvimos un rato dando un recorrido por la casa hasta que finalmente llegamos a la biblioteca..
-Y por último, creo que esta es la biblioteca. Gracias, Cecilia.- me dirigí a la empleada que me había ayudado a guiar a Theo.
-Con permiso, señorita.
-¡Vaya! Esto es muy… tiene un aire muy… de mafia.-bromeó y mi garganta se secó al instante.
-si…-intenté sonreír pero me salió más parecido a una mueca.
-Oye, ¿Qué es esto?-pregunté de pronto.-Sheria Za Kovalev, ¿Qué significa?
Sonreí.
-¡Ah!- recordé el gran cuadro justo en el centro de la habitación enmarcado y sobre un podio de madera con algunas incrustaciones en oro.- significa Reglas de los Kovalev. Es una pequeña broma familiar.-escondí mis manos en los bolsillos de mis jeans y me encogí de hombros.- según mi padre todas esas deben ser, bueno, son características de un Kovalev. Es un escrito Suajili, un regalo a mi tátara abuelo o algo así. Dice: un Kovalev siempre es valiente, un Kovalev jamás debe rendirse, un Kovalev es decido y fuerte, un Kovalev siempre lucha, un Kovalev siempre es impecable, un Kovalev siempre es un triunfador y un gran líder siempre lleva sangre Kovalev.
Lo escuché reír un poco.
-Algo narcisista, ¿no crees?
-Solo es historia. Bueno, ¿empezamos?
-Claro.
NARRA ALESSANDRO (ALEJANDRO):
Me encontraba terminando de analizar los papeles frente a mí cuando mi teléfono empezó a vibrar de manera insistente sobre el escritorio.
El nombre de Mamá se reflejaba en la pantalla pero ella no solía llamarme a menos que fuera una emergencia y al parecer lo era puesto que ya llevaba 6 llamadas.
Llamada entrante:
-¿Si?- hablé una vez que descolgué la llamada. Mientras aún ordenaba los papeles.
-Cariño, necesito que vengas al hospital, ahora mismo.- habló rapidamente.- solo me llamaron, no sé como está, estoy muy preocupada, no…
-Espera mama, no te entiendo, ¿Quién está en el hospital?-pregunté preocupado.
Respiró profundo y escuché ruidos extraños.
-Tu hermano. Pasó algo durante las prácticas y lo llevaron a emergencias.
Esta vez fue la voz de Martin, mi padre, resonando del otro lado al parecer le había quitado el teléfono a mamá. Anoté el nombre del lugar.
-Bien, estaré allá.- dicho esto di por terminada la llamada.
Fin de la llamada.
Tomé mis cosas e iba de salida cuando otra llamada se hizo presente.
Llamada entrante:
-¿Qué quieres Parker?- hablé fastidiado.
-¿Por qué no contestas mis llamadas? - preguntó. Incluso su voz me irritaba en estos momentos.
-Te dije que yo te llamaba. ¿Entiendes eso? Necesito tiempo.- dije mientras mi guardaespaldas abría la puerta del coche y me adentraba en él.
-Pues no tengo tiempo.
-Entonces fabricalo.Soy tu maldito jefe y este asunto es mío, así que si no quieres que juegue al póker con tu jodida cabeza, te callas y te limitas a decir: sí, señor. ¿Entendiste idiota?
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Editado: 19.07.2020