― ¿Puedo hacerte una pregunta?
Anet y yo estábamos de caza aquella noche, había accedido a acompañarme en mi patrulla por el cementerio local, luego tomaríamos la bici y visitaríamos el que a ella le correspondía para después abandonarnos a la noche de Sídney un jueves noche en el que nadie salía y nosotros queríamos sentirnos vivos.
―Adelante.
― ¿Qué os traéis Amy y tú últimamente?
Desconcierto total. Un demonio Hodei con el que peleaba aprovechó el momento para intentar atragantarse con mi cabeza, por suerte Anet le partió el pecho arrojando un cuchillo.
Tomé aliento, observando aliviado el cuerpo del delito a mi espalda, sin salir de mi asombro porque había estado a punto de encontrarme en serios problemas por una gilipollez.
Ella rompió a reír y yo decidí retomar la conversación como pude...
― ¿Cómo? ―pregunté, todavía desconcertado e intentando recuperar el aliento.
Ella sonrió con tranquilidad.
―Que qué hay entre vosotros últimamente.
Si lo piensas bien, era una buena pregunta.
―Pues... no sé. ―admití confuso― Somos amigos. Solo eso. ―-Sonreí, tratando de disimular.
―Pero ahora estáis enfadados porque ella sale con Joel Armstrong y tú pasas todo el día conmigo o con los demás rastreadores retrasados ―concluyó.
―Fantástica capacidad deductiva ―admití, sin poder seguir disimulando―, otros lo llaman dotes de mentalista.
Sonrió, con cierta condescendencia no malintencionada.
―Dos amigos no se enfadan porque conozcan otras personas. Dos amigos, no se enfadan el uno con el otro porque tengan o puedan tener novios... a menos que haya algo más.
¿Cómo?
― ¿Qué algo más?
La miré ceñudo.
―Que está claro que os gustáis ―concluyó el análisis diagnóstico―, todo el mundo lo sabe. Excepto vosotros. Aunque, si no me equivoco, tú ya te habías dado cuenta... y quizás yo tuve algo que ver en el asunto.
Bufé. No solo era una mierda que había tenido que terminar admitiendo para mí mismo, sino que ahora era un secreto a voces. ¿A voces para quién?
― Yo no le gusto ―concluí malhumorado, al tiempo que arrojaba una estaca derecha al corazón de un vampiro que acababa de salir de su tumba y sus gritos se extinguían las llamas que lo volvían cenizas―, además es mucho más complicado... ya lo sabes.
Rompió a reír, observando aún sorprendida las cenizas de aquel bicho, que ahora descansaban sobre el suelo a unos metros de nosotros.
―Buen tiro ―culminó― pero no te librarás de esta conversación, Dakks. A ella le gustas.
― ¿Y en qué te basas para afirmarlo tan rotundamente? ―me reí sorprendido― Te recuerdo que sale con otro.
Suspiró.
―De lo contrario le daría igual que pasases todo el día conmigo.
―No es que os llevéis muy bien...
―Escucha bien, Dakks ―reformuló― Calo rápido a la gente, ya sabes por qué. Amy no es una chica que se ponga celosa por cualquier cosa, y ahora mismo lo está. Y lo está por ti.
Desesperación. No sabéis cuanta ¿No podemos cambiar de tema y ya? ¡Maldita sea!
― ¡Pero si tiene novio, Anet!, ¡Yo también podría estar celoso!
―Y lo estás ―concluyó antes de empezar a reírse.
―No... solo es que Joel no me gusta.
Al fin, después de un rato, paró de reírse para pasar a mirarme con ese aire maternal que tanto me saca de quicio, pero a veces ocurre.
―Piensa qué pasaría si Amy saliese con Luca.
¿Cambiando de torna la situación? Cerebro Dakks no pilla por donde vas, Anet. Eso debió decir mi cara, digo yo.
Me invitó a contestar con un gesto de la mano.
¿Y bien?
―Luca nunca me haría eso ―afirmé, rotundamente.
―Ya lo sé. Pero imagínalo, por un instante... ¿Te gustaría?
―No ―admití, todavía sin entender nada de aquella conversación.
―No te gustaría que Amy saliese con tu mejor amigo... ¿Por qué te pasa eso siendo que si es solo tu amiga lo lógico sería que quisieras verla con una persona que conocieses bien y que pudiese quererla como se merece?
Ahí había ganado la argumentación. Estaba claro. Pero las palabras "mejor amigo" y Luca en la misma frase me asustaban.
―Porque nunca la verás solo como a una amiga, ya has tenido tu visión, y cuanto antes lo admitas y te decidas a hablar de ello, menos perderás el tiempo... porque te recuerdo que el tiempo es siempre lo que nos falta, Dakks ―concluyó, mirándome con cierta ternura.
―De todas formas, es igual. Ahora está con Joel ―concluí con tristeza y pasando por alto más cosas―. Y yo tampoco me atrevería a hacer nada para estar con ella... tenemos año y medio por delante y...
―Tenéis una vida miserable por delante ―dijo finalmente, sin disimular su pesar― Ya sabes cómo va esto, Dakks. El tiempo corre en nuestra contra, y nosotros amamos para siempre, ¿Recuerdas?