Con la ayuda de Jesús logré yo salir.
Y así entendí que hay alguien que me ama
a pesar de todos los problemas y el drama,
a pesar de las cosas malas,
a pesar de lo nefasto que quedaba en mi alma.
Él me amó primero y siempre estuvo ahí
cuando derramaba lágrimas por un vil.
Cuando tenía un nudo en mi garganta
y parecía que la vida se me derrumbaba.
Él me levantó y me ayudó a salir
de esa tristeza que no me dejaba vivir.
Me enseñó lo sano, lo bueno y lo gentil.
Me alejó de las personas que no me hacían bien,
trajo luz a mi vida y la restauró también.
A Él le debo mucho de lo que yo soy, sin Él ya hubiera muerto de desolación.
No te estoy mintiendo, yo te digo la verdad.
Pasé un mal momento por cosas que dan igual.
Perdida me encontraba, sin dirección andaba,
ya no tenía esperanzas, pero encontré su ayuda
que me restauró el alma.
Me ayudó a sanar y a amarme cómo Él me ama,
a verme con sus ojos, y a entender
que todo ese dolor ya iba a desaparecer.
Entendí que no necesito a nadie más para ser feliz.
Él es mi Salvador, Él es mi protector.
Mi grandioso padre y mi primer amor.