El origen de las brujas de sangre

9. Aritmancia

POV: Allison 🐦‍⬛

Había pasado una semana desde que le conté a James sobre mi estancia en Beauxbatons. Sentía que se estaba reservando porque no me gustaba hablar del tema, pero podía ver la emoción en sus ojos cada vez que se atrevía a preguntarme algo al respecto. Había contestado a sus preguntas porque, en realidad, el año anterior me lo había pasado bien. Lo único que no sabía cómo responderle era por qué mi madre me había mandado a Hogwarts. Y no sabía cómo responderle por dos motivos, el primero, porque no estaba segura. El segundo se encontraba a mi lado tumbado en el rellano del lago negro.

—¿Por qué le dijiste lo de Beauxbatons? —se quejó Nick.

—Es mi amigo, ¿qué más da?

—No lo sé. Pero es raro que tu madre te cambie de colegio. ¿No crees que se lo va a cuestionar?

—Es irrelevante si se lo cuestiona, yo tampoco estoy segura de por qué me cambió.

—Para que te tuviese vigilada —comentó él incorporándose, cogiendo una de las piedras cercanas y haciéndola rebotar en el agua.

—Eso pensé yo, pero tiene que haber algo más.

—¿Que me quedan seis meses para cumplir trece años? —sugirió.

—Potencialmente —contesté, pero algo no cuadraba del todo con eso.

Yo suspiré, esta vez siendo yo la que quedó tumbada en el césped. A veces la vida parecía tan complicada. Ojalá pudiera dejarla en pausa para siempre.

—Hay algo que falla —le dije a Nick, que seguía tirando piedras al lago.

—Ilumíname.

—Kaia cumple los trece en enero. Si quería que tú y yo estuviésemos juntos para tu cumpleaños ¿por qué no insistir en que Kaia viniese a Hogwarts? Sé que es complicado, pero podía haber insistido en que hiciese un intercambio este año, qué se yo.

Nick me miró perplejo, como si no se hubiese planteado esa cuestión antes.

—¿Cómo sabes que no va a traer a Kaia hasta aquí en su cumpleaños?

—Es improbable. No puede retenerla aquí tanto tiempo desde que terminen las vacaciones de navidad hasta su cumpleaños.

—No digo que la retenga, pero sí que la traiga momentáneamente.

Hice una mueca, sin contestar, porque no sabía que decir. Demasiado complicado.

—¿Por qué no le preguntas a Kaia? A lo mejor ella sabe algo —sugirió mi amigo tumbándose a mi lado.

—Ya lo he hecho —yo saqué mi espejo del bolsillo, mostrándoselo a Nick para que entendiera como me comunicaba con ella—. No tiene ni idea. Está asustada, no quiere hacerlo sola. No sabe hacerlo sola.

—Pero nos lo explicaran en navidades, ¿no? —exclamó Nick, por un momento pareció que su cumpleaños no estaba tan lejos.

—El problema no es ese —negué—. El cumpleaños de Lyam coincide con las vacaciones de primavera, así que mi madre puede encargarse, y tu cumpleaños, el de Emilie y el mío... bueno nos tenemos los unos a los otros, pero ¿Kaia a quién tiene?

—Tu madre no va a dejar que esté sola —declaró Nick ante mis palabras—. Kaia es demasiado importante para tu madre como para dejarla a su suerte en su cumpleaños.

Esperaba que tuviese razón, de veras lo esperaba. Si tenía que presentarme yo en Ilvermorny lo haría, pero dudaba que pudiese hacerlo, por lo que preferiría si esa opción se quedaba de reserva.

Ag, odiaba a mi madre.

—Juls —llamó Nick incorporándose de nuevo, esta vez para incrementar la cercanía de ambos—. ¿Esto también se lo vas a contar a James?

Tragué saliva. Sí. No. No lo sabía.

—Tu madre te va a matar si se lo cuentas.

—Mi madre no tiene porqué enterarse —comenté levantándome.

Cogí mis cosas, decidida a marcharme, pero Nick era más alto que yo, y por tanto más rápido.

—Juls, espera —pidió agarrando mi brazo para impedir que siguiera avanzando—. Esto no solo te influye a ti, no puedes ir contándolo como si fuera nada. Por Merlín, su padre es auror.

—No somos delincuentes, Nick —me solté de su agarre, pero no me alejé.

—Solo te pido que lo pienses antes de decir algo de lo que te vayas a arrepentir, Juliette.

—Allison —corregí—. Si tanto te importa lo que la gente vaya a pensar a lo mejor tú deberías empezar por no usar mi nombre, Nicholas.

Le sostuve la mirada unos segundos más. Cuando me aseguré de que no diría nada más me di la vuelta, dejándole allí solo. No estaba de humor para esa discusión. ¿Y cómo podía él vivir sin contárselo a nadie? Incluso podía entender que siguiera con su vida como si nada por ahora, pero ¿qué pasaría cuando cumpliese los treces? Las cosas iba a cambiar cuando tuviera la edad. No iba a poder mantener el secreto toda su vida. Me molestaba que no fuese capaz de ver eso.

Las personas en las que yo decidiera depositar mi confianza eran mi problema, no el suyo. Y sí, podía ver el motivo de su preocupación. Contarle el secreto a James, contárselo de verdad, en detalle, era revelar también a Nick, Emilie, Kaia y Lyam. Porque éramos todos parte del puzzle perfecto de mi madre. No podíamos existir los unos sin los otros en la percepción de mi madre, pero aun así.

Seguí caminando, sin saber a dónde me dirigía hasta que llegué. Tres semanas en el castillo eran suficientes al parecer para reconocer el camino a la sala común de Gryffindor como mecánico antes que a la de Ravenclaw.

Entré, olvidándome de la conversación con Nick en caso de que me encontrase con James. Pero cuando entré no estaba allí.

—¿Estás bien? —pregunté de inmediato al chico que captó mi atención.

Leo ocupaba una mesa entera con papeles, libros y lo que creía, era una calculadora. Estaba prácticamente solo en la sala común a excepción de un par de chicas, que parecían interesadas en el nuevo anillo de una de ellas. No me extrañó la ausencia de estudiantes, pues era excesivamente temprano, ni siquiera había desayunado aún. Lo que me sorprendió fue ver a Leo despierto y con tal predisposición a hundirse entre pergaminos.

—No lo sé —contestó mirándome un único segundo antes de pasar sus manos por su pelo, inspeccionando de nuevo los papeles que tenía por delante—. ¿De dónde vienes tan temprano? No te he visto bajar, pensé que seguirías durmiendo.




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