Sin embargo, en un desafortunado accidente, Akeeva tropezó con un tubo de ensayo que estaba colocado a un lado de la mesa junto al diario, provocando un ruido que despertó a Esmit, la monstruo mitad bestia. A medida que Esmit se abalanzaba hacia nosotros con ferocidad, su cuerpo musculoso y su mirada despiadada, Akeeva y yo nos preparamos para enfrentar a la bestia que amenazaba nuestras vidas. El aire se llenó de tensión mientras nos movíamos con agilidad, tratando de esquivar los golpes poderosos de Esmit.
Los rugidos ensordecedores resonaban en el barco, acompañados por el sonido metálico de las garras de Esmit rasgando el suelo de la sala. Sus fauces abiertas mostraban dientes afilados, listos para desgarrar nuestra carne, un moustro que le doblaba la atura a Akeeva imponente y aterrador, su mismo hedor trasmitía la sensación de miedo y desolación una bestia sin conciencia.
Akeeva, aunque herido, mostraba una valentía impresionante mientras se enfrentaba a Esmit con movimientos rápidos y precisos. Saltaba y se esquivaba, aprovechando cada oportunidad para contrarrestar los ataques de la bestia. Su determinación y habilidad en la lucha eran asombrosas de presenciar.
Mientras tanto, yo buscaba una estrategia, observando cada movimiento de Esmit y buscando una abertura en su defensa. Con cada paso y cada golpe evitado, sentía una mezcla de miedo y emoción que impulsaba mi determinación. Sabía que no podíamos permitirnos fallar, que nuestras vidas y las de los demás dependían de nuestra habilidad para derrotar a la temible criatura.
El enfrentamiento se volvió aún más intenso cuando Akeeva logró asestar un golpe certero en el costado de Esmit. La bestia gruñó de dolor, pero no se rindió. En cambio, redobló su furia, lanzando ataques aún más salvajes y desesperados.
El sonido de los golpes resonaba en la habitación, mezclado son nuestros jadeos agitados y el crujir de los muebles destrozados. El tiempo parecía detenerse mientras Akeeva luchaba contra el monstruo que amenazaba nuestras vidas.
Finalmente, después de una ardua batalla, Akeeva logró desequilibrar a Esmit, permitiéndome tomar la delantera. Con un movimiento rápido y preciso, aproveché el momento y asesto un golpe final en el punto débil de la bestia.
aunque en realidad aproveché un momento en el cual estaba distraído e inyectar un anestesiaste que se encontraba en la mesa junto al diario pues él era el doble de Akeeva y ya lo avía lastimado. Esmit cayó al suelo, derrotado.
El silencio llenó la habitación mientras nos recuperábamos del enfrentamiento. El sudor resbalaba por nuestros rostros, y nuestras respiraciones agitadas llenaban el aire. Miramos a Esmit, ahora inmóvil en el suelo, y supimos que habíamos triunfado.
Con el corazón aun latiendo con fuerza, nos alejamos del lugar de la batalla hacia una parte más tranquila del barco, una mini biblioteca. Nos detuvimos para tomar aliento y examinamos nuestro entorno con cautela, conscientes de que aún quedaban desafíos por delante.
La pelea con Esmit había sido magnífica, llena de emoción y peligro. Cada movimiento y golpe había sido crucial en nuestra lucha por la supervivencia. Ahora, con la bestia derrotada, nos preparábamos para enfrentar los próximos desafíos y descubrir la verdad que se ocultaba en aquel barco maldito. Sin embargo, Esmit se abalanzó sobre nosotros con ferocidad, su furia desbordante y sus garras afiladas representaban un peligro inminente. Akeeva, valientemente, intentó protegerme, pero resultó herido durante el enfrentamiento con el monstruo, aunque él no quería admitirlo yo sabía que la tenía dolor por dicho golpe y en parte era culpa mía al final el no dijo nada y tampoco le pregunte.
Allí, buscamos refugio y examinamos nuestro entorno en busca de pistas que nos ayudaran a entender mejor la situación.
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una historia de magia y suspenso, un amor dudoso, secretos en un barco
Editado: 18.06.2024