El Olor de la Muerte (libro I. Saga Cazadores)

CAPÍTULO 6. FRUSTRACIÓN Y LOCURAS (PARTE IV)

Para mi desgracia las cosas no iban a ser siempre tan fáciles.

Como una semana después mis constantes idas y venidas, locuras y desventuras con Anet y mis compañeros de los ministerios, así como mis ausencias en las tareas comenzaron a pasar factura.

Sumadle a esto que todos empezaban a andar con la mosca detrás de la oreja preguntándose qué cojones me traía yo con Anet. Añadidle a esto último que también tenía que salir de caza, y buscar de nuevo ingredientes para filtros porque había explotado, bastante inoportunamente, todas mis provisIones aquel domingo...

― ¿Te vas al bosque? ―preguntó Amy, que acababa de volver de una cita con su asqueroso (no percibís rencor ni nada) novio― ¿No tenías ya todos los ingredientes?

Era la primera vez que me pillaba por banda en un par de semanas, esto es, desde que había decidido reducir al mínimo mi contacto vital con ella para no sufrir y comportarme como la persona adulta y madura que debía ser y no era.

―Bueno... lo cierto es que el otro día tuve un incidente y exploté cerca del 80% de mis provisiones. Así que técnicamente tengo que reponer, si quiero tener hechos los filtros antes del domingo y además hacer mi entrega mensual de ingredientes a Galius. Porque de lo contrario me caerá una buena. ―Una buena, era en realidad que Galius se quedaría callado poniendo cara de decepcionado, y de "Tú sabrás que cojones haces con tu vida, Elías".

Dicho lo cual, me observó detenidamente antes de proseguir.

―Voy contigo ―dijo rápidamente, agarró su mochila y se calzó las botas de monte, con sus pantalones vaqueros y su abrigo marrón con dibujitos de Roxy.

Estaba jodidamente guapa. Pero ¡mierda! ¡Era una humana, genio, pero humana, y ahora tenía pareja, y su novio era gilipollas, y yo no pintaba nada en ese asunto! ¡Aquella situación traspasaba mi barrera vital con ella! ¡Proxenia!, ¡Proxenia!

Suspiré. Racionaliza, Dakks. Me dije.

―Hace bastante fresco hoy, y seguramente se me hará de noche... ¿Estas segura?

―Así acabarás antes.

Gato encerrado. De fijo.

¿Cómo tu relación con alguien se puede deteriorar tanto en tan poco tiempo? Esta pregunta sigue sin respuesta, por cierto, si alguien la sabe que me la remita.

Tal circunstancia es que una hora después estábamos en el bosque.

― ¿Qué te traes con Anet, Elías? ―me preguntó Amy una vez estuvimos en el bosque los dos solos. Estábamos recogiendo sanguijuelas en el río.

La miré sorprendido. Sabía que sería algo así, así que no termino de entender por qué me sorprendí siquiera.

―No sé. Estamos haciendo el trabajo ―dije quitándole importancia, porque además no podía contarle la verdad, no era mi secreto y no podía salir de mi boca― queremos hacerlo bien.

―Pero ella parecía no estar muy por la labor, ¿No? ―inquirió mientras recogía unas cuantas.

―No, al principio no ―admití―, pero digamos que la pillé por los...

―No lo digas ―dijo rápidamente. Sonrió― ¿Cómo la convenciste?

--Suuuuu padre... es... congresista ―nunca me contratéis para inventar excusas, tengo la inventiva en el culo―. Le dije que le diría a la prensa que ella no se esforzaba, y que eso sería malo para... la carrera de su padre ―Me encogí de hombros.

Reza por que cuele. Reza por que cuele.

―Perverso ―dijo asombrada― me alegro de no tener un padre congresista.

Seguimos en silencio. Por lo menos no haría más preguntas del tema, y mejor algo que nada.

―Pero no sé... ―y ya estamos otra vez― parece que os lleváis bien ―comentó como quien no quiere la cosa― es como si ella hubiera cambiado mucho, parece más simpática y tal. No sé qué le has hecho... solo espero que no te cambie a ti también.

¿Cambiarme a mí también? ¡Si ahora estás conociendo lo que soy! Quien con humanos se acuesta, meao se levanta... ya lo decía mi abuela. Y a mi ni acostarme me había hecho falta. Otra breva me hubiera caído. ¡A otra cosa, Dakks!, ¡A otra cosa!, ¡No la imagines desnuda!

Tomé aliento. Cerré los ojos. Y la borré de mi mente. Céntrate en la conservación.

―Es mejor persona de lo que parece ―concluí con sencillez.

―No lo creo. Además, creo que me odia.

¿Hola?, ¿Quizás piensa que eres humana y no atraes mucho su confianza?

Stop. Espera... una idea fugaz atravesó mi mente a la velocidad del rayo.

― ¿Son eso celos? ―me reí sorprendido. No me gusta provocar celos a nadie, pero aquello estaba resultándome extraordinariamente chocante― Te recuerdo que a mi Joel también me caía como una patada... y si no me equivoco es tu novio, ¿No?

―Joel es distinto.

Si bueno.

―Anet también es distinta. Deberíais darle una oportunidad.

― ¿Tanto tiempo os lleva el trabajo? ―dijo finalmente. Mierda. Volvemos al tema― quiero decir... no sé, antes pasábamos tiempo juntos. Ahora he tenido que venirme contigo al bosque y pillarte por banda para pasar un rato contigo. Hace dos semanas que no hablamos prácticamente...



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En el texto hay: novelajuvenil, el primer amor, secretosymisterio

Editado: 28.07.2019

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