Cogemos el metro y llegamos a la puerta del local, está abarrotado de gente. Distinguimos a Pol esperándonos cerca de la puerta. No es difícil, con su metro noventa y su envergadura, no pasa desapercibido. Le saludamos con la mano y se acerca enseguida a nosotras.
—Bueno, bueno, bueno, ¿que tenemos por aquí? Mis dos chicas preferidas… —dice sonriendo y acercándose para darnos dos besos a cada una.
—Eso será hasta de aquí a un rato, que se te encarame alguna rubia al cuello y te olvides de nosotras. Vamos dentro —dice Mia muy seria y empieza a andar hacia la entrada del local, sin mirar si la seguimos.
—Buff, ¿y a esta que le pasa hoy?
—Déjala, tiene un mal día. Vamos —miento, porque yo tampoco tengo ni idea de que le pasa.
Una vez entramos al local, veo que no está nada mal, la música no está excesivamente alta, se puede hablar sin gritar demasiado. A la izquierda, hay varias mesas de billar, a la derecha, la barra y algunos espacios con sofás y mesas altas, y al fondo, hay un escenario. Mia me comentó, que una vez a la semana traen grupos y tocan en directo. En el centro hay un enorme espacio que sirve de pista de baile. Por ahora, no hay mucha gente y se puede ver dibujado en el suelo el logo y nombre del local. Es una especie de silueta humana, en una postura un tanto imposible, que simula que está gritando. O al menos eso me parece a mí. Nos dirigimos a la barra, donde está Mia ya rodeada de un grupito de chicos.
—No pierde el tiempo. Parece que ya se le ha pasado el mal día —me dice Pol mientras vemos como Mia ríe y bromea con esos chicos.
Resoplo, me cojo a su brazo y lo arrastro hacia la barra —vamos a tomar algo, que parece que lo necesitamos. ¿Qué quieres? A la primera invito yo.
—No, no, de eso nada, las chicas no pagan.
—Pol por Dios, ¡¡no me seas anticuado!! Te he dicho que te invito y punto, ¿Qué quieres tomar?
—Vale, ¡pero la siguiente la pago yo!
—Valeeee. Pero, dime de una vez ¡¡¿¿qué vas a tomar ahora??!!
—No te pongas así…
—Poooool, ¡ya!
—Un ron con cola —me dice mientras me hace el saludo militar.
Yo resoplo y me doy la vuelta para llamar al camarero, pero no lo veo por ninguna parte, debe haber ido al almacén. Me inclino sobre la barra, porque es muy larga y ahora ya está tan llena de gente que no puedo ver el final. Una mano me sujeta del hombro, justo cuando mi zapato resbala y me inclino peligrosamente hacia delante. ¡Qué susto joder! Casi me caigo de cabeza, me estoy girando dando las gracias, cuando me quedo sin habla. Pensaba que Pol me había cogido pero no, frente a mi tengo a mi vecino, me lo quedo mirando sin decir nada.
—¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?
—No, gracias por cogerme. ¿Qué haces tú aquí?
—Pues supongo que lo mismo que tú y prácticamente toda la gente que hay aquí, tomar algo, pasar el rato, bailar y esas cosas —me dice con una sonrisilla.
—Mmm…si claro.
Por el rabillo del ojo veo al camarero, así que me giro hacia la barra y levanto el brazo para llamar su atención, en seguida se acerca.
—Dime preciosa, ¿qué vas a tomar?
¿Preciosa? pienso mientras lo miro raro. —Mm…pues supongo que un ron con cola para mi amigo y uno con limón para mí.
—Perfecto, enseguida los tienes —me guiña un ojo y se pone a preparar los cubatas. Eso, eso tú a lo tuyo, que es preparar bebidas, pienso. Nunca me han gustado los tíos que no te conocen de nada y van soltando lindezas…Cuando me giro veo a mi vecino también mirando al camarero con el ceño fruncido. Debería decirle algo supongo, pero no sé el que, me pone nerviosa.
—Mm…bueno y ¿qué tal? —genial Erika, muy original. Me mira con una sonrisilla burlona…
—Bien, aquí pasando el rato —vaya dos conversadores.
—Aquí tienes guapísima —me dice el camarero dejando las bebidas delante de mí.
—Gracias —le contesto educada pero seca. Me giro buscando a Pol, pero no lo veo.
—Si buscas a tu novio, está allí —me dice el vecinito señalando a Pol y Mía, que están un poco apartados del grupo de chicos con los que ella estaba antes. Parece que están discutiendo, que novedad. Empiezo a hacer aspavientos con los brazos para llamar su atención. —Parece que no te ven… —dice Marc sonriendo.
—Primero, no es mi novio, sólo mi amigo. Y segundo, si, parece que no me ven. Cuando discuten no ven nada más…—de repente Pol levanta la vista como si me hubiera oído, le dice algo a Mia y se empiezan a acercar los dos, manteniendo una distancia de seguridad entre ellos… Cuando Mia se da cuenta de quien hay a mi lado, su mirada y su postura cambian. Oh, oh, se ha puesto en modo leona.