La vida es una mierda...
El amor es una mierda...
Alex es una mierda...
Yo soy una mierda...
De seguro te estarás preguntando ¿Qué sucede? Y porque yo, una hermosa, ir inteligente e increíble chica está llorando por un imbécil y está furiosa con la vida porque le quitó lo que más quería a sus diescisiete años, dejame te lo explico en un pequeño flashback muy necesario para iniciar está historia de catástrofe.
Horas antes.
Era una linda tarde de primavera, en la mañana había salido de compras porque mis audífonos se habían roto y así que pase por unas lindas tiendas de bolsos que era como mi droga por lo que mi humor era una maravilla, nadie podía arruinar mi dia. Estaba entrando al restaurante donde me esperaba Alex para nuestra cita y como si se tratara de una premonición en el lugar estaba sonando the 1 de Taylor Swift.
— Hola amor. — Dije muy sonriente y le di un beso en la mejilla, dejando mi labial rosa en su mejilla.
— Hola, Julieta — Dijo Alex muy serio, tomo una servilleta de la mesa y se limpio su mejilla.
— ¿Qué ocurre? — Pregunté y me senté frente de él.
— Te lo diré rápido — Dijo Alex, tomo aire y empezó la desgracia— Tenemos que terminar — Soltó sin previo aviso, como si dijera que no tenía cinco dólares para prestarme.
— ¿Es una broma? — Pregunté un poco nerviosa deseando que todo fuera una broma de malgusto estilo de youtube o tiktok.
— No es una broma, estoy enomarado de alguien más y yo... — Iba a seguir hablando pero lo detuve antes de que siguiera.
— Entiendo toda esa cursilería, soy una romántica y estoy al cien con eso de los romances imposibles bla bla.— Digo y sonrió dulcemente. — Pero necesito tenerte en el baile de primavera para poder ser la reina, es MI sueño y tú lo sabes, por favor no terminemos ahorita. — Digo suplicante, tomo sus manos pero él las retira rápidamente.
— No puedo seguir haciendo esto. — Contesto muy serio y se levanta de la mesa.
— ¿Es por esa niña, no? — Pregunto desafiante, claro que sabía lo de la dichosa nerd y sus miraditas, me daba bastante igual como si querían dormir juntos pero esto es el límite.
— Sí. — Dijo muy frío y mirándome a los ojos directamente. — No se te ocurra hacerle algo porque... — Su cara se estaba poniendo roja y yo solo rodé los ojos
— Para tu carro, no soy de ese tipo de chica que arruina la vida de otra por un chico, soy lo suficiente lista para no hacer el papel de rubia malvada en esta historia. — Digo ofendida y me cruzo de brazos.
— Eso espero, juro que haré todo para proteger a Jess — Dijo por último antes de irse, dejándome sola en el restaurante.
¡Genial! Que manera para arruinar mi día. Era todo tan perfecto para ser verdad, Alex y yo no éramos perfectos pero cuando empezamos a salir todo era divertido, con el tiempo la relación se apagó pero seguíamos juntos porque nos daba status y sacabamos ventaja de ello, al final estábamos en la preparatoria teníamos que disfrutar aún con la montaña de tareas y examenes que nos agobian pero cuando llegó Jessica de un pequeño pueblo de Wisconsin todo cambio, me daba bastante igual con quién quisiera pasar el rato, Alex me había engañado veces anteriores, solo que esto fue diferente y que hoy terminará conmigo era la viva prueba de ello.
Respiro hondo y salgo del restaurante, me dirijo a casa caminando, ya que no tenía ganas de tomar un taxi y mi casa no estaba tan lejos del lugar, caminar me ayudaría a despejar la mente de todo este fiasco.
Al llegar a entro, veo a mamá en su computador en la sala trabajando junto con un café a su derecha.
— Hola hija — Dice mamá sin despegar su vista del computador.
— Hola mamá — Digo sin interés.
— ¿Cómo te fue? — Pregunto mamá aún sin voltearme a ver, tenía interés en mi pero también le importaba su trabajo.
— Bien, me voy que tengo cosas que hacer — Digo y subo a mi habitación, no tenía ganas de llorar enfrente de ella por un chico porque seguro me diría que soy patética y es que lo soy.
A mi madre solo le importaba una cosa y es que yo fuera exitosa, mis padres tenían buenos empleos y grandes contactos pero yo era la hija mayor y todo el peso de la familia recaía en mí, no quería oír en estos momentos un sermón de como soy una niña patética e inmadura por querer tener una linda corona el día de la graduación, nadie lo entiende porque quiero tanto ser reina.
¿Han escuchado la famosa canción Dollhouse? Pues algo así es mi vida, frente a todos somos la familia perfecta los padres tienen una gran comunicación con sus hijas, ambas van a tener un gran futuro, todos son perfectos, la madre muy amorosa y les pone mucha atención a sus hijas, el padre tan fiel a su mujer y amoroso con sus hijas, la hija mayor muy inteligente y educada y la hija menor todo un amor de niña ¿Les cuento un secreto? Eso es solo aparencia, mamá casi no nos hace caso lo único que le importa son nuestras notas y que no salgamos embarazadas, papá pasa de viaje o en la oficina seguro con su amante, yo simplemente procuro sacar notas buenas y mi hermana encerrada en su mundo volviendo se una malcriada, esa chica si era la definición percfecta de perra.
Al llegar a mi habitación me quite mis zapatos, mi ropa, me desmaquille y me tiré en mi cama a "reflexionar" sobre mi vida.
Y así es como terminé maldiciendo a todos y toda mi vida.
No tenía ganas de hacer algo por lo que me puse mis audífonos y para escuchar música, me levanté de la cama y me senté en la ventana. Observé toda la calle y de un momento a otro vi salir a Aaron Stuart muy furioso de la casa de enfrente ¿olvide mencionar que la roba novios es mi vecina? Pues Aaron es su mejor amigo y según lo que escuché, no le agrada que Alex este detrás de su amiga.
— ¡Julieta abre la puerta en este instante! — Escucho a mi madre golpeando la puerta muy fuerte.