William:
—Conectate Dunne. ¿Dónde tienes la cabeza?
Nick, mi mejor amigo, estiró la mano para que la tome. Estábamos entrenando, era la tercera vez que me tiraba al piso y ni siquiera estaba haciendo un esfuerzo.
Ignoré su mano y me puse de pie solo, no me iba a dar por vencido y aceptar la mano de Nick, era eso.
Comenzamos otra vez y... con dos movimientos, Nick me giro el brazo, trabó mis piernas y me tiró de nuevo.
Mierda.
—Otra vez. Will, ya es aburrido, pon un poco de esmero. —se rió ruidosamente mientras volvía a estirar la mano. Me giré y lo miré con demasiado odio. Su cabello castaño le caía en los ojos, estaba sonriendo como si hubiera hecho la mayor de las hazañas. —¿En qué piensas tanto que no puedes esquivar ni un golpe hermano?
—En Liv.
Me senté en el piso. Emily estaba detrás de él, con los brazos cruzados y riendo, Nick se giró para mirarla y cuando volvió a posar sus ojos en mí, estaba sonriendo de costado.
—Emily, cierra el pico. —mascullé. —No empieces una guerra que sabes que no puedes terminar.
Mi hermana miró de reojo a Nick, se puso muy seria y ruborizó por completo. Se dio media vuelta, ignorándome, haciendo una escena típica de ella cuando se enoja.
—¿Quién es esa Liv? ¿Tu novia?
Seguía sonriendo de lado ¿Qué le pasaba? ¿Quería que le bajara todos los dientes de un golpe?
—Em siempre está inventando cosas. —respondí intentando zanjar el asunto.
- Parece una niña inteligente, no de las que miente e inventa.
—Por si no lo has notado, no soy una niña, idiota. —se acercó unos pasos a nosotros y puso los brazos en forma de jarra.
—Para mi siempre lo serás. ¿Te enseñe a contar recuerdas? —Emily bajó la mirada.
—No tienes 100 años más que yo Nicholas, sólo 5. —lo que mi amigo le había dicho la hirió, lo noté. Yo sabía que lo que sentía por Nick era bastante intenso, cualquiera con un poco de inteligencia lo notaba; aunque nunca podría suceder, él no dejaría de verla como su hermana pequeña. —Eres un idiota. Por suerte hay muchos que no me ven como una niña y que están interesados en mi. —lo escupió en su cara, fue un intento torpe de hacerlo poner celoso.
—Eso lo veremos. Quien te haga sufrir será mi cena. —se frotó los puños.
—Ya. Deja de hablar así con ella, que me están dando nauseas. - tenía que encontrar la forma de terminar con la conversación.
—Cierto, perdón. Me olvidé de ti y de tu novia. Cuéntame de ella. —yo y mi bocota, tendría que haber dejado que siguieran hablando. —Te tiene loco si es que por ella no puedes ganarme en un combate. No te he ganado con tanta facilidad en años. Vamos amigo, arriba ese animo, ninguna chica vale que te maten.
Esta tal vez sí...
—Voy a ir a darle unos golpes a algo. —dije en voz baja.
—Te sacará la ansiedad si no puedes hacerlo con otra cosa... —me miró y sonrió pícaro. —Ey Will. Si te rechaza puedes presentarmela.
—Nicholas. Te juro que te voy a partir la cara. —había formado un puño con mis manos y estaba a dos segundos de golpearlo.
—Intentalo enamorado. Estoy seguro que a tu chica le encantará conocerme.
Me acerqué dominado por la ira, tomé su brazo derecho y lo puse de espalda, acto seguido lo agarré del otro brazo y con la rodilla hice que cayera de boca al suelo.
—Te gané. —respiraba como un león enjaulado, me había sobrepasado y no sabía el motivo, tampoco me importaba.
Nick se giró haciendo una mueca de dolor y tomando su hombro.
—Imbécil. —me gritó.
Emily corrió hacia él y se acuclilló a su lado.
—Creo que le dislocaste el hombro Will. Eres un bruto. —ahora era ella la enojada.
—Era una broma. —se defendió Nick mientras seguía frotándose su hombro.
—¿Qué sucede aquí? —Edgar apareció en la habitación con tanto sigilo que los tres nos asustamos al escucharlo hablar. —¿William no te cansas de cometer errores?
—Estoy bien. No fue nada.
Mi amigo me miró, sabía que estaba mintiendo, pero a pesar de que de seguro lo había lastimado, seguía defendiéndome.
—Si te lastimo y no puedes hacer alguno de los trabajos que tienes asignados los hará él —volvió la mirada hacia mi. —. Así aprenderás el límite.
—¿Límite? ¿Yo? Tu quieres matar a un tipo desarmado, que te ruega que le tengas piedad ¿Y yo no sé de límites?
¿Es que hoy todos se habían sacado número para enloquecerme?
—Suficiente William. —respondió Edgar apretando la mandíbula.
—Dijiste que querías reparar tus errores, pero lo único que haces es joder más las cosas. No sirves para ser hermano, no sirves para ser líder, no eres.
No pude seguir hablando porque en ese instante me dio un puñetazo en el medio de la mejilla.
—¡Basta! —nuestra hermana estaba en el medio, frenándonos con las manos. —¡Ya basta! Estoy harta de esto. Si se quieren matar a golpes háganlo, pero lejos de mi vista. - se dio media vuelta y ayudó a Nick a levantarse, el cual seguía tirado en el piso. —Vamos Nick, te vamos a poner hielo.
—Gracias.
Empezó a caminar y ambos abandonaron la habitación.
Me di media vuelta y sin mediar palabra con mi estúpido hermano mayor y fui hacia el saco de boxeo.
Nick tenía razón, me sacaba la ansiedad, aunque no como él pensaba, al menos ahora si podía imaginarme que estaba golpeando a Edgar.
*****
—¿Cómo está Nick? —le pregunté a Emily cuando llegué a casa. Me desplome a su lado en el sillón.
—Bien. Después del golpe que le diste es una suerte que no le hayas roto el hombro. —me miró con odio y yo bajé los ojos avergonzado. —Will ¿Qué es lo que te pasa? Nick es así, te ha hecho bromas siempre.
—Lo sé Em, hoy no lo pude soportar.
Me apoyé contra el respaldo del sillón y ella me abrazó.
—Lamento haber mencionado a Liv. —levantó la vista y me sonrió pícara. —Eso fue lo que desató tu ira. Que Nick hablara de ella.