El Pacto de Emma (libro 1)

Capítulo 1

¿Alguna vez han tenido la sensación de estar viviendo un sueño?, uno del que nunca despertaran y en el cual están encerrados sin una manera de escapar. Una pesadilla.

Solo que esto es real, mi vida es real. Nada de trampas y atajos, solo vivir el día a día.

Levantarse, vestirse, ir al instituto, soportar miradas denigrantes, volver del instituto, convivir con Jeff, dormir. Volver a repetir el día.

Uno pensaría que al ver una chica con cara neutra e inexpresiva que no muestra emociones al ser insultada y burlada estaría acostumbrada. Pero no es así. Cada burla es un puñal, cada palabra una quemadura y cada silencio mío es una traición y aun así aquí estoy, mirando al techo de mi habitación, mientras las lágrimas nublan mi visión.

"No Emma. El mundo estará podrido pero no tienes por qué estarlo tú también. Aguanta, solo un poco más. Un mes más. Un mes más y serás libre"

Libre. Limpio las pocas lágrimas que escapan de mis ojos y me levanto. Si voy a ser libre tengo que comenzar por despegarme de esta cama.

El piso cruje cuando me acerco a mi armario. Me decido por una calza negra y una remera manga larga verde a rayas. Cuando termino de colocar mis zapatillas no puedo evitar fijarme en el espejo de la puerta, como si me llamara a ver mi reflejo, a recordar quien soy.

Emma Blue una chica con problemas de sobrepeso y aislamiento social. Suspiro. Al menos así es como me describen mis compañeros. ¿Pero para mí? Para mi soy solo...yo, simple y llanamente yo. Los estereotipos de la actualidad me dejan al final de la pirámide social. Si solo las personas vieran la belleza interna sería un mundo notablemente mejor. Y ¿Amigos? bueno, eso es fácil, porque no tengo, probablemente tengan razón al llamarme antisocial pero es difícil volver a confiar cuando te han apuñalado por la espalda.

Bajo las escaleras a toda prisa, evitando hacer el menor ruido posible, rezando para que Jeff no salga de su cuarto, lo cual dudo ya que al ser una persona con problemas de alcohol la mitad del tiempo esta medio muerto en su cama. Hay veces en las que se va, se marcha sin una palabra y vuelve dos o tres días después, no tengo idea donde va y tampoco quiero preguntar ya que no hemos tenido una conversación decente en años.

Vaya padre resulto ser, aunque tampoco lo culpo .Desde que mi madre murió, todo ha cambiado. Sucedió cuando era pequeña, mis recuerdos de ella son confusos y algo borrosos pero sé que las cosas no eran así antes. Su muerte se llevó nuestras vidas y quebró a Jeff.

Abro el cajón de la cocina y agarro las llaves de la casa, un vistazo al reloj en la pared de la cocina me avisa que son las cinco y media de la mañana. Faltan dos horas para el Instituto. Probablemente debería estar acostada y durmiendo, pero necesito despejarme, necesito aire fresco.

Fuera el cielo esta gris, despejado y una ligera brisa fresca baila sobre mi cabello y mi rostro, aspiro y cierro los ojos, disfrutando de su pureza y comienzo a caminar.

Las calles están desiertas, el silencio es lo único que se percibe. "Esto es todo lo que necesito" Me siento aliviada. Feliz, incluso.

Pero mi felicidad dura poco...

No llevo ni diez minutos de caminata cuando me encuentro con Alex, un viejo amigo de Jeff, el cual está descargando unas cajas de su auto y no me hace falta mirar dos veces para saber que se trata de cervezas. Tenía la esperanza de que no encontrarlo a esta hora. Es una verdadera molestia tenerlo viviendo tan cerca.

Él me ve y su rostro se ilumina, me hace una seña. Maldición. El plan de darme la vuelta y volver por donde vine, arruinado. Sonrió forzadamente y me dirijo a donde está.

Alex es la clase de persona que te cae mal al momento de conocerlo y luego de haberlo hecho, también. Con una altura de 1,60, cabello negro salpicado de blanco y una expresión cansada que dice que probablemente mataría por una cama, está llegando a sus cincuenta y es amigo de Jeff desde hace mucho tiempo. Ellos se conocieron en el hospital, cuando Jeff se estaba recuperando del incidente.

-¡¡Emma!!- me mira de arriba abajo y tengo que hacer un gran esfuerzo por no patear su cara. - ¿Qué haces por aquí sola, cariño? es una hora muy peligrosa. - ladea la cabeza, estudiándome.

Hago una mueca.

-Necesitaba tomar algo de aire, ya sabes, el estudio me estresa mucho - le restó importancia con un movimiento de la mano. Lo último que necesito es que ande de soplón con mi padre.

-Oh si, por supuesto, recuerdo esos días – asiente pareciendo comprensivo y luego señala a su casa - ¿Quieres pasar?

"Oh no, ni en sueños, amigo" Retrocedo un paso y señalo detrás mío, por donde vine.

-No lo creo, de hecho debería volver ya que se hace la hora de prepararme - "No me quedaría contigo ni aunque fueras el ultimo humano en la tierra" - Además, Jeff debe estar preguntándose donde estoy – esa fue, probablemente, la mentira más grande, una que ni yo me creería y por lo visto Alex tampoco, ya que vuelve a insistir.

-Vamos Emma, no muerdo, cariño. - Suspira cuando me niego nuevamente y se rasca la cabeza- De acuerdo pero hazme un favor cuando llegues a tu casa. Dile a tu padre que pase a recoger las cajas cuando pueda. - señala hacia su maletero donde todavía hay dos de ellas, yo asiento con la cabeza y comienzo a alejarme, pero vuelve a llamarme- ¿Emma? - me congelo y reprimiendo una palabrota volteo la cabeza para mirarlo, su sonrisa me pone los pelos de punta - Sabes que eres siempre bienvenida aquí, cariño. La pasaríamos muy bien juntos.



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Editado: 17.03.2018

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