El Novio de mi Mejor Amiga

Capítulo 7.- La Luz que admira la Alegría (1003)

Lucero

Pasaron las semanas y los meses, como era de esperarse Alaia y Alan se vieron más veces, aunque en todas esas ocasiones yo estaba presente. No me malinterpreten tampoco me aseguraba de no quitarles un ojo de encima, si llegaba alguna razón llegaban a quedarse sin que yo estuviera ahí algún rato, después de todo yo confiaba en ellos.

Aunque debo admitirlo, saber que ella gustaba de mi novio me hacía sentir celos. En Alaia pude aprender a notar sus sentimientos hacia él, a ratos se notaba era extraño, aún así ella no intentó nada tras aquella ocasión.

Una vez que fui a visitarla note que tenía una foto de Alan bajo su almohada, pero no le dije nada. No podía forzarla a olvidar a mi novio, y ella aceptaba que el fuera mi novio y no de ella. Muy pocas veces más hablamos del tema.

Tras nueve meses de presentarlos llegó el cumpleaños 17 de Alaia, ella era dos meses mayor que yo, aunque un mes menor que Alan.

Le hice una pequeña fiesta sorpresa, solo para nosotras dos, incluso preparé un pastel, pues siempre había soñado con ser repostera.

—¡Es hora de que pidas un deseo! —grité cuándo terminamos el té. Acercando la torta a ella.

—Yo solo deseo que Lucero y Alan sean felices juntos. —la escuché susurra antes de apagar las velas.

No pude mantener mi sonrisa, su padre iba dos meses sin visitarla, y solo le había mandado un mensaje hoy. Su madre nunca le había prestado demasiada atención por tener que estar trabajando para mantenerlas a ambas. Y aún así su deseo era que yo fuera feliz con el chico al que ella le gustaba.

¿Por qué no podía actuar egoísta, aunque sea en su día de cumpleaños? Porque priorizaba la felicidad de otros a la suya.

Ella decía que la hacía feliz nuestra compañía, y yo no lo dudaba, pero… pero ella… ¿cómo podía ser feliz viendo al chico que le gustaba siendo feliz con otra? ¿Cómo podía ser feliz sabiendo que el chico que ella amaba no la amaba a ella? ¿Cómo yo siendo su amiga le permitía sufrir así?

Tras lo que había pasado habría aceptado que ella hubiera querido alejarse un tiempo, incluso que me hubiera pedido que él no volviera a estar cuándo nos encontrábamos. Pero ella no lo hizo, una semana después me habló y dijo, “Nuestra amistad no debe ser afectada por ningún chico, el es tuyo y yo lo acepto, después de todo, tú lo viste primero”.

Después de eso ella actuó como si nada hubiera pasado, no podía esconder sus sonrojos ocasionales ni nada, pero hizo como si eso no le importara.

Pasaron unas semanas más, finalmente fue mi cumpleaños 17, mis padres hicieron una fiesta sin consultarme invitando a muchos de mis amigos y amigas. Obviamente también a Alan y Alaia.

Nos divertimos bastante, al final no se a que hora me dormí, pues me había emborrachado, pero a las 10 de la mañana desperté. En mi cama, probablemente mis padres me habían llevado. Observé al suelo, en el piso al lado derecho de mi cama estaba Alan, al lado izquierdo Alaia. De pronto la escuché hablar en sueños.

—Te amo Alan, pero si lastimas a Lucero nunca perdonaré —incluso en sus sueños se contenía.

Me levanté con dificultad para ir por unos cafés para que se nos pasara la resaca a los 3, mis padres ya habían salido a trabajar, incluso cuando volví ellos no habían despertado.

Me senté sobre mi cama para tomar el café con la esperanza de que el dolor de cabeza se me pasara.

Esa tarde finalmente tomé la decisión, mientras terminábamos de limpiar la casa les dije.

—Alan, Alaia tenemos que hablar —ellos voltearon, Alan se veía preocupado, Alaia confundida—. Les pido que confíen en mi. —Los guíe a mi cuarto y me senté en el respaldar de mi cama invitándolos con mi mirada a que se sentarán frente a mí, en el centro de la cama, uno estaba a cada lado.

—¿Qué pasa Lucero? —preguntó Alaia a la vez que Alan decía— Yo no hice nada malo.

—Dicen que la madurez es aceptar las cosas como son y no como quisieras que sea —expliqué con una frase que había oído alguna vez—, Alaia te ama Alan, y aún así está dispuesta a aceptar que seas mi pareja expresé.

Me costaba hablar aunque había pensado un largo tiempo en esto.

—Yo, yo no puedo dejar que ella tenga que reprimir sus sentimientos así —Alan quiso decir algo pero le hice una mirada suplicando que esperara a que yo terminara de hablar—. Pero no puedo tomar esta decisión sola. Decidí, que si ambos están de acuerdo yo…

» Yo puedo aceptar que Alan sea novio de las dos —ambos parecían sin entender, confusos me veían como si estuviera viendo una locura—, no te contengas a partir de ahora Alaia, si quieres enamorar a Alan puedes intentarlo. Alan si llegas enamorarte de ella puedes hacerla tu novia han igual que yo, no consideraré eso una traición ni nada parecido, solo les pido que sin importar lo que pase, sean honestos conmigo sobre lo que sienten.

No estaba segura de que ellos lo aceptarían, pero era lo único que se me ocurría para que los 3 pudiéramos ser felices. Aunque todo dependía de si Alan era capaz de hacerlo.

—Si tu estás dispuesta soportar esto, yo estoy dispuesto a aceptar a Alaia si llego a sentir ese sentimiento por ella —me respondió Alan. Por suerte parecía comprender lo difícil que para mi era esto.

—¿Y tú Alaia? —cuestioné dudando de que pensaba de mi decisión.

—Yo, yo no puedo decir que no —respondió—, siempre que esto no vaya a afectar nuestra amistad —me miró a los ojos, yo asentí—. Pero quiero dejar en claro algo —volteo a ver a Alan—, si llegamos a ser algo, y terminas con ella, lo nuestro se habrá acabado también. —expresó decidida.




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