El mundo del paraíso: palabras.

30: No te quedes dormido.

Sigo luchando contra todo lo que me empuja hacia atrás.

Brillo como la luz del día, y yo, alumbro como la luz de la noche.

Desgarro la soledad y agradezco la existencia de mis amigos porque la vida sigue su rumbo sin desviarse y el tiempo corre con prisa sin esperar a alguien.

Sabes que los sueños están hechos para ser cumplidos, y solo una cosa te pido, amigo mío: no te quedes dormido en algún descuido.

Pon atención en dónde y cuándo pisas,
para triunfar en dondequiera que vayas.
No permitas que te derriben;
hay que dar la otra mejilla
pero tampoco deben dejarte sangrando.

Y cuando llegues allá a lo alto,
que no te gane el ego,
cuida tu santidad.

Las personas que estuvieron
desde el principio,
no las olvido.

Decido olvidar, mejor, el orgullo
por el que todos se matan.

Tu corazón podría endurecerse,
no dejes que te dirijan los sentimientos,
ni que las personas te digan
cuál es tu identidad.

Muchos no entienden 
o no quieren comprender
el propósito que tenemos.

Abre bien grande los ojos,
mil oportunidades corren frente a tí.

Sé que es mucha información,
pero no te olvides de estas palabras ni de mí.

Habrán valles y montes,
cascadas y desiertos,
montañas y cuencas,
amigos y enemigos,
amores y desamores,
verdades y mentiras,
mañanas y madrugadas,
derrotas y victorias,
y en todo momento,
solo habrá un Dios.

Despierta y mira a tu alrededor,
el mundo se cae a pedazos.

Hay guerras entre bandos,
y vandalismo en las calles.

Epidemias incontrolables,
cadáveres que no se encuentran,
y familias que sufren y lloran.

Eventos naturales que estaban
predestinados a suceder,
y que son más grandes que nosotros.

No te duermas, por favor. 
Clama por un mundo mejor.
Intercede por las almas que se van,
por los perdidos en la ciudad,
en los pueblos, debajo de los puentes,
en asilos, los aislados, los hijos pródigos.

Aunque todos te digan que eres insuficiente, no te olvides de todo lo que te digo.

Muévete por los barrios y suburbios,
por aquellos lugares donde muchos no llegan.

Ve por aquellas personas que nadie quiere;
las prostitutas, los asesinos, los violadores,
los dementes, los de las comunidades,
los secuestradores, los maleantes,
los ladrones, los convictos, los odiados.

Enséñales lo que alguna vez te enseñaron.

Muéstrales la palabra que cambió tu vida.

Cuéntales sobre Jesús y sus valores,
amalos como nunca los amaron,
dales la oportunidad que nunca les dieron,
perdónalos sin importar sus acciones que los condenan.

Porque mientras tú llevas el evangelio
a todo lugar donde antes no llegaba,
el Rey hace la obra en aquellas personas
que antes no podían llegar a sus pies.

Corre con amor y pasión,
ve a despertar a los que están dormidos,
como alguna vez tú lo estuviste.

No te duermas en los laureles,
y no dejes que ellos se duerman contigo.



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En el texto hay: poemas, poemario, poesía.

Editado: 24.07.2020

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