En un hermoso y soleado día, el mandatario del Imperio Vesnicie, el Emperador Arment, se encuentra en su castillo de la Ciudad Imperial, concretamente en la Sala de Reuniones, donde junto al Consejo y autoridades de uno de los pueblos con más importancia y trasfondo histórico de los confines bajo su poder, Quedlinburg, discuten el tema que compete a tres habitantes de dicho poblado, no precisamente por ser los mejores de allí, sino más bien lo contrario, están causando molestias en la localidad donde predomina la paz, y por fin ha llegado el día en el que será decidido el destino definitivo de aquel trío.
En la sala, todos están sentados alrededor de una gran mesa de madera, en la cual está extendido el mapa del imperio.
—Su majestad, no hay marcha atrás, esos estorbos deben ser exiliados del pueblo —propone molesto Mensor, uno de los concejales con más influencia y jerarquía.
—Estoy de acuerdo con usted, Concejal—dice el emperador con una voz gruesa y fuerte, manteniendo una expresión seria y fija sobre el mapa, mientras señala la ubicación del pueblo —Levante la mano quien esté de acuerdo que esos tres sean exiliados del hermoso Quedlinburg —al pronunciar estas palabras, absolutamente todos los presentes levantan la mano.
Tras darse por concluida la reunión y la decisión estando tomada, se abren las puertas de la sala e ingresan las autoridades imperiales, para fijarse si todo está correcto orden. El Jefe Oficial, se dirige hacia el emperador.
—Disculpe el atrevimiento su majestad, quisiera preguntarle, ¿qué ha decidido?, porque ya veo a los demás retirándose —dice seriamente y se arrodilla ante la presencia del emperador.
—Pues, se puede percibir la alegría en el lugar y si observa, podrá ver los rostros de felicidad de los concejales. ¿Usted sabrá por qué, cierto? —pregunta con una ceja levantada y emana confianza y seguridad de su ser.
—Doy por hecho que ha tomado una decisión a conveniencia del bienestar de Quedlinburg, obviamente, pero no estoy seguro exactamente cuál.
—He decidido exiliar a esos tres habitantes, pienso que es lo mejor para todos —una sonrisa maliciosa se le escapa, pero es opacada por su seriedad «¿Bienestar de Quedlinburg?, ¿quién creen que soy?» piensa el emperador.
—Excelente decisión, no me extraña de alguien tan sabio como usted —dice con una notable felicidad en su rostro —¿Qué desea que haga al respecto, su alteza?
—Quiero que los encuentres, los juntes a los tres y los eches del pueblo. Así de sencillo. Además, para que se te dificulte menos la tarea, te otorgo este documento en el cual están sus descripciones físicas, escrito por un grupo de espionaje e identificación que mandé allí hace unos días, para que sepas reconocerlos con rapidez y no se te escapen —sonríe y entrega el documento, su expresión de seriedad no cae jamás, una actitud digna de un emperador.
«Vaya pan comido le estoy dando, si falla en esta, no sé qué clase de funcionarios hay aquí» piensa el mandatario.
—Entendido, su majestad. Partiré de inmediato junto a una de mis tropas, para llegar allí lo antes posible.
El Jefe abandona el castillo y junta a una de sus tropas, no lo piensa dos veces y ponen rumbo hacia el pueblo, no sin antes mirar el contenido del documento que le ha dado Arment.
"Oficial, si está leyendo esto es porque se ha decidido exiliar a los habitantes de Quedlinburg identificados cómo:
Bercus, un orco de un aproximado de veinticinco años de edad, sin ningún tipo de armas ni características destacables, su apariencia es de un orco común de tres metros de altura. Su piel es de color verde, carece de cabello y sus ojos son de color marrón. El motivo de su exilio se debe sus constantes colapsos de ira, ya ha destrozado más de una vivienda y locales del mercado del pueblo, a pesar de su altura sabe escapar bien, supongo que seguirá tus órdenes.
Jans, se trata de un joven druida Sciathán Daonna de no más de veinte años. Lo hemos observado convirtiéndose en pequeños animales, pero al parecer le cuesta, sin embargo, no es impedimento para entrar en casas ajenas y violar la privacidad de quienes vivan allí. La información que tenemos sobre su físico es la siguiente: es considerablemente alto, posee una tez blanca y pálida, acompañada de una cabellera rubia, lisa y larga que llega hasta la altura de los hombros, cejas gruesas del mismo tino, ojos de un color grisáceo, nariz y labios pequeños. Es de complexión delgada y posee alas, pero hemos observado que no sabe muy bien cómo usarlas. Usa ropajes comunes, una túnica de color marrón y de cuello en V, da la impresión de estar gastada.
El último en la lista es el dracónido Graddfa Farchog, llamado Neckich y que debe rondar entre las edades de los dos antes mencionados. Es un dracónido bastante alto y un tanto peculiar, ya que no es un dragón antropomórfico como estamos acostumbrados, se trata de una especie de humano con escamas de color rojo oscuro, en zonas específicas de su cuerpo, como lo son su cuello, sus codos y rodillas, además de poseer unos ojos de color rojo, idénticos a los de un dragón. Su nariz y labios son pequeños. Sus cejas son finas, del mismo color que su cabello. Al parecer es delgado y posee una decente musculatura, que se ve cubierta por ropajes comunes de color marrón. El motivo de su exilio es qué acostumbra a fastidiar a la población propinándoles sustos y como no, robando en el mercado local y curiosamente en la biblioteca, esto evidentemente molesta a los habitantes.
Editado: 18.05.2020