Ubicación: Llanuras cerca del reino de los Elfos
Mauricio avanza en silencio siendo acompañado por cinco criaturas malévolas tipo Naakro en ese momento, por ahora; su forma de caminar es un poco acelerada, ya que no observa con cuidado hacia su alrededor para estar en busca de cualquier peligro.
Las criaturas malévolas que le acompañan, saben que está siendo manipulado y que tarde o temprano; va a morir por defender a la diosa Calista. Por lo que deciden empezar a hablar entre sí.
—Esta incompetente criatura está siendo manipulada, ¿nos servirá más adelante? —inquiere un Naakro seriamente.
—Tiene que servirnos, recuerden que nuestro principal objetivo es el renacer de la Gran diosa Calista —responde otra criatura sin tomar en cuenta a Mauricio.
—No hay nada por aquí, deberíamos de volver para apoyar a nuestro amo —informa un Naakro, dirigiendo su mirada hacia la dirección de su ejército aliado.
Decidiendo todos detenerse por unos momentos, ya que logran observar que un extraño objeto está flotando en los cielos.
—¿Qué es eso? —inquiere en voz baja un demonio Naakro, pudiendo todos observar que algo extraño empieza a brillar, para enseguida acercarse hacia ellos a gran velocidad.
Perforando el extraño objeto a un demonio Naakro en ese momento, ya que perfora su cabeza con gran facilidad mientras que un extraño hechizo se activa en el suelo que paraliza a todos de forma misteriosa.
—¡¿Pero… —inquiere un demonio Naakro, percatándose que su compañero ha sido asesinado de forma misteriosa, pero de forma extraña; Mauricio solo observa el suelo sin oponer resistencia.
Comenzando los cuatro demonios tipo Naakros a caer al suelo pesadamente, ya que no pueden hablar, gracias a la magia que está activa.
Logrando ver uno de ellos que alguien se acerca volando hacia ellos para aterrizar silenciosamente enfrente de ellos, ya que no quiere hacer ruido.
—En el nombre del altísimo y gracias a la ayuda de sus santos ojos que ven a todas las inmundas criaturas desde el cielo, ¡Amen! —suena la voz de un extraño hombre, comenzando a levantarse del suelo mientras que los demonios se sorprenden por su extraña aparición.
Pudiendo ver Mauricio que el extraño hombre posee una gran túnica de color negro, adornada con líneas doradas por los hombros, manos y pies. La túnica le llega a la altura de las rodillas, posee un collar en forma de cruz, al igual tiene un extraño cigarrillo en su boca que está fumando continuamente. Posee pelo corto peinado hacia atrás y su color es blanco, tiene ojos marrones y su musculatura es un poco musculosa, ya que sus piernas están bien ejercitadas.
—Pero, ¿¡Cómo es esto posible?! —inquiere el demonio Naakro, haciendo un esfuerzo mientras que el extraño sujeto le sonríe de forma malévola.
—Hemos recibido un mensaje del altísimo, por lo cual hemos decidido intervenir —responde el extraño sujeto, añadiendo—. ¡Insignificantes demonios, llegó la hora de que paguen por sus pecados!
Siendo asesinados de forma misteriosa los demonios tipo Naakros en ese momento a excepción de Mauricio que observa el suelo perdidamente.
Percatándose de esta situación el extraño visitante, quien decide acercarse hacia él para observarlo por unos momentos.
—No te des por vencido criatura Albekana, no dejes que ese incompetente demonio te controle —anuncia el extraño visitante, añadiendo—. El Padre Routtas ha recibido el mensaje de la Gran Santidad y ha decidido interceder por ti, ya que tienes un objetivo principal en esta vida.
Comenzando Mauricio a dirigir su mirada hacia él.
—¿Padre Routtas? —pregunta Mauricio confuso, comenzando a llorar de sus ojos en ese momento—. No sé qué hacer.
Comenzando Routtas a acercarse hacia él para dirigir su mano derecha hacia su cabeza seriamente.
—¡Sé libre de la esclavitud de ella! —grita Routtas, comenzando a brillar la cabeza de Mauricio de color blanco mientras que avanza el tiempo.
Terminando de brillar la cabeza de Mauricio segundos después, para que él comience a observar sorprendido hacia su alrededor.
—¡Pe… ¡Puedo moverme! —grita Mauricio, comenzando a dirigir sus manos hacia enfrente de él para observarlas detenidamente mientras que empieza a llorar de emoción.
Empezando él a mover sus pies continuamente para percatarse que ha sido liberado del hechizo de la malévola diosa Calista.
—Bienvenido de vuelta, Mauricio —suena la voz del padre Routtas, añadiendo—. Pero falta mucho por resolver.
Llamando él la atención de Mauricio en ese momento.
—¡Vayamos con los demás para que sean liberados de esa magia! —anuncia Mauricio completamente feliz, pero se percata que Routtas niega seriamente.
—No se puede —informa Routtas.
—Pero me acabas de liberar de una magia que me tenía controlado, ya que lograba ver que todo lo que me ordenaban hacer; lo hacía sin oponerme —dice Mauricio seriamente, decidiendo acercarse hacia Routtas—. Podrás liberar a todos los demás con esa magia de la malévola diosa.
Comenzando Routtas a negar con su cabeza seriamente.
—Lamentablemente, no es así como tú piensas —informa Routtas, empezando Mauricio a verlo confuso.
Routtas decide caminar un poco hacia alrededor de él para poderle explicar.
—Eres el único que ha puesto resistencia a la magia por parte de esa malévola diosa, ¿Qué quiero decir? —pregunta Routtas, deteniéndose en su lugar mientras que dirige su mirada hacia Mauricio—. Eres el único ser que no le ha vendido su alma a esa diosa a cambio de más poder, es por eso que he podido liberarte fácilmente de ella, pero a diferencia de otros antiguos compañeros tuyos que han sido manipulados… —menciona Routtas callándose por unos momentos mientras que Mauricio recuerda a Manuk y Gregorio—. Otros han recibido de manera gustosa esa magia por parte de ella a cambio de venderle su corrupta alma.