Me despertó unos pequeños golpes en la puerta de mi actual cueva. Una horripilante voz dijo "Carta".
Quizá era mi padre.
Me ha dejado un papel escrito que coló bajo la puerta. Creo que será la primera vez que me voy a levantar para no ir al baño.
Mi cuerpo está muy débil...
Grita que necesita nutrientes...
Mi cuerpo parece haberse recuperado para pedir comida. Pero mi cabeza, sigue aferrada al daño.
"Mamá de joven siempre quería volar sobre el mar, pero después añadió sin abandonar la tierra. Hoy vamos a ir a su funeral. Eres libre de ir o no."
Breve carta con la letra muy mal hecha...
Entonces hoy es el día de despedida. Tengo entendido que es una especie de ritual para decir un adiós definitivo, una cuestión religiosa y de respeto.
En verdad estoy en contra de esas cosas, pero al vivir esto...
Quiero ver por última vez a mi preciada madre.
Oh, luz caótica que le encanta cegar al mundo.
Tras tanto voy abandonar mi cueva. Tengo un nuevo objetivo en mente, despedirme.
La casa está realmente caótica. Polvo, descuidada, un montón sin lavar...
Parece que mi padre no ha hecho nada, incluso no ha dibujado más.
Lo veo en el sofá del salón esperando algo, un milagro.
—¿Papá? Cuánto tiempo... —Dije con una tímida voz.
Parece que mi voz captó la atención de mi padre...
—¿Satella? Me alegro mucho de verte y oírte... ¿Estás bien? —Reaccionó al verme
—Pues... Algo mejor... Deberías afeitarte papá. —Dije tras ver su barba descuidada.
—¡Oh cierto! Que despiste... Pero tú... Estás muy delgada... Te veo de muy mal aspecto...
—Sí... Ahora voy ir duchar, arreglar y todo eso...
—Agg... Perdona por estar la casa tan destrozada... He estado ocupado. —Dijo mi padre con un tono de mentira.
Mi padre no está siendo transparente como siempre. Se nota a simple vista que está manteniendo la cordura frente mía. Se siente mal, tiene ojeras, la barba descuidada...
También está un poco más delgado, pero ha comido más que yo seguro...
—¡Venga Satella! ¡Hay que arreglar todo para despedirnos como es debido!
Papá se esfuerza más que nadie para mantenerse firme, estoy segura que por dentro estaría incluso peor que yo...
Al fin y al cabo, para él es la mujer de quien se enamoró y dio su vida.
No dije nada más. Antes de ducharme empecé ha ayudar a mi padre a arreglar toda la casa y limpiarla. Tardamos bastante pero resultó quedar como de costumbre.
Ambos tratábamos de evitar ver las fotos de mi madre para no decaer. Aunque yo... no pude resistirme pero me mantuve firme.
Tras terminar todo, hice todo lo de higiene y me arreglé.
Me vestí de negro, como había leído en el pasado sobre funerales. Pero mi padre, iba bastante pintoresco...
—¿No había que ir de negro? —Pregunté.
—Hay que ir de negro, pero me quiero despedir de esta forma.
—Vas... Bastante colorido... ¿No te echarán?
—No. Nadie nos va mirar mal. Además, no va ser un funeral común.
La expresión de mi padre parecía seria y me enseñó un pequeño tarro con cenizas.
—¿Y esto? —Pregunté con curiosidad.
—Foto de boda, foto de familia, un poco de cabello de tu madre y una parte de nuestro mejor momento. Todo esto, incinerado. Son las cenizas de ello. Primero estas irán al mar, y tu madre irá en tierra.
—De acuerdo.
En verdad tengo curiosidad de por qué tanto, pero no veo que es el momento acertado.
—Entonces, el mar... ¿No nos queda demasiado lejos papá? —Dudé.
—Sí, iremos en tren hasta el lugar para lanzar estas cenizas. Luego volveremos y mañana será el entierro definitivo.
Mi padre... En cierta forma siempre ha sido romántico, pero esto es realmente demasiada dedicación. Pero es bien merecida, al fin y al cabo fue mi querida madre.
Editado: 16.11.2019