Aun estábamos en el patio trasero de esa casa, no era tan grande como la de Erick, pero sí lo era comparada con mi casa anterior.
Mark se acercó y se sentó no muy lejos de nosotros.
-¿Hay jerarquías? -él inclinó un poco su cabeza, aun sin comprender mi pregunta.
Si estuviésemos en otra situación podría llegar a pensar que Mark es guapo.
»-Mi pregunta es si hay algún aquelarre más fuerte, otro que le sigue y así hasta llegar al más débil.
Él se removió un poco incómodo en su lugar.
-Sí, si hay tal jerarquía -abrí la boca para preguntar en qué posición estábamos, pero él se me adelantó- nosotros somos uno de los más débiles que existen.
-Necesito que reúnas a aquellos que son los encargados de la seguridad, también necesito que reúnas a los mejores profesores. -me giré hacia Alex- Vamos, Alex, es hora de entrar para que te bañes.
Alex se acercó corriendo y me extendió tres pequeñas flores, una blanca, otra morada y una azul.
-Son para ti, mami, para que ya no te sientas triste.
Me incliné hasta su altura y puse mi mano sobre su cabeza para acariciar su sedoso cabello.
-¿Quién te ha dicho que mami está triste, pequeño? -él levantó un poco su cabeza para conectar sus ojos con los míos.
-Nadie, mami, pero casi no duermes y, además, tu cara siempre está seria, como cuando vivíamos en esa casa grandota. -Alex extiende sus bracitos para hacer referencia al tamaño de la casa de Erick.
El sonido de una rama al ser quebrada nos alerta, Alex se pone tras mis piernas, viendo hacia donde provino el sonido.
El lobo de Peter estaba ahí, sin vacilar me acerqué a él y extendí mi mano derecha.
-¡Amanda, cuidado! -el tono alarmado de Mark hizo que detuviera mi mano antes de poder tocar su pelaje.
Peter gruñó en desacuerdo por lo que había hecho, Mark rápidamente se transformó en Adac y se colocó frente a mí, batiendo sus hermosas alas negras.
El cuadro frente a mí resultaba un tanto cómico.
Un cuervo intentando detener a un gran lobo.
-Mark, ven. -extendí mi mano, dándole a demostrar que se posara ahí.
Alex aun estaba escondido entre mis piernas, pero salió al ver que el gran lobo se veía más tranquilo, aunque siempre permanecía en guardia.
Adac se quitó de mi brazo y se transformó.
-¿Otra vez te presentas ante mi señora? -el tono que utilizaba Mark demostraba lo inconforme que estaba con la presencia de Peter en este lugar.
Alex se acercó a Peter, a lo cual en un segundo estaba a su lado. No iba a permitir que nada le pasara.
Peter miraba curioso a Alex, como si lo estuviese reconociendo. Mi bebé extendió sus manitos y Peter bajo su hocico hasta ellas.
Era un cuadro realmente tierno de ver, pero a pesar de eso mi cuerpo no dejaba de estar en alerta, Mark a mi lado también mantenía su atención en cada uno de los movimientos.
Cuando estoy segura de que Peter no le hará daño a mi hijo me giro hacia Mark.
-¿Podrías traerme ropa para Peter, por favor? -Mark me ve como si me hubiese vuelto loca, pero asintió no muy conforme y se fue dentro de la casa.- Vamos, cariño. -extendí mi mano hacia Alex, el cual la toma sin dudarlo.
Con un gesto de cabeza le indico a Peter que nos siga.