Trato con todas mis fuerzas
de hacerle comprender
que tiene que escucharme
si nos queremos entender,
pero le digo lo que pienso
y me ignora sin saberlo.
Me paro enfrente con todas las ganas
y le digo lo que pasa,
pero no hay caso,
todo es rechazo.
No quiere verme,
no quiere oírme,
es imposible.
Soy tan transparente
como un ser invisible.
Hay algunos días
que quiere hablar,
que me quiere contar
y debo escuchar
lo que tiene que decirme.
No soy igual,
yo sé que si doy
voy a recibir
aún mucho más.
Me maldice, me tira al vacío,
sin un rumbo, sin un camino.
Yo solo observo el problema
que pesa y pesa, cada vez más.
Me pide ayuda y no se la niego;
no porque no quiera
sino porque no puedo.
La luz y la oscuridad.
¿Quién ganará?
Hay bondad en su corazón.
Tiene una llama de poder,
pero algo está cegando su vista
al punto en que no puede comprender
que la comunicación es importante
para aprender a querer,
a amar al otro, a saber respetar,
a aceptar e incluir a todos los demás
Como el agua y el aceite,
lo frío y lo caliente,
lo perfecto y lo imperfecto,
las virtudes y los defectos.
A un alma abatida me estoy enfrentando
y yo solo debo ponerme en sus zapatos.