El paraíso en sus ojos

Capítulo 10

Capítulo 10:
Contacto visual.

Joshua.

—Joshua... —escucho la lejana voz de Ethan, pero no despego mi vista de la pared—. Vamos bien, solo... te tienes que acercar a Aria. Así como va en el guion... así como ya te dije en las quince tomas anteriores.

Lo sé, joder, ya lo sé. No necesito que él me recuerde que tengo que acercarme a ella.

No necesito que me recuerde que necesito tocarla, porque ya de por sí las ganas de hacerlo me matan. Quiero hacerlo y es lo que me descontrola.

Yo no soy así.

No puedo haberme curado tan solo por haber aparecido una persona... otra.

Esto no otra vez. No puede ser lo mismo, no puede. Me niego.

—Lo sé, yo... —mis palabras desaparecen por eternos segundos, no tengo idea de qué decir—. Lo siento.

—No importa, solo... tomemos un descanso. Cinco minutos. ¿Te parece? —asiento de inmediato y me escabullo. Lo menos que quiero es seguir dentro de la misma habitación que Aria.

Con grandes zancadas me dirijo a mi camerino. Cierro la puerta con la mayor tranquilidad acumulada.

No puedo hacerlo, no puedo besarla, me volvería loco.

Camino de un lado al otro mientras hago visible el mismo recuerdo que tenía en el set, de mi psicóloga y yo.

Cuando sientas miedo recuerda momentos que te marcaron, para bien. —recalca la última palabra—. Por ejemplo, cuando conociste a tus hermanos. O cuando te dijeron que ya no estarías solo, que te ayudarían, que te querían. —me observa a través de su lentes—. No me estás prestando atención, Joshua.

Yo me acomodo un poco más en el sillón. Me encuentro observando a la nada, pero estoy muy al tanto de sus palabras.

Sí lo hago. Que no la esté viendo no significa que no le esté prestando atención. —digo con aburrimiento.

¿Podemos tener contacto visual?

No.

Joshua. El contacto visual es tan importante como el físico. Necesitamos ver a los ojos a las personas para crear confianza. Eso nos ayuda en ejercer un mejor ambiente.

No me importa ejercer nada.

Bien. —un leve silencio se torna a nuestro alrededor, no la observo pero sé que se está preparando para decir sus próximas palabras—: ¿Podrías hablarme acerca de Renée Petit?

Sé que me está provocando, sé que le encanta hacer eso. Cuando no quiero hablar de un tema saca el de Renée para volver al anterior. Y lo consigue, pero esta vez no le daré el gusto.

—Supongo que ella está bien. —me hundo de hombros, fingiendo desinterés.

Pero no, me he tensado de pies a cabeza luego de oír aquel nombre.

¿Qué clase de relación tenían?

Por primera vez en toda la sesión despego mi vista del techo y la observo —pocos segundos antes de llevar mi vista al suelo—, con el ceño fruncido.

—¿Relación? Está nada más buscando maneras de hacerme cambiar de tema. ¿Cuántas veces me había dicho que eso solo fue apego emocional? —hablo, claramente molesto.

Quiero escucharlo de ti. —su tranquilidad me hace perder aún más el control.

No hay nada que escuchar.

¿Qué sentías por ella?

Nada. —respondo tajante.

Mi pecho ha empezado a subir y bajar con anormalidad. Y mi cara está contraída de la rabia. Quiero salir de aquí.

Ella suspira, pero no dice nada. Solo anota algo en su libreta.

Usted siempre dice que debería dejar el pasado atrás, ¿cierto? —estoy a nada de sobrepasar la ira—. Pues, ella también es parte del pasado. Punto.

Es importante tratar...

¿Qué? ¿A Renée? ¿Para recordar lo estúpido que fui solo por sentir por primera vez en mi vida que alguien se interesaba en mí? —paro de repente y cierro los ojos—. Para recordar que todo no fue más que una ilusión de mi mente porque estaba jodidamente falta de afecto.

¿Crees que aún lo estás?

Sí, lo estoy. Y estoy seguro que no podré mejorar estando aquí metido dentro de estas cuatro paredes.

Es un centro de ayuda, Joshua. Tratar tu caso para ayudar a mejorar es importante. Solo estoy tratando de entenderte.

Me callo de golpe. No porque no tuviera nada que decir al respecto sino que, aunque en su voz sigue esa inquietante calma, hay algo en su mirada que me hace recordar demasiado a tía Beth. Por lo que prefiero cerrar la boca.

¿Dónde estábamos?

No, simplemente no puede estarme pasando lo mismo que con Renée. Esto no puede ser solo apego emocional, casi ni me habla y me mira. Entonces... ¿qué demonios es?

Camino intranquilo por el reducido espacio con las manos sobre los ojos, buscando la calma faltante en mí. Por lo que no veo cuando accidentalmente choco con una pequeña vidriera a mi derecha, ocasionando que caiga de rodillas. Golpeo uno de mis brazos contra la pared y el otro es rasgado por el filo del vidrio.

—¡Agh!

Me incorporo tan rápido como puedo y observo la herida. Aunque es un corte largo, no es profundo.

Con la mano buena trato de buscar dentro de los gabetines algo con lo que amarrar la herida mientras tanto.

Es entonces cuando escucho el sonido de la puerta. Maldigo entre dientes mientras tomo un poco de papel higiénico. Sé que no ayudará en nada pero necesito limpiarlo.

Camino hasta la puerta y me posiciono frente a ella mientras trato de limpiar la herida. Mi brazo tiembla un poco por el dolor, pero no es para tanto.

Es cuando abro y la figura de Aria es lo que recibo. Me tenso de pies a cabeza al verla. Esperaba a todos menos a ella.

—¿Qué...? —estoy seguro que palidece al ver la sangre en mi brazo y manos.

—Me corté torpemente. —admito mientras formo una sonrisa forzada de boca cerrada. Esto de actuar sin cámaras grabandolo todo no es lo mío.

Tampoco con cámaras.

Ella se adentra enseguida al camerino y toma mi brazo con la herida. Yo me estremesco ante su tacto, pues no esperaba que fuera a hacer eso, y a la vez se siente tan... bien.



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En el texto hay: drama amor, actores de cine, pasado drama

Editado: 18.10.2024

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