Qué feo que se siente estar
atrapada en este cuerpo mortal.
Cada centímetro de mi cuerpo,
cada facción que tengo,
hace que me genere más odio
del que ya poseo.
No me gusta lo que veo
al verme en el espejo,
no me gusta lo que siento
al ver éste reflejo.
Me siento diferente
cuando no me observo.
Me siento distinta
a cómo sé que soy.
La chica del espejo,
no la reconozco.
Cuando estoy sin esa imagen
me siento muy bien,
hasta que recuerdo que soy
esa la que todos ven.
No me gustan las fotos,
no me gusta el momento;
por más que quiera hacerlo,
salgo fea siempre aunque no deseo.
Debo tapar mi cara
o hacer una mueca,
para disimularlo todo
y no ser un 'desdén'.
Enloqueceré, eso es lo que creo.
Me miro y no me encuentro.
Todo es feo en mí,
a nadie le puede gustar;
no sólo hablo de amor,
también hablo de amistad.
No encajo en todos lados,
mi confianza se perdió.
Aparento lo que no soy
aunque sigo siendo yo.
Este es un vacío enorme
que nunca desaparece,
se estanca en el pecho
y en lo profundo de la mente.
Sé que soy inteligente,
y que muchos me quieren,
pero ahí donde no puedo estar
es donde más anhelo encajar.
Ni el maquillaje puede ocultar
la tragedia de la realidad.
¿Mi físico será el problema?
Mi cara, mi cuerpo,
mi vida entera.
Vengan de a miles a decirme que soy linda,
pobre de ustedes, nadie les creería.
Sé que no es así, no me pueden engañar,
sé que estoy metida en este horrible cuerpo mortal.
Yo sé lo que veo, vivo con eso
y es un tormento que apenas tolero.
No imagino a alguien que quiera
pasar el resto de sus días conmigo.
Nadie podría amarme,
ni por una vida, ni por un momento.
Adiós esperanza,
adiós carne y huesos.
Sólo me queda agradar a alguien
por cómo soy por dentro,
y no hablo de mi cerebro,
porque hasta mis órganos están desechos.