Los días siguientes al ritual de liberación, el ambiente en el conventillo parecía haber recobrado cierta calma. Lucía y Carmen estaban aliviadas de que los extraños sucesos hubieran cesado, pero la inquietud persistía en sus corazones. Sabían que la maldad no se extinguió con facilidad y que debían mantenerse alerta.
Una tarde, mientras buscaban entre las antigüedades de una pequeña tienda cercana, Carmen encontró un extraño libro escondido en una estantería polvorienta. El libro tenía una cubierta de cuero desgastado y páginas amarillentas, y desprendía una extraña energía que llamó la atención de ambas.
Lucía tomó el libro entre sus manos y notó que en la portada había un símbolo misterioso tallado en el cuero. Era un antiguo sello de protección, similar a los que había visto en el ático durante el ritual. Una corazonada la impulsó a abrir el libro, y al hojear sus páginas, se dio cuenta de que era un antiguo libro de hechizos.
Emocionadas y curiosas, decidieron llevar el libro al conventillo y leerlo con detenimiento. A medida que avanzaban en su lectura, descubrieron que el libro contenía antiguos conjuros y rituales para lidiar con espíritus malévolos y entidades oscuras.
–"Este libro puede ser la clave para comprender lo que ha estado ocurriendo en el conventillo", dijo Lucía, con una mezcla de esperanza y aprehensión. –"Si podemos aprender a protegernos y enfrentar la maldad que nos acecha, tal vez podamos encontrar una solución definitiva". –
Las noches en el Pasaje Maldito seguían siendo inquietantes, pero Lucía y Carmen dedicaban horas a estudiar el antiguo libro de hechizos. Aprendieron a identificar símbolos de protección, a realizar rituales para purificar el ambiente y a crear amuletos para resguardarse de las fuerzas malignas.
Sin embargo, la maldad parecía adaptarse y encontrar nuevas formas de manifestarse. Los residentes del conventillo escuchaban risas infantiles en la noche y tenues susurros provenientes del ático. Lucía volvía a tener pesadillas aterradoras que parecían estar relacionadas con la muñeca.
Cada vez más convencida de que el espíritu maligno seguía presente, Lucía decidió buscar más información sobre el anterior inquilino y su hija, la dueña original de la muñeca. Encontró a una anciana vecina que llevaba muchos años viviendo en el barrio y que recordaba vagamente la historia.
–"La hija del antiguo inquilino era una niña solitaria y extraña" , le contó la anciana. –
– "Nunca interactuaba con los demás niños del barrio y pasaba mucho tiempo en el ático del conventillo, jugando con esa muñeca de porcelana. Algunos decían que estaba poseída por algún espíritu malévolo". –
Lucía se estremeció al escuchar la historia, sintiendo un escalofrío recorrer su espina dorsal.
–"¿Qué ocurrió con la niña y la muñeca?", preguntó ansiosamente. –
La anciana suspiró y continuó: – "Un día, la niña desapareció misteriosamente. Nunca se supo qué le pasó ni se encontraron rastros de ella. Pero la muñeca quedó en el ático, y muchos creían que su espíritu seguía atrapado en ella, causando estragos en el conventillo". –
Lucía sabía que el espíritu debía ser liberado, pero también comprendía que la maldad era demasiado poderosa para enfrentarla sin ayuda. Decidió compartir sus hallazgos con Carmen y juntas buscaron un experto en lo paranormal que pudiera guiarlas en el proceso de liberación.