El mundo después de Máreda

Prólogo

Las intensas tormentas de nieve y la débil productividad del último año sólo podían significar un mal presagio. Una extraña embarcación llegó a la costa de Esgolia, el poblado más antiguo de todo Máreda. Los recibió un cielo sin luna ni estrellas. Todos debimos haber imaginado que a partir de ese momento la vida ya no sería la misma.

El aspecto de los viajeros no revelaba ninguna rareza estrafalaria; sin embargo, las viejas leyendas del mundo permanecen bien grabadas en la memoria de todos nosotros. Los Humanos somos criaturas rencorosas, dicen los más sabios. El pasado nos enseñó a desconfiar de todo aquello que nos resulta desconocido. Y eso fue lo que hice, a pesar de que en Máreda, pocos parecían recordar el precio que pagamos por nuestra libertad…

Se dice que hace varios siglos, cuando nuestros antepasados llegaron a estas costas, la tierra nos maldijo aprisionándonos. La guerra de Brecnah fue el suceso más atroz que aconteció en la historia de los Humanos, y a partir de aquel entonces, nuestra raza quedó manchada para siempre. El simple recuerdo de nuestra existencia era motivo de pánico para el resto de los habitantes de la tierra. Nos convertimos en el temor de todos, y al hacerlo, inevitablemente también, nos convertimos en el temor de nosotros mismos.

Todo lo que conocemos sobre el mundo es lo que está al alcance de nuestra visión. Nadie logró entrar ni salir nunca de Máreda, nuestra región… Nadie excepto los Becher. La llegada de estos seres le hizo pensar a los más sabios que la maldición podía estar debilitándose, ya sea por la antigüedad de la misma o por a la compasión de los dioses luego de juzgar nuestro satisfactorio comportamiento. Pero gracias a una expedición por parte de los Bravíos, descubrimos que aquella extraña magia continuaba tan infranqueable como siempre. Entonces, ¿qué podíamos pensar al respecto?

Máreda acogió a sus nuevos huéspedes sin cuestionamientos. Los Becher se adaptaron con creces a la solitaria vida de Esgolia, y tan pronto como fueron pasando los meses, todos olvidaron el extraño acontecimiento. La familia se convirtió en una más, ganándose el respeto de todos en la región. Se apropiaron tan rápidamente de nuestras costumbres, que cualquiera hubiera pensado que eran hijos legítimos de nuestra tierra.

Por mi parte seguía sin creer en todo ese engaño. Yo sabía que los Becher habían sido atraídos por algún objetivo en específico, que nada tenía que ver con lo apaciguada que era nuestra vida, ni con la confianza que trasmitía nuestra gente. Aquel misterio me mantenía noches enteras en vela. Estaba dispuesto a revelar sus planes, aunque corriera peligro de muerte.

Los Becher simpatizaron de inmediato con mi familia, y comencé a verlos más tiempo del que hubiera deseado. Dediqué cada oportunidad a observarlos, y pronto descubrí que la mayoría de ellos encajaba en la característica de sujetos normales. Solamente un miembro del clan capturó mi atención por completo. Se trataba del hijo mayor del matrimonio: Luke Becher.

Aquel joven, apenas más grande que yo, se convirtió desde entonces en un tormento. Su aspecto siempre me resultó sospechoso. No hay nada en él que sea natural para mí. Su modo de ser no encaja con nada que haya visto jamás. Su familia dice que nació con una extraña enfermedad de la mente, pero eso no es suficiente para mí. Sé que en él se esconde un misterio mucho más grande.

Lo sé porque Luke Becher deja atrás su personaje cuando estamos lejos de mi familia y de la suya. Su mirada se llena de renovado odio al observarme. Muchas veces, la cabeza me duele, como si mis pensamientos fuesen espiados. Ya ni siquiera me siento seguro en mi propio cuerpo, y el temor que sentía al principio rápidamente se transformó en enemistad.

Hay muchos detalles que me faltan descubrir sobre mi adversario, pero de lo que sí estoy seguro, es que existe algo dentro de nosotros que nos inquieta mutuamente. Existe una razón por la cual la presencia de Luke Becher me intranquiliza; del mismo modo que existe una razón por la cual mi existencia le intranquiliza a Luke Becher.

 




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