— ¡es suficiente! —grito Lavina interponiéndose en la escena, Yana que magullada en el suelo no podía interpretar lo que estaba pasando, la morena le tendió la mano y se puso de pie con las ultimas fuerzas que le quedaban. Lavina sabía muy bien que algo así podía pasar y por esa misma razón había estado espiando el entrenamiento sin interrumpir, pero no había sido ella la que se antepuso ante la chica y el furioso caballero, sino un personaje que tenia demasiado tiempo que no veía.
Asher no estaba para nada sorprendido de ver a su hermano hincado frente a Yana, pues su especialidad era el rescate de las damiselas en peligro, lo que si lo desconcertaba era como había parecido de la nada ¿y es que para qué? Ya había desertado y no tenía sentido recibir el castigo por volver. soltó una bocanada de aire, desintegro sus espada y se marcho huyendo del drama innecesario que se estaba armando.
—no estoy segura si agradecerles a los dioses que este aquí, o mandarte al calabozo—expreso Lavina examinando al soldado que se había levantado y que con coquetería sonreía como si nada— ¿Qué haces aquí?
— ¿Qué más? Vengo al trabajo—respondió con una actitud descuida que Lavina no dudo en ignorar, pues Alister no era su prioridad y tal vez nunca lo seria. Inspecciono a Yana que penosamente podía sostenerse, se acercó a ella con la intención de llevarla a sus aposentos, pero Alister se adelanto y la cargo en sus brazos y camino frente a ella tomando la delantera como si conociera los planes que tenia para la chica—vamos princesa, hay que pasarle energía mágica cuanto antes.
—cierra la boca Alister, es su majestad— lo corrigió chocando su brazo cuando lo rebaso.
Los problemas con el recipiente de la oscuridad ya habían sucedido tan frecuentes que Lavina ya había establecido un protocolo para estos casos, las vasallas del palacio que los avistaron desde lo alto de la superficie pusieron agua a hervir y abrieron las puertas para que pasaran con Yana en brazos, buscado los vendajes e indumentaria necesaria para la tarea ¿llamamos al médico? Pregunto rápidamente la primera sirvienta que recibió con una reverencia al hombre y la reina, esta última negó con la cabeza y siguió su camino hasta la habitación de la chica donde el recién llegado tendió a la princesa en la cama y producido de inmediato a desvestirla para revisar cualquier herida superficial e interna.
Lavina apretó la mandíbula ente la situación, no era tan grave como para necesita run médico, pero ciertamente necesaria primeros auxilios y descansa, maldijo a Asher en su mente, no pensó que llegaría tan lejos y por supuesto no creyó que Yaya dejaría que las cosas fueran tan extremas ¿Por qué sus poderes no se manifestaron? ¿Por qué no reacciono? Vigilo por igual el entrenamiento de Sarai y aunque el capitán no fue tan estricto con esta como con la otra, Sasa había podido cumplir exitosamente con las expectativas de la tarea… ¿entonces por que no Yana?
Alister se inclino sobre el cuerpo lastimado de la princesa y acerco a sus labios rotos pasándole así parte de su propia energía mágica para que esta pudiera cosecharla y reposar en paz. Una de las chicas presentes durante el proceso se aproximó recitante hasta Alister con una bandeja cargada con un cuenco de agua hirviendo vendajes curas y ungüentos que el con tranquilidad puso en su regazo, le sonrió a la muchacha y presto atención al cuerpo moreno que tenia de frente.
Estaba hecha picadillo, pero sus cortes no eran profundos ni alarmantes detrás de la sangre que le había removido con un trapo y el agua hirviendo. Asher había sido cuidadoso de no darle un golpe que la perjudicara lo suficiente como para ponerle en peligro, lo único alarmante eran las llagas a cada lado de la cintura donde había llevado el meriñaque, sus manos quemadas por sostener la lanza con fuerza y sus pies que habían estado descansos aguantando todo el estrés del entregamiento.
—ahora pueden lavarle y dejarla descansar, mañana vendré por ella—las cuatro chicas que cuidaban de Yana asintieron y el paro de la cama centrando su mirada en Lavina que seguramente querría una explicación de su paradero.
La lluvia seguía tormentosa, los rayos caían alarmantes y ella antes de salir había ordenado que no se hablara de lo ocurrido y que si cualquiera preguntaba había sido lesiones propias de su entrenamiento. El sonido que hacia sus tacones resonaba con furia a cada paso que daba con dirección a su capitán que sin duda merecía un castigo por lo ocurrido. Sintió sus uñas en las palmas y mas que correr levito a gran velocidad con el cabello ondeando y las marcas de su magia en su pura forma.
— ¡confié en que te contendrías! ¿Qué fue todo eso?
—un examen—dijo un sombrío Asher—el cual reprobó.
—capitán, esta no es un soldado del castillo cualquiera, estamos hablando de la futura reina, tu gobernante, no te equivoques—le reclamo furiosa.
—la que se está equivocando eres tú, esa niña malcriada y perezosa es quien se enfrentara a las bestias y te aseguro que no esta ni cerca de lograrlo—contrataco con la mirada fiera puesta en Lavina.
—ok, ok, vamos a calmarnos—interrumpió Alister—todo está bien y nada grave a pasado.
— y tu ¿de done has salido? —Asher el hablo con una mueca de desagrado.
— ¿no estas feliz? La sangre y el servicio me han llamado—respondió intentando sonar poético, a lo que Lavina lo fulmino con la mirada—vamos no deben culparme ¿Cómo iba a saber que las famosas princesas regresarían ahora? Y no es como si no necesitaran mi ayuda.
Lavina se relajó, seguiría enojada por el abandono, pero la ayuda extra no estaba de más, y ahora que tenia el tiempo sobre ella no le quedaba de otra que aceptar su regreso sin chistar. Agito su cabello y dejo a los dos hombres a solas, siguió su camino a su palacio y una vez allí directo a sus cama. No necesitaba de Grace para saber que pronto llegaría a la cúspide de sus poderes mágicos y el estrés que toda la idea de cargar con la totalidad de ellos la ponía en un estado demasiado sentible.
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Editado: 11.05.2021