El Nacimiento De El Oscuro

Capítulo IV: Un maldito lagarto

Tatsuya no podía defender a Chloe puesto que estaba distraído con Brayan. Muy a parte que tenía que limitarse, pues debía comportarse como un humano.

Brayan se levantó nuevamente con una envidiable sonrisa de excitación. Se limpió su cuerpo antes de quitarse cualquier adorno en la parte superior al torso, fuera piercing, suéter u cualquier cosa. Sus músculos remarcaron aún más. Pero lo más extraño de todo no era eso, si no que era el extraño color verdoso en la zona del estómago. Sí antes se veía una chaqueta gris, ahora esa misma estaba en el suelo, tirada en la fría acera del mismo color.

Tatsuya mantuvo su calma, pero con su simple mirada parecería destruir miles de objetos, sus ojos resplandecían su color carmesí como si tuviera un río de sangre llenando el interior.

Su velocidad sobrepasó con creces a Brayan, asestándole un golpe en el pecho, sacándolo a retroceder pasos hacia atrás. Pero tal fue su sorpresa al ver cómo Brayan sostenía el puño con una mano.

—¿Crees que eres el único en éste mundo? —. Contó embriagado de excitación antes de aprovechar el agarre y levantar del suelo a Tatsuya. Luego lo lanzó lejos. Cayendo dos metros atrás de Brayan.

Ni siquiera su mirada mostró dolor cuando se levantó con tranquilidad, haciendo una limpieza de sus ropajes.

—Escucha, maldito lagarto, no tengo todo el día. Contó con algo de delicadeza mientras miraba de reojo a Chloe por mera preocupación.

Chloe estaba soportando cierto dolor, puesto que aquél inmundo gordo se encontraba moviendo fuertemente sus delicados y esponjosos pechos. Muy aparte de tener la boca tapada por Joan. Tatsuya arrugó las cejas antes de apresurarse. «Chloe solo necesita un impulso» Pensó al esquivar con rapidez a Brayan.

Brayan formó una malévola sonrisa antes de lamber sus labios con una larga lengua proveniente de su interior. Volteó antes de recibir un impactante golpe de parte de Tatsuya; ¡En realidad le había engañado! Fingió superarle para luego dar la vuelta impulsándose hasta golpearlo.

Fue tirado hacía atrás y tardaría al menos unos segundos para levantarse. Aprovechó la oportunidad para ir directamente a liberar del agarre a Chloe. Con el simple agarre del brazo derecho, Chloe pudo liberarse y sus ojos estaban enrabiados. Cerró su puño y lo lanzó al gordo. Tatsuya se agachó pues no sé fijó por completo que él estaba ahí.

Joan fue tirado hacía atrás hasta tropezar con una negra piedra, cayendo de espaldas. Gritó de dolor pues no estaba acostumbrado a las peleas.

Chloe suspiró del enojo, su respiración estaba agitada y, muy a parte, tenía un leve color rojo de la vergüenza.

—¿Es tan necesario que lo detalles tanto? —Decía Chloe con enojo. —Mejor lo continuo yo... A ver...

—¿Cómo te metiste en esto?

Tatsuya se encogió de hombros, en señal de que no sabía. Pero su mirada hacia otro lado decía otra cosa. Chloe iba a decir algo, pero mejor decidió callarse.

Poco a poco, Brayan se reincorporó, tenía un brazo dislocado, pero con el otro brazo, usando algo de presión, lo dejó en su lugar. Joan no pudo levantarse hasta que Brayan le ayudó, su gordura no era saludable, eso era algo sin dudar.

—Déjame aquí, llevaré estos dos a las autoridades, puedes irte— comentó Tatsuya.

—Y después de ahí, ya no supe que ocurrió—. Chloe contó finalmente—Bueno, creo que ya va tocar, deberíamos irnos a formar, para el taller, ya saben.

Lo que había ocurrido con Tatsuya y los dos había sido simple;

Después de que Chloe confiará ciegamente en Tatsuya, se fue corriendo hasta la escuela.

—Y fin.

—Pero, ¿qué ocurrió con ellos? —Cleo preguntó, puesto que todos se quedaron con dudas.

—Es simple, llegó la policía y los atrapó—Respondió Tatsuya como si nada.

Pero había sido muy diferente; puesto que después fijó su mirada al frente de Brayan y Joan.

—Así que un par de reptiles quisieron hacerse con la vida de alguien superior—. Sonrió arrogante. Su mirada había cambiado completamente a una de desdén.

—No lo tomen a mal, me divirtieron un poco—Ladeó su cabeza antes de mostrar una sonrisa de lado a lado, como si no tuviera hueso alguno -Pero tocaron a gente cercanas a mí— Su mirada parecía la de un demente. Su caminata hacía el par les hacía temblar. Era como si un demonio se parara frente a ellos... No, algo superior al demonio, un monstruo les miraba frente a frente.




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