Han pasado un poco más de treinta minutos desde que Heriberto y sus amigos, llegaron a la taberna de Yonju. Han sido criticados en algunas ocasiones por varios ciudadanos por las expediciones que ellos han realizado sin tener buenos resultados. Decidiendo ellos no responderles, ya que no quieren tener problemas.
—¡Solo están perdiendo el tiempo! —suena el grito de un arquero delante de todos, tratando de llamar la atención de Heriberto y obligando a que todos se callen.
Comenzándose a abrir repentinamente la puerta de la taberna para entrar Manuk, Mauricio, Celina y Gregorio; los encargados del escuadrón de los elegidos.
—¡Vaya vaya! ¿¡Qué está sucediendo!? —pregunta Manuk, dirigiendo su mirada hacia todos los guerreros que están reunidos en la taberna, añadiendo—. ¡¿Saben que hasta afuera se logran escuchar sus gritos?!
Comenzando todos a verlos seriamente a excepción de Heriberto y a sus amigos que solo dirigen sus miradas hacia sus respectivos tarros de cerveza.
Descubriendo Manuk que la causa de todo este alboroto es por Heriberto, lo cual, decide dar un gran respiro mientras que entra junto con sus compañeros.
—Es el maldito que quiere ser nuestro líder —suena la voz de Gregorio quien observa enojado a Heriberto.
—Calmados, calmados. No digan nada y mejor déjenme este asunto a mí —informa Manuk, parándose todos cerca del otro escuadrón, añadiendo—. ¿Nos permiten acompañarlos?
Dándose cuenta que Emilio, Cleto y Eufemia dirigen su mirada hacia su líder en silencio mientras que él les afirma con su cabeza.
—Adelante —dice Heriberto, comenzando Manuk y sus compañeros a agarrar varias sillas para acercarse y sentarse en la mesa de ellos.
Obligando ellos a que todos los demás guerreros de la taberna, guarden silencio y solo observen el acto.
—Dicen que quieres comandarnos y ser el líder de todos los escuadrones, ¿¡es cierto!? —inquiere enojado Gregorio mientras que observa a Heriberto.
Por otra parte, solo Manuk comienza a darle una señal a Annie para que los atienda; rápidamente.
Entendiéndolo Annie quien se apresura a acercarse hacia la barra de madera en donde trabaja Yonju, ya que se ha estado moviendo rápidamente en todo momento; gracias a la tensión que se ha creado.
—No es mi intensión comandar a todos los escuadrones —argumenta Heriberto, entendiéndolo rápidamente Mauricio.
«Lo sabía, entonces existe la posibilidad de que Manuk está hablando mal de ellos a sus espaldas, no es la primera vez que él hace esto », piensa Mauricio, dándose cuenta que Annie llega con más de seis tarros de cerveza para colocarlos en la mesa.
—Calmados, calmados. Será mejor que yo hable, ya que están mal interpretando todo —suena la voz de Manuk, decidiendo agarrar su tarro de cerveza para darle un pequeño sorbo, añadiendo—. Heriberto, ustedes llevan más de siete expediciones realizadas hacia ese insignificante bosque, de los cuales, no han encontrado absolutament…
Siendo interrumpido él por Eufemia en ese momento.
—¡Mentira! realmente hemos encontrado a pocas criaturas bastante extrañas —informa Eufemia, viéndolo seriamente mientras que Heriberto le da la señal para que guarde silencio por medio de su mano derecha.
—Tranquila Eufemia, deja que él se exprese —dice Heriberto.
—Hmm, maldita sea. Como odio esto y lo más malo, es que el monarca no les ha eliminado el apoyo para esta expedición —suena la voz de Celina quien observa enojada a Heriberto delante de todos.
—¿A qué te refieres? —inquiere Heriberto.
—Veinte mil monedas de oro por cada guerrero que te acompañe en esta expedición —responde Manuk, lográndolo escuchar todos los guerreros que están en la taberna en ese momento, añadiendo—. Pero lamentablemente, quizá este apoyo va a ser el último, ya que acabamos de detectar que los demás reinos se están preparando.
—¿Para qué? —pregunta Emilio.
—No lo sé, quizá otra guerra se vaya a presenciar entre ellos, no lo sé realmente, pero he escuchado que nuestra gran majestad está bastante nervioso —responde Manuk, añadiendo—. Es ahí donde el escuadrón de los oscuros ya no es necesario.
Comenzando Heriberto a meditar en silencio mientras que sus amigos ven enojados a Manuk delante de todos, algunos guerreros comienzan a platicar entre sí, debido a la gran cantidad de monedas de oro que acaba de mencionar Manuk.
—Posiblemente sea la última vez que su escuadrón reciba ese apoyo por parte de nuestro monarca, Lane —informa Gregorio enojado, añadiendo—. Mucho mejor, ya que así mejor se ocupan en hacer su trabajo bien.
Recibiendo él las miradas enojadas por parte de Cleto, Eufemia y Emilio.
—Entonces esta expedición será la última —dice en voz baja Heriberto, dirigiendo su mirada hacia sus compañeros en ese momento—. Realmente, espero poder encontrar alguna ayuda en esto.
Comenzándose a escuchar varias voces cerca de ellos en ese momento por parte de los guerreros de la taberna.
—Veinte mil monedas de oro solamente por salir a pasearme, ¡cuenten conmigo! —suena el grito de un caballero a lo lejos.
—Necesitarán ayuda a distancia, ¡me anoto a esta expedición, jajaja! —suena el grito del arquero que antes se burlaba de Heriberto y sus amigos.
—Felicidades general Heriberto, pero yo empezaría por buscar un nuevo oficio después de ganar esa última cantidad de dinero —dice Manuk, viendo con una sonrisa a Heriberto delante de todos, mientras que el tabernero Yonju; saca un gran papel y una gran pluma de pájaro para poder anotar los nombres de los integrantes, siendo la pluma manchada por una extraña tinta de color negro por parte del tabernero.
—¡Todos los que quieran unirse al escuadrón de los oscuros, puede empezar a anotar sus nombres! —grita el tabernero Yonju, comenzando todos los guerreros a acercarse hacia él; rápidamente.
No moviéndose Heriberto ni sus amigos de su lugar, ya que muchos guerreros quieren ser parte de esa “expedición” a como dé lugar.