El Pequeño De La Luna

Desesperación.

Todo a mi alrededor parecía haberse detenido. No fui consciente de cuando Peter entró, tomó la nota de mis manos y la leyó.

-Mi bebé... -las lágrimas no tardaron en rodar por mis mejillas.

Me acerqué a mi hijo y lo tomé en brazos.

»-Mi bebé no, por favor. -mi cuerpo convulsionaba debido al llanto- Él no...

Quisiera que todo fuese una broma de mal gusto. De muy mal gusto.

-Amanda, ya es hora de comer. -Mark entró a la habitación y cuando sus ojos se percataron de mi estado no tardó en estar en mi lado- ¿Qué pasó?

Peter le extendió la nota que había dejado a un lado de la cuna.

»-¡Maldición!

Afuera se empezó a escuchar un gran alboroto. Mark salió a ver qué sucedía mientras yo me quedaba al lado de mi hijo.

-Debo volver... -murmuré acariciando el cabello de Alex.

-No puedes hacerlo, Amanda. Toda esta gente te necesita, yo te necesito.

Peter se puso frente a mí.

-Mi bebé está en peligro, Peter. No puedo permitir que nada malo le suceda.

-Lo sé, cariño, pero no puedes sucumbir tan fácil ante sus provocaciones. -él hablaba de manera seria, viéndome fijamente a los ojos- Imagínate que él atente contra la vida de Alex aun cuando tú ya estés junto a él.

La sola idea hacía que un fuerte dolor de cabeza se instalara en mí y que un nudo aprisionara mi garganta impidiéndome el respirar bien.

Peter tenía razón. Erick hará lo que quiera...

Me dirigí hacia la sala de estar en donde se encontraba Anthon platicando con el señor Adolf.

-Vamos a entrenar. -miré al señor Adolf- Busque a la bruja que ha hechizado a mi hijo. La quiero en mi presencia cuanto antes. -él asintió y haciendo una reverencia se retiró.

-¿No irás? -Anthon me miraba de manera seria.

-¿Desde hace cuánto? -mi pregunta pareció tomarlo por sorpresa, pero aun así su cuerpo se tensó.

Intentó huir pero con un solo movimiento de manos una esfera lila le aprisionó.

»-No lo volveré a preguntar, Anthon, ¿desde cuándo?

El me miraba suplicante.

-Desde... Desde un inicio planeamos esto.

¡Desde un inicio me estuvieron viendo la cara de estúpida!

La impotencia y desesperación recorrían cada célula de mi cuerpo.

-Mark, regresamos. -un chico desconocido apareció con una gran sonrisa a la sala, la cual se fue borrando poco a poco al ver la situación- ¿Quiénes son ustedes?

 




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