Pasé por varios lugares
donde habían muchos niños
sin calzados y sin abrigos
en medio de éste frío.
Soñé aquella noche
con una mujer muy humilde.
Ella lavaba una campera mía
que a mí ya me quedaba chica.
Y sin necesidad de palabras lo pude notar,
lo suplicaba con su mirada
y mi corazón se hablandaba.
Le regalé la campera que,
aún así, no era para ella.
Su rostro cambió y me dijo
"gracias, se la daré a mi nieta".
Siempre la realidad fue esa.
Hay mucha gente sufriendo
a causa del tiempo feo,
buscando algún lugar
donde pasar la noche
en medio de la tempestad.
¿Acaso no te duele la cabeza
al saber que hay gente sin un techo
sobre sus cabezas cuando llueve
o cuando el frío congela sus cuerpos?
¿Cómo no se te parte el alma
saber que a ellos les faltan sábanas,
almohadas, o peor, un colchón o una cama?
¿Cómo no te duele el corazón
verlos a todos ellos sin atención,
descuidados y olvidados por el mundo,
desvestidos, malholientes, desnutridos?
¿Cómo no se te llena la mente
de todas esas personas indigentes
que sufren en la espera de algo mejor,
aún sabiendo que nunca llegará?
¡Por favor, no seas tan necio,
no mires hacia otro lado!
Te vas a arrepentir el resto de tu vida
por no haberles ayudado;
con una prenda que abrigue,
una estufa que caliente,
una comida que llene,
o un hogar que consuele.
Con tan poco, se suma un montón.
Tu granito de arena puede transformarse
en esperanza y bendición para otra vida,
y así vas a darte cuenta de que vale la pena
el esfuerzo que hacés, el amor que dás.
Al ver las sonrisas en su rostro y en el de Papá.
No te guardés nada,
aportá lo que puedas
que todo sirve,
todo alcanza,
no te quedes afuera.
Te matará la conciencia
el día que recuerdes
lo que pudiste haber dado
y cuánto te negaste.
No guardes ni acumules
que de nada te servirá en la vida.
Hasta con solo un abrazo
podes salvar a un alma perdida.
Un puñado de arroz,
un paquete de fideos,
o un par de remedios
para los enfermos.
¡Hace de tu vida algo bueno!
Mirá que no es desperdiciar tu tiempo.
Porque cuando te des cuenta
de todo lo que haz hecho,
si no ayudaste a nadie,
solo habrás perdido el tiempo.
¡Date cuenta!
¡Abrí los ojos!
Ellos sufren de frío,
ellos sufren de hambre,
pero de lo que más sufren
es de la soledad que sienten
cuando ya no hay nadie.
Cuando ni una persona se preocupa
por su bienestar, ni por su futuro,
y eligen morir o deciden matar.
¡Salva una vida!
¡Sé de utilidad!
Porque estoy segura de que,
si estuvieras en sus zapatos,
no te cabría duda de que
uno de los propósitos de tu vida
está en ser de ayuda para los demás.
¡Sé alguien en la vida,
no quieras atención!
Lo único que lograrás
será pudrir tu corazón.
Te aseguro que al final del día
no habrá otra satisfacción
que la de haber sacado
de la oscuridad
a un alma en pena
para transformarla en luz
y llevarle salvación.