Sus pasos se escuchaban sobre el suelo de madera de roble, pesados, mientras que sus manos atrás de la espalda no dejaban de mover los dedos, en un gesto de desespero por querer saber si acaso su hijo se encontraba bien. El sonido de la puerta corrediza hizo que todo en su ser se pusiera alerta.
—¿Cómo se encuentra? —esa había sido la pregunta que los labios del emperador soltaron al ver salir a la hechicera de la habitación de su hijo.
Kang Dasom, la hechicera en la que todo el imperio tenía más confianza, aquella mujer era la encargada de mantener de buena salud a los enfermos, tanto en el pueblo como a la familia real, siempre dispuesta a dar una buena atención a todos, con una sonrisa en su rostro y tranquilidad en su corazón, todos sabían que ella poseía grandes enseñanzas de magia blanca, considerada como la luz de todo el imperio.
—Ya se encuentra en mejor estado, majestad —menciono la hechicera dando un breve asentimiento— le di una medicina que calmará por completo su calor —el emperador pudo soltar el aire que estaba reteniendo desde hace unos momentos, sintiéndose más relajado.
Desde que su esposa, la emperatriz Park Minha, había dejado este mundo, había sido mucho más difícil cuidar del pequeño JiMin, el emperador podía sentirse como un gran mandatario en cuanto a las decisiones sobre el pueblo, pero cuando se trataba de su hijo, parecía ser todo un inexperto, un ejemplo era ahora, que había ocurrido la presentación de JiMin, un suceso demasiado repentino, que había causado que no supiese que hacer, afortunadamente pudo mandar a traer a Dasom para que le brindase de su ayuda. Debido a sus obligaciones como emperador casi no podía convivir con su hijo, pero siempre trataba de hacerlo, no quería desperdiciar el tiempo, en verdad quería pasar el tiempo suficiente con su hijo para que no se sintiera solo.
—Debo felicitarlo, emperador Park —comento Dasom, el emperador miro a la hechicera, levantando ambas cejas, desconcertado por sus palabras—, su hijo se ha presentado como omega.
El emperador no evito que sus labios se curvaran en una sonrisa ante la gran noticia, su querida esposa había tenido toda la razón desde un principio, Minha siempre le decía que JiMin se presentaría como un omega, y que sería un gobernante digno para el imperio, ahora le gustaría tener a su esposa cerca para decirle que efectivamente tenía toda la razón, dio una reverencia hacía la hechicera, que fue correspondida por otra de parte de ella.
—Te debo mucho, Dasom, estoy en gratitud.
—Lo mismo digo, emperador —la hechicera dejo de sonreír para mirar al emperador—, debo decirle algo muy importante, emperador Park —el mencionado dio un asentimiento, invitando a la hechicera a continuar—, su hijo estuvo llamando a su alfa.
El emperador Park se vio sorprendido ante esas palabras, ¿había llamado a su alfa? Pero, eso solamente quería decir una cosa, el alfa de su hijo estaba cerca, demasiado cerca, entonces JiMin tendría la fortuna de conocer a su destino.
—JiMin no es mayor de edad, pero el llamado indica claramente que su alfa está cerca, su lobo le habla, le llama —siguió hablando la hechicera—, es una fortuna el que esté cerca, muchos no logran tener a su destinado.
—¿Sabes de quién se trata? —pregunto el emperador.
La hechicera dio un asentimiento con la cabeza. Dasom podía ver cosas que los ojos comunes de un ser humano no podían, y una de esas cosas era ver los lazos que unían a alfas y omegas con sus destinos.
—Es Min YoonGi…
Min YoonGi se trataba de un alfa que se había presentado como uno hace ya algunos meses, hijo de uno de sus más fieles sirvientes, le agrada aquel niño, siempre se la pasaba de un lado a otro y no había día en que no dudará en mostrar respeto. YoonGi apenas había cumplido los once años, mientras que el hijo del emperador se trataba de un niño de nueve años, suponía la razón de la presentación de ambos había sido por tener la presencia de cada uno casi todo el tiempo en el palacio. Eso suele pasar.
El emperador estaba encantado, si aquel alfa se trataba del predestinado de su hijo, entonces no veía problema alguno, ambos gobernarían el imperio con buenos mandatos que ayudasen a los pobladores en todo, presentía que serían una de las parejas que mejor gobernarían.
—Es una buena noticia —comento el emperador Park.
La hechicera le regalo una sonrisa en respuesta, por supuesto que se trataba de una buena noticia, pues todos sabían que las parejas predestinadas eran un lazo tan puro y sincero que jamás podía ser roto por nadie, ni siquiera por la más poderosa de las magias.
—¿Puedo pasar a verlo? —pregunto el emperador. Dasom dio un asentimiento ante la pregunta.
—Adelante —le invito, alejándose de la puerta corrediza para darle paso al padre del recién presentado como omega—, me tengo que retirar, majestad, disculpe.
—Gracias por venir Dasom.
La hechicera dio un asentimiento con la cabeza, y comenzó a caminar para poder dirigirse a la salida del palacio, antes de dirigirse hacia su destino, se detuvo y miro detrás de ella, algo no estaba del todo bien, presentía que algo malo iba a pasar, estaba preocupada, quizás se trataba solamente de las hierbas que tuvo que mezclar para ayudar a calmar el celo del príncipe omega, sabía que eran adormecedoras, y que a veces le causaban un ligero mareo, tal vez solamente lo estaba confundiendo, tomaría un poco de té para poder sentirse mejor, siguió su camino hasta salir del palacio.
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Editado: 22.12.2023