El paraíso en sus ojos

Capítulo 08

Capítulo 8:
La boda y sus reencuentros.

Aria.

—¡No voy a ir!

—¡¿Por qué?!

—¡No quiero que vean mi jodida cara! ¡No quiero que me pregunten qué fue de mi vida! ¡No lo haré! ¡No les daré el gusto a que me critiquen!

—¿Te estás escuchando? Así solo le darás el gusto de verte por debajo de...

Ruedo los ojos y apago el televisor. Es una absurda película que empezó de pronto, tan dramática como sin sentido.

En fin, aquí me encuentro, preparándome mentalmente para reencontrarme con mi familia, eso mientras escarbo entre mis cosas esperando algo apropiado para la ocasión.

Una boda.

¿Se supone que tenía que preparar un atuendo desde antes?

Pero ese no es el mayor de mis problemas, ahora tampoco sé dónde rayos se encuentran Gael y Chase.

Porque sí, ellos también fueron invitados.

Y sí, dijeron que irían.

Y sí, no me dejaron quedar en casa.

Quiero mucho a mi hermana, pero... ¡ni siquiera sé quién rayos es su prometido!

Es decir, cuando dejé de saber de ellos ella estaba soltera, y siempre se ha mantenido al margen como para que los paparazzis no se enteren de nada de su vida.

Algo contrario a Sheila, a quien le gusta llamar la atención a donde quiera que vaya. Y pues, gracias a eso, sé que ahora mismo está de novia con otro cantante de musica pop. Bah.

Después de elegir un vestido color crema, sin mangas, y con un largo hasta las rodillas —lo más "para la ocasión" que pude encontrar—, me propuse a buscar zapatos, rogando porque esos dos llegaran rápido.

No pensaba irme sola, obvio que no.

Ya pasados unos eternos veinte minutos escucho el sonido del celular, corro hasta el aparato y lo tomo enseguida, observando el nombre de Gael en pantalla.

—¿Dónde carajos estás?

—Uh, palabrotas. Estás molesta. —deduce enseguida.

—¡¿Molesta?! —río demasiado falso para que se lo crea—. ¡Estoy más que molesta, Gael! ¿Dónde estás?

—Je, je, sí, sobre eso... —hace una pausa misteriosa y yo entrecierro los ojos, esperando una buena respuesta, algo que, parece no llegará—. Tu padre...

—¿Qué pasó con mi padre? —ya estoy imaginando la situación, por lo que tengo mis ojos cerrados y una mano en la frente.

—Sí él... escucha, Aria, sinceramente, aunque te tenga miedo le temo mucho más a tu padre, y llegó a casa y me pidió... no, bueno, me obligó a subir a su lujosa limosina para venir a la boda de Lindsey e hizo exactamente lo mismo con Chase. ¡Pero te juro que fue por obligación! Lo menos que queríamos era dejarte sola. —habla muy rápido, pero, para mi desgracia, lo entiendo a la perfección.

Trato de respirar profundo a medida que lo escucho, mis dientes están chocando con ira y la mano está masajeando mi frente.

—Estem... ¿Aria? ¿Sigues ah...—

—¿Estas diciendo que papá vendrá por mí? —lo interrumpo.

—Bueeno, suena difícil de aceptar, pero... sí. —escucho como forma una risita nerviosa—. Pero no te preocupes, ahora se ve mucho más... ¿Dócil? —sé que está pensando una palabra mejor para su estupidez, pero escucho la risita de nuevo—. Bueno ¡suerte! Chase también te desea muuucha... suerte. ¡Adiós!

Y cuelga.

Bien, ahora estoy segura de no querer ir a ese lugar. Me importa una mierda si me sacan del apellido Stuart, ahora que lo pienso, es lo menos que podrían hacer.

Claro que papá sabe la ubicación de donde vivo, ¡él compró este lugar! Nunca me dejaría ir sola de por vida, siempre hallaría la manera de vigilarme. ¡Apuesto a que cada rincón de este departamento tiene cámaras!

Y yo nunca interferí en sus decisiones.

¡¿Por qué nunca lo hice?!

Estoy segura que ya ni siquiera me da tiempo de escapar.

Escucho el sonido del teléfono de nuevo y solo estoy rogando por que sea cualquier persona menos la que tengo en mente.

¡Hasta Sirly sería excelente opción!

Pero no, al fijar mi vista en el aparato veo cómo la palabra "papá" está presente.

Estoy a punto de hiperventilar, lo siento en la débil forma en la que respiro.

Mi mano tiembla al darle a la opción de contestar y llevarme el aparato al oído. No digo nada, solo espero.

—Ariadna Stuart. —escuchar su voz después de tanto tiempo me pone la piel de gallina.

—Papá... —me escucho decir.

—Estoy fuera. Te espero. —y cuelga.

Vaya platica, tan conmovedora.

Después de maldecir en todos los idiomas posibles y creados por mí. Tomo mis cosas y me encamino al lugar en el que el auto de mi padre aguarda.

Casi no reconozco su peculiar mercedes benz, muy su estilo. Camino a pasos nerviosos hasta el vehículo mientras observo cómo este baja una ventana y... la cabeza de mi padre se asoma.

¿Desde cuándo no lo veía? ¿Ya pasó el año, verdad?

Pues está completamente igual a como siempre lo recordé, su cabellera canosa, su piel bronceada, su respingada nariz... y su penetrante mirada.

—Papá. —¿es que no me sé otra palabra?

Debe de pensar lo mismo porque niega como si no tuviera remedio y se vuelve al auto, el cual, se abre la puerta segundos después.

Dubitativa, entro al auto mientras siento como todo mi estómago se revuelve y mis manos tiemblan mucho más que antes.

Estaré a solas con mi padre en un viaje de aproximadamente treinta minutos después de no haberlo visto desde hace un año entero.

Suena bien.

¡Claro que no suena bien!

¡Era sarcasmo!

El auto comienza su rumbo y yo solo observo al hombre frente a mí.

Tiene un vaso de vidrio con... ¿licor? Es lo más probable, mientras tiene su vista fija en la ventana. Su vestimenta es exactamente la misma de siempre, lo suficiente formal para ir a donde sea.

Y yo... pues, yo solo estoy esperando no desmayarme ahora mismo.

—Te queda bien el vestido. —me quedo quieta al escucharlo, no esperé que dijera algo tan pronto.



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En el texto hay: drama amor, actores de cine, pasado drama

Editado: 18.10.2024

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