-¿Se va a quedar, mi señora? -Mark aparece por la puerta de la habitación en la que despertamos.
Yo estoy jugando con Alex, su hermosa risa inunda la habitación, lo que hace que mi corazón se sienta dichoso y un poco en paz.
-Amanda. -el me mira extrañado. -Amanda es mi nombre. -le aclaro.
Él asiente con una sonrisa en su rostro mientras mira hacia la ventana.
-¿Te vas a quedar, Amanda? -Mark se acerca hacia la cama en donde estamos jugando y se sienta a la orilla.
-Quiero y no quiero. -suspiro.
-Mami, tengo hambre. -Alex se sienta sobre mis piernas.
-Ven, campeón, vamos a comer. -antes de que Mark toque a Alex mi mano se aferra a su muñeca, mi mirada se endurece un poco.
Mark me mira sorprendido.
»-No le haré nada, Amanda. Alex es tu hijo, por ende también es mi deber protegerlo a él.
Lentamente fui soltando la mano de Mark.
-Si le llegas a hacer algo que lo dañe, te aseguro que lo vas a lamentar. -le digo entredientes.
Él asiento de manera tranquila.
-Ven, campeón, vamos a la cocina. -Alex me miró como pidiendo permiso, a lo cual le sonreí y asentí suavemente con mi cabeza.
Él se bajó de la cama y tomó la mano de Mark, debo ser sincera, prefiero llamarlo Adac, pero eso es algo que solo sabré yo.
Bajé junto a ellos de manera pausada, disfrutando de ver el pequeño cuerpo de mi hijo.
Todos en la casa al vernos pasar hacían una reverencia, lo cual me incomoda.
-Mark, ¿me podrías explicar ciertas cosas? -él afirmó con su cabeza y me hizo una seña para que lo siguiera, cosa que hice.
Los tres nos sentamos en la isla que había en la gran cocina.
-¿Qué quieres saber, Amanda? -Mark le dio galletas de chocolate a Alex, el cual gustoso empezó a comerlas.
-¿Qué es este lugar? ¿Quién soy realmente? ¿Quiénes fueron mis padres? ¿y por qué todos hacen reverencia cuando pasamos? -le digo algunas de las dudas que rondan mi mente.
-Bien, este lugar es tu aquelarre -por mi mirada confundida él sonrió pequeñito- un aquelarre es como un reino, pero de brujas. -asentí despacio, intentando asimilar la poca información- Tú eres la gobernante actual del aquelarre. -lo miré de manera indiferente respecto a eso, aunque en mi cabeza miles de dudas y miedos empiezan a aflorar- Tus padres, como es obvio, fueron los antiguos dirigentes y te hacen reverencia por lo mismo.
Solo asentí, me levanté de la isla, tomé a Alex en mis brazos junto a otro paquete de galletas y salí de la cocina, caminé un poco hasta que encontré una puerta que conectaba al patiom aun es de tarde, así queno hay problema para que Alex coma las galletas.
Debes decidir, por el bien de Alex y el tuyo, pero sobre todo el de él. -es lo que se repetía en mi mente una y otra vez.