Había tenido un agotador día entre las clases y la larga reunión que tuve con el consejo estudiantil, al fin pude llegar a mi casa donde no había nadie a solo tomar una relajante ducha de agua tibia, salí del baño aún con bata y tome mi teléfono que seguía en mi mochila, al sacarlo note que tenía un par de WhatsApps pero me llamo la atención uno solo que era de un número desconocido.
"Hola, Rubia" Decía el mensaje, me tenía agregada a sus contactos porque podía ver su foto de perfil pero no decía mucho porque su imagen era un simple café, decidí ignorar el mensaje, tal vez alguien se había equivocado pero inmediatamente cayó otro cuándo tenía el chat abierto.
"Rubia, llevas todo el día presionando me y ahora me ignoras, en serio que eres rara" El otro mensaje me pareció extraño por lo que le contesté, necesitaba saber su identidad ya esto me parecía raro o tal vez simplemente le habían dado el número equivocado al pobre chico, demonios, eso había hecho varias veces yo. En ese instante me entró una llamada del mismo número, con temor la contesté, sentía mi corazón acelerado ¿Qué si era un psicópata acosador?.
— ¿Hola? — Pregunté un poco temerosa y sonó una pequeña risa ronca.
— Julieta, no soy un psicopata, suenas a una niña pequeña asustada. — Volvió a reír y al oír su voz supe que era Aaron, mi corazón dejo de palpitar tan rápido.
Nota mental: dejar de ver tanto documental de asesinos en Netflix.
— ¿Cómo conseguiste mi número? No te lo dí. — Me levanté de mi cama con mi teléfono en la oreja y empecé a dar vueltas por la habitación.
— Se lo pedí a alguien, no es mi incumbencia pero no contestas es porque me ignorabas o no viste mi mensaje.
— Estuve ocupada todo el santo día, a penas acabo de llegar a casa, salí de la ducha y aún sigo desnuda solo con la bata encima. — Me callé inmediatamente, no debía decir eso, es muy incómodo ¿Por qué le dije que solo seguía en bata y estaba desnuda?, No hablo con casi nadie más que con Zoe y con ella incluso nos decimos cuando estamos cagando.
— Como sea, no necesitaba saber eso Julieta. — Contesto Aaron y sonaba apenado. — ¿Quieres venir a mi casa? Quiero oír tu loco plan, te voy ayudar. — En ese momento chillé de alegría.
— ¿En serio? Voy en camino, nada más enviame tu dirección. — Contesté muy emocionada y Aaron solo río.
— No te emociones tanto, rubia, solo oire tu plan y si no me gusta hacemos que esto no pasó nunca y no nos volvemos hablar en la vida.
— Okay, nos vemos en un rato, enviame tu ubicación, hasta luego.
— Bye. — Dijo simplemente y cortó la llamada, luego de colgará agende el número.
Después de unos segundos recibo la dirección de Aaron y decido ir a su casa inmediatamente, me cambio rápido de ropa, tomo mi mochila junto con mi móvil y salgo de mi casa. Al entrar a mi auto veo como Jessica sube a un auto deportivo azul y se va pero no le presté demasiada atención, no me interesaba en este momento lo que mi vecina roba novios hacía.
Después de unos minutos, estoy enfrente de su casa que se veía muy linda y acogedora realmente parecía que vivían personas aquí, incluso había una bicicleta rosa tirada afuera, parqueo mi auto y bajo con mis cosas, tocó el timbre como dos veces y una señora muy parecida a Aaron con sus ojos verdes y su cabello rizado abre la puerta.
— Buenas tardes, ¿Se encuentra Aaron? — Pregunto amablemente y la señora esboza una gran sonrisa como si fuera el presidente del país que llegó a su casa.
— Hola, querida — Saluda la señora muy amablemente, me abraza de sorpresa y me da un beso en la mejilla. — Claro que está, pasa adelante que afuera hace un horrible calor, es lo que más detesto de San Diego. — Dice la señora con una gran sonrisa y entró a su casa.
En la entrada era un poco caótica, unas cuantas llaves y sombrillas en la mesa pequeña del pasillo, varías fotos colgadas de Aaron pequeño con sus carácteristicas gafas ganando unas cuantas medallas y de su familia, unos cuantos zapatos tirados por el piso, se veía caótico pero era agradable, la mía parecía como una casa de muestra, todo perfecto.
— Hola. — Dice una niña quizás de unos doce o trece años aunque con su ropa y estilo podría decir que tiene quince.
— Hola. — Contesto con una sonrisa y un poco apenada porque ambas me veían de arriba abajo como si me analizarán.
— Ella es Sabana, es mi hija menor y hermana de Aaron, yo soy Lucía, su madre. — Dice la señora y extiende su mano para que la estreché.
— Soy Julieta, compañera de clase de Aaron.
— ¿Mamá? — Baja Aaron rápidamente y se sorprende al ver que llegue tan rápido. — Pensé que tardarías más. — Estaba nervioso al ver cómo nos veían a ambas.
— No seas así con la chica, ven acércate, ofrecerle algo que no te crié así.— Dice su madre un poco molesta y le da un manotazo.
— Vine a que me ayudarás con mi tarea de Álgebra. — Digo inocente y él me mira curiosa y luego entiende.
— Pueden ir a la habitación o estar aquí en la sala, no hay problema, seguiré haciendo la cena. — Dice su madre y se va directo hacia un pasillo en la izquierda.
— Bien, dime ¿Cuál es el plan? — Pregunta de brazos cruzados.
— No te diré todo aquí en medio de la entrada de tu casa, subamos. — Digo sería y Sabana me ve de pies a cabeza.
— ¿Son Louis Vuitton? — Pregunta la chica observando mis tacones negros.
— Seguramente, han de ser exclusivos no te acerques a sus zapatos que seguro si les pasó algo te asesinara. — Ríe y yo me pongo sería.
— No tan así pero sí, son de marca ¿Te gustan? — La niña asiente muy emocionada y río un poco al ver su expresión.
— Son la cosa más hermosa que he visto.
— ¿Que talla calzas? — Pregunto mientras veo sus pies curiosa.