Los tres amigos habían pasado varias horas en el árcade hasta llegar al punto de que se estaba haciendo tarde así que decidieron parar en ese punto, Oscar y Jenny se despidieron de Marcus y se fueron por su camino mientras este se va al metro para regresar a su residencia, sin embargo, las palabras de Oscar seguían resonando en su mente
«¿Con que sentimientos reprimidos he? Qué tontería...» Decía en su mente mientras caminaba, pero aun si eso le sonaba tonto no lo dejaba de molestar, tal vez tenía algo de razón ese razonamiento ya que Marcus ha tenido una vida muy dura desde niño, esas son cosas que nunca ha hablado con alguien ni siquiera con sus amigos.
Tras pasada una hora Marcus se encontraba en su apartamento, eran alrededor de las cinco de la tarde así que decidió tomar una ducha para relajarse, aunque no lo necesitara le gustaba sentir el recorrer del agua en su cuerpo para calmarse.
Una vez terminado se dirige a su cuarto para vestirse con la típica camiseta y shorts que uno usaría en casa y al terminar se queda recostado en su cama, pensado todavía en las palabras de Oscar “¿en serio esto estará pasando por no hablar de estas cosas?” pensaba sin hacer mucho caso a la hora, eran casi las seis, y pasado varios minutos sus ojos se vuelven pesados para luego quedarse dormido de la nada una vez más.
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«¡Rayos! ¿Porque me está pasando esto? ¿¡Por qué a mí!?» pensaba el joven mientras veía como la enorme criatura dirigía su mano hacia él, el joven simplemente cerro sus ojos esperando con miedo su final, pero extrañamente la criatura puso su mano sobre su cabeza para acariciarlo, en eso abre sus ojos para ver de nuevo los brillantes y rojos ojos de la criatura, viéndolo directamente a los suyos, Marcus simplemente no entendía que rayos estaba pasando hasta que la criatura hablo.
—Pronto…—dijo la criatura en un tono de calma lo cual sorprendió a Marcus que no esperaba que esa cosa pudiese hablar.
—¿Qué? —pensó— ¿De qué rayos hablas? ¿Pronto para qué? —era lo único que se preguntaba, el miedo aun lo tenía paralizado, pero se relajó lo suficiente con el gesto de la criatura como para hablar.
—Pronto…. todo acabara… —dijo la criatura a la vez que formó una sonrisa macabra en la cara, en ese momento el pánico volvió a atacar a Marcus, justo después la criatura comenzó a estrangular al joven con su otra mano.
El agarre de esa criatura era fuerte y por su tamaño una mano le fue suficiente para cubrir completamente el cuello del joven, el chico solo podía forcejear inútilmente tratando de liberarse del agarre de la bestia, sea lo que sea esa cosa era demasiado fuerte, ya que la fuerza de su agarre iba aumentando mientras Marcus se quedaba sin aire.
—P-pa-para… —se esforzaba en rogarle a la bestia que se detuviera, aunque fuese inútil era lo único que podía hacer en su situación.
—Shhh… tranquilo… —decía con su sonrisa siniestra intentando calmar a Marcus el cual podía sentir como su conciencia se iba desvaneciendo a medida que todo se iba poniendo negro en los ojos del joven.
—¡¡PARA!! —se levantó de su cama jadeando y sudando.
El joven se había despertado de una pesadilla otra vez, pero esta lo intrigo aún más, se supone que sus pesadillas suelen ser hechos que se repetían constantemente, pero esta… esta fue una continuación del sueño que tuvo horas atrás en la universidad.
«¿¡Qué demonios!? En serio ¿por qué continúe con ese sueño? ¿Por qué esa criatura podía hablar? Me dijo que pronto todo acabaría… ¿acabar qué exactamente? ¿Y por qué decide estrangularme para matarme? con su tamaño podía fácilmente hacerlo con un simple golpe…» las dudas se le formaban sin cesar formando un torbellino de confusión en su cabeza hasta el punto de…
Se escucho el fuerte sonido de un timbre.
—¡¡¡Aaaaaahhhhh!!!
No pudo evitar soltar un grito tras escuchar el timbre de su apartamento, estaba tan distraído que no se lo esperaba para nada, más importante, Marcus observa el reloj de su pared y ve que marcan las 9:25 pm ¿quién sería a estas horas de la noche como para tocar a su puerta?
—¿Quién es? —preguntó con un grito mientras asomaba su cabeza por la puerta de su cuarto.
—Mmm soy yo Anna —escuchó el joven a lo lejos.
—Oh… ya voy, solo espera un momento por favor —respondió.
Tras escuchar de que se trataba de su vecina Marcus simplemente se apresura a abrirle la puerta, no sin antes secarse el sudor y cambiarse de camisa. Tras unos momentos Marcus abre la puerta para encontrarse con la misma joven de piel clara y cabello negro con mechones blancos que se encontró en la mañana.
—Hola Anna ¿en qué te puedo ayudar? —decía con cortesía mientras le dirigía una sonrisa a la muchacha.
—Bueno… Es que…—Parecía que se encontraba algo nerviosa tanto así que le costaba formular las frases
—¿Te encuentras bien? —preguntó tratando de relajar a la muchacha
—Más importante aún… ¿tú te encuentras bien? —esa pregunta sorprendió a Marcus.
—Esto… Sí, por su puesto ¿por qué lo preguntas?
—¡YA DEJA DE METIR! —gritó la chica, asustando un poco al joven— ¡Sé que no estás bien! Hace unos minutos escuché desde mi cuarto como si te estuvieras retorciendo de dolor hasta el momento en que gritaste... me asusté y vine corriendo para ver qué había pasado… —Se notaba la preocupación en las palabras de la chica, esa forma de actuar no era propia de ella, eso dejo desconcertado aún más a Marcus.
—Anna… Tranquila, estoy bien solo fue otra pesadilla no es para tanto…
—¿Que no es para tanto? Marcus llevas así varias semanas algunas veces te levantabas gritando, pero ahora… Ahora fue peor ¿o me equivoco? —sin duda alguna ella tenía una clara idea de la situación de Marcus y eso la angustiaba, ese gesto comenzó a irritar al joven.
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Editado: 14.06.2020