Quiero pedirte perdón:
Perdón por haberte visto de mala forma la primera vez cuando llegaste.
Perdón por no haberte abrazado la primera vez que pisaste el templo.
Perdón por no haberme acercado a conocerte, perdón.
De seguro te habrás dado cuenta que soy muy distraída,
o llegaste a pensar que la arrogancia y el orgullo rebasaban en mi ser,
pudieron ser ambos o tal vez ninguno pero nunca lo sabré.
Aún así, por favor, perdóname.
Perdóname por haberte rechazado.
Perdóname por haberte dado la espalda.
Perdóname por haber pasado de ti.
Sé que somos diferentes o en el fondo muy iguales,
y quizás algo pueda cambiar entre tu y yo, quizás no,
pero me arrepiento de todo corazón.
Me arrepiento por no haberte incluido, por haberte apartado.
Me arrepiento por las veces en las que te ignoré,
las veces que dije algo que llegó a lastimarte,
si alguna vez me reí o comenté algo que te hirió,
me arrepiento de todo corazón.
Perdón.
Lo que más quiero hoy es que me perdones,
por si estabas sol@ y no quise hacerte compañía;
por si entraste a la casa Papá y no te sentiste como en casa;
por si no te sentiste cómod@ ante mi presencia;
por si quisiste hablar y fuiste silenciad@.
Perdóname, por favor, por no haberte mostrado a Jesús a través de mis acciones.
Perdóname por no haberte amado y ser luz en tu vida.
Cometí errores, no puedo cambiar el pasado, pero espero que hoy puedas verme
de la misma forma en la que puedo verte ahora.
Llevaba una venda en los ojos que no me dejaba ver más allá de mí,
una cuerda me ataba a mi círculo de amigos y no tenía a dónde ir.
No tengo excusas para decir que no tuve la oportunidad de hablarte,
confieso que no quería saber nada de ti o de tu entorno,
lo admito todo, estuve mal, y te pido perdón.
Perdóname porque cuando me hablaban de ti no me importó.
Perdóname porque más de una vez te crucé pero decidí no saludarte.
Perdóname por no haber sido un ejemplo para tu vida.
Perdóname porque cuando quisiste pertenecer, no te hice parte.
Perdóname por invisibilizarte y no prestarte la atención que necesitabas.
Perdóname por mis actitudes, por mis contestaciones, y por mis tropiezos.
Perdóname por no verme seria y aparentar que la palabra de Dios no me importaba.
Me arrepiento y pido perdón, no importa cuántas veces tenga que hacerlo
porque el muro que había dentro de mí se derrumbó por completo.
Y no quiero cometer el mismo error dos veces.
Quiero que cuando llegues a casa puedas sentirte libre y amada,
tanto por mí, como por Abba.