Esta barca se hunde,
ya no resiste más.
Con cada golpe que recibe
se acerca más
a la profundidad
del infinito mar.
Busqué una balsa
en medio de la tormenta,
pero nada servía
como soporte,
nada aguantaba
tanto tiempo,
nada podía
soportar mi peso.
Congelaba el agua,
reflejando la luna.
ondeaba sus olas,
en busca de ayuda.
Mis pies chocaron
contra la arena.
Desperté en una isla
sin saber quién era.
Me sentía desorientada,
sin saber a dónde ir o con quién estar.
No entendía que sucedía,
¿Debía quedarme o debía escapar?
Pasé unos días varada
en el medio de la nada.
Pensaba y pensaba,
pero de nada hablaba.
Pasó un mes y medio
y ya me siento en casa,
porque encontré un hogar
donde no había esperanzas.
Pasaron las semanas
mientras hacía amigos,
algunos por un rato,
otros por un siglo.
Buscaba alimento
en medio del desierto
mas nada podía saciar
el hambre que tenía por dentro.
Ésta familia fue creciendo,
ya no me sentía como en el océano.
Ríos de agua viva iban surgiendo
y comprendí que la tormenta
no era nada más ni menos
que el comienzo del fin de esos tiempos.