El nuevo papá de Stevie

Capítulo 6: Logan

Capítulo 6

Logan

Mientras comemos nuestro desayuno, no dejo de seguir a Danielle con la mirada. Ella se queda por un par de minutos hablando con Paul en la barra, luego atiende un par de mesas, le sirve café al hombre en la barra, tiene una conversación breve pero efusiva con Sugar y luego le lleva la cuenta a mesa junto a la nuestra.

Tomo su brazo cuando pasa por nuestro lado, sin saber muy bien qué decir. Miro a Stevie en busca de ayuda, pero él está muy ocupado tragando la mayor cantidad de panqueques posibles.

Piensa rápido, Logan.

—Oye, ¿hay alguna posibilidad de que vengas con nosotros a la tienda en un rato?

Danielle frunce el ceño, echando un vistazo a Stevie, que ahora nos mira con la boca totalmente llena.

—Tengo trabajo todo el día.

—¿No hay alguien que pueda cubrirte?

Ella cambia el peso de su cuerpo de un pie a otro, dubitativa.

—¿Qué piensan hacer?

—Decorar la habitación de Stevie.

Sus ojos se mueven entre mi hijo y yo, su duda creciendo. Va a decir que no y, honestamente, si lo hace, voy a estar bastante decepcionado. Aunque no podría culparla, que tenga un hijo no elimina todo lo que nos hemos dicho entre nosotros en los últimos años.

—Tengo que hablar con Paul y ver si Maggie deja la cocina para venir al frente —musita, más como si estuviera sopesando sus posibilidades para ella misma que para darme una respuesta—. ¿En cuánto tiempo tendremos que irnos?

No es un no, lo que me genera una descarga de alivio tremendo.

—Cuando acabemos de comer, aunque podría ser más tiempo si vigilas a Stevie por unos minutos mientras voy a hacer un recado a un par de calles.

Danielle me mira con confusión por un par de segundos antes de alzar las cejas y asentir.

—Oh, claro que puedo quedarme con Stevie mientras tú haces tus recados.

Le doy una sonrisa que demuestra lo aliviado y agradecido que estoy con ella.

—Eres la mejor, Danielle.

Una máscara de indiferencia se hace cargo de sus expresiones y mira hacia otro lado.

—Hace un par de días no pensabas lo mismo.

Ah, no estamos tan bien como pensaba. Ella sigue creyendo que soy el mayor idiota del pueblo y no es que la culpe, no puedo creer que años de peleas se van a terminar tan solo con la llegada de un niño a nuestras vidas.

Bueno, «nuestras vidas» es una declaración muy fuerte. La vida cambiada fue la mía y yo la estoy incluyendo a la fuerza.

—¿A dónde vas? —cuestiona Stevie, dándole un trago a su malteada.

—A hacer unos recados, ya lo dije —le doy mi respuesta más vaga—. No voy a tardar mucho, solo unos minutos. —Me pongo de pie—. De hecho, voy a ir ahora.

El temor atraviesa la cara de Stevie, pero es rápido para ocultarlo. Me tenso por ese vistazo a sus sentimientos y me pregunto qué lo puso ahí.

—¿Volverás? —intenta sonar despreocupado mientras baja la vista a sus panqueques.

Miro a Danielle brevemente, notando la misma preocupación en su cara que yo estoy sintiendo. Ella también se ha dado cuenta de que algo le pasa a Stevie.

—Sí, sólo me iré un momento y Danielle te va a vigilar mientras no esté. —Vuelvo a sentarme y deslizo mi mano sobre la mesa para tomar la suya, llamando su atención—. No te voy a dejar, Stevie.

Sus ojos se llenan de lágrimas mientras asiente.

—Lo siento, es que no quiero quedarme solo.

Vuelvo a mirar a Danielle y la encuentro con los ojos llenos de lágrimas, pero las parpadea para alejarlas.

—No te vas a quedar solo, yo me quedaré contigo. Incluso puedes venir conmigo a la barra y ayudarme a servir el café.

Stevie la ve con estrellas en sus ojos y no puedo hacer otra cosa que entenderlo. La chica es prácticamente perfecta.

—Eso me gustaría.

Dejo ir una exhalación.

Hemos pasado el bache con éxito.

—Acabemos de comer y luego te llevaré a la barra con Danielle, ¿está bien? —Él asiente y regresa su atención a la comida.

Miro a Danielle y espero que pueda leer mi en mi expresión el agradecimiento que siento por que me esté ayudando con esto. Ella me da una sonrisa enternecida y luego se aleja.

Vaya, esa es la expresión más linda que me ha dado desde que ocurrió nuestro infortunio.

Stevie y yo terminamos de comer y lo llevo a la barra para pagar por la comida y para que Danielle lo reciba del otro lado. Un minuto después, salgo de la cafetería rumbo a la única oficina de abogados del pueblo.

Tengo que saber mis opciones para proceder de inmediato. No puedo tomarme tiempo con respecto a esto.

Esa mujer no va a volver a llevarse a Stevie con ella.

Entro al lugar y me recibe un vestíbulo con una recepción que la ocupa Rosa, una mujer de mediana edad que lleva toda la vida haciendo de secretaria para el único par de abogados de este pequeño pueblo.




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