Él no es tan malo

Capítulo 5

Marck O'donnell

Golpeé al hombre molesto; molesto conmigo mismo, por no cumplir mis promesas.

Hacía menos de diez horas que le había prometido a Emm que no volvería a golpear personas por dinero, y ahora lo estaba haciendo.

Si no fuera porque es tan jodidamente bonita, no sentiría remordimiento por no cumplir.

Sebastian le dio un último golpe y salimos huyendo.

Este hombre, se había metido en el negocio de las drogas. Luego de supuesto robo de la mercancía, dejo de pagar su deuda.

Sin decir nada, cada uno se dirigió a su casa. 

Maldición Emma... Es tan linda, y el hecho de que me haya dado una oportunidad de acercarme me vuelve loco.

Lo admito, al principio mi intención solo fue controlarla.

Pero en el momento exacto en que la vi sonreír durante el almuerzo con su prima Kate, supe que era diferente. 

Supe que a pesar de conocer cada oscuro secreto de mi corazón, ella me querría. Y también supe que la quiero para mí, pero antes de ilusionarme necesito comprobarlo.

Al llegar al departamento, tomé una ducha y me acosté.

--

-¿Dónde me llevas?- preguntó Emma.

Estamos caminando por la zona arbolada del central park. Voy detrás de ella mientras tapo sus ojos.

- A un lugar especial- susurré en su oído.

Se que podría sonar descabellado, pero no dormí, por andar pensando en ella.
Sus preciosos ojos celestes me atormentaron toda la maldita noche.

- Y tranquila, no te secuestraré- añadí.

No fui al instituto por pasarme el día cocinando y comprando para este picnic.

Para mí, que nunca cocino, fue complicado.
Pero al final terminé haciendo sándwiches, jugo y corte algunas frutas.

Intentaré hasta lo posible para poder agradar a Emm. Por fin encontré un pretexto para ser mejor persona, y no pienso desaprovecharlo.

- Ya- dije dando paso a sus ojos, para que vean el hermoso paisaje.

- ¿Qué es este lugar?- preguntó, pero no molesta, sino sorprendida.

- Es nuestro picnic- tomé su mano y juntos llegamos a donde se encontraban los preparativos.

Le pedí a Sebastian que llegase antes que nosotros y dejara todo listo. 

- Es hermoso- sonrió.

- Es para ti- respondí.

No sabía como reaccionaría, pero algo sabía bien, esta chica me trae vuelto loco.

- Gracias- dijo y seguido rodeó mi cuello con sus delgados brazos.

- Adelante- hice un gesto para que de sentara sobre la manta.

Ambos nos sentamos de piernas cruzadas y admiramos el lugar.

- ¿A qué se debe todo esto?- preguntó con el rostro sonrojado.

- Solo quería que hagamos algo especial- me encogí los hombros.

- ¿Porqué no fuiste a clases?-

- Tenía cosas por hacer- mentí.

No quiero que crea que soy un completo idiota, y me pasé medio día cocinando tan poco.

Un silencio incómodo permaneció entre nosotros, yo intentando decir algo y ella mirando la naturaleza.

- Gracias- dije- Gracias por no correr a la policía ni tratarme diferente-

- No lo haría- fijó sus ojos en los míos- Admito que al principio te juzgué. Pero si lo que me dijiste es verdad, no tengo porque tratarte diferente- 

- Eres bonita- acaricié su mano, que se encontraba sobre la manta.

- No hables tonterías- alejó su mano de mi tacto.

- Y tú no seas modesta- 

Rodó los ojos y se mordió el labio inferior.

La estaba incomodando, eso seguro.

- Un pajarito me dijo que querías ir al concierto de Morat mañana- comenté.

- Kate- negó con la cabeza riendo.

- ¿Quieres ir conmigo?- propuse.

Me miró dudosa pero terminó aceptando.

Procedí a abrir la canasta y servir mi esfuerzo culinario.

- ¿Qué piensas estudiar luego del instituto?- preguntó mientras se limpiaba la boca con una servilleta.

- Aún nose- respondí.

- Tal vez algo que te guste o interese...- 

- ¿Y tú?- hice caso omiso a su comentario anterior.

- Pienso estudiar derecho- dijo- El tatuaje... ¿Porqué en el rostro?-

- Yo...- suspiré.

- Tranquilo. Si no quieres contármelo, no debes- sonrió sin mostrar los dientes.

Algo en su rostro me inspira confianza, o tal vez sea la dulzura de su voz, aún no lose.

Pasamos la tarde hablando sobre cosas cómo la economía del país hasta astronomía.
Resulta ser muy abierta a cualquier tipo de conversación y defiende los derechos humanos.

Cuando se hizo de noche debimos volver, pues fuimos al parque caminando y volvimos de igual manera.

- Entonces... ¿A qué hora paso mañana por ti?- pregunté cuando llegamos a la puerta de su piso.

- Cómo a las seis- dijo.

Una tierna sonrisa se formó en sus labios.

- Gracias por hacer de mi tarde menos aburrida-

- Gracias por aceptar que haga tu tarde menos aburrida- dije.

En un impulso y un sabio movimiento, acuné su rostro con mis manos y uní nuestros labios.

Al principio se resistió, pero terminó sediendo.
Su espalda chocó contra la puerta aún cerrada y yo pegué mi cuerpo al suyo.



#48920 en Novela romántica

En el texto hay: robo, amor odio, amor amistad juvenil

Editado: 29.05.2018

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