Exhausta,
de que me roben sonrisas
y salgan lágrimas.
De reparar heridas,
y abrir entrañas.
De llamar en un susurro,
y recibir solo estruendos.
De golpear la pared
una y mil veces
sin lograr nada,
de caer al suelo frío
sabiendo que no me levantan.
De gritar hasta desgarrar mi garganta,
intentando aguantar más de lo que merezco.
Mis venas se secan, la sangre ya no corre,
y el alma me quema como el crudo invierno.
Quisiera escarchar-me y salir ilesa.
Agotada,
de darle vueltas a los problemas sin encontrar soluciones,
de arrastrarme, tratando de escalar más alto que ayer.
De saltar al vacío buscando respuestas y volver al principio.
De morir en el intento de pedirles piedad por mi vida.
Ya no siento los huesos, me hiela el aliento.
Cada derrota se fortalece día a día,
y la pesadilla se repite como un disco rayado.
Camino en círculos, estoy rendida.
Necesito que se tranquilice mi ser.
Mataron mis sueños, me destrozaron.
Ya no aguanto esta tortura, estoy perdida.
Cansada,
de que se burlen,
de que se rían de mí.
Del que la piel me queme,
de que me arda como un fuego infernal.
Les pedí que tengan compasión
pero no me escuchan.
Mi mente comienza a delirar,
estoy fracasando.
Mi cuerpo cae,
ya no puedo
o quiero,
resistir.
Estoy sufriendo
y ya no quedan lágrimas para derramar.
Mi condena en este infierno
pronto acabará
porque no les importa si muero
o despierto en otro lugar.
Perdón,
ser humano, frágil e indefenso.
Prometí cuidarte y he fallado en el intento.
Quiero que sepas
que luché con todas mis energías,
pero ellos pudieron más y más,
y yo no pude aguantar el calvario.
Amor,
es hora de que tomes mi sitio, corazón mío.
No dejes que ellos derriben lo que eres.
Yo sé que puedes,
confío en tu fortaleza.
Esta es mi despedida,
debo marcharme.
Recuerda siempre hablar sin gritar,
amar sin esperar,
reír y contagiar,
abrazar y transmitir,
escuchar y perdonar.
Recuerda que siempre tendrás una parte de mí,
pero promete que nunca la dejarás salir.