El Perfume

Capítulo 9: "Por una nota"

Los rayos de sol ingresaban por la ventana de una habitación, reflejándose algunos de estos, sobre el delicado rostro de una joven, haciendo que esta empecé a parpadear.

—Ya amaneció — expreso Julieth, tras sentarse sobre la cama, elevar sus brazos, por unos segundos, tras los cuales, bajo de su cama, se puso sus pantuflas, y camino hacia el servicio higiénico, para darse un baño y colocarse su uniforme.

Luego de algunos minutos, ya puesto el uniforme y caracterizada para un nuevo día de estudio, la joven, se acerco al lugar donde guardaba una pequeña regadera, la cual lleno de agua, para luego caminar con esta hacia el balcón de su habitación, en ella tenía unas macetas llenas de flores de diversos colores, de las cuales emanaba una deliciosa fragancia que a ella le gustaba aspirar todas las mañanas pues sentía que la llenaban de energía, además el cultivarlas la hacían recordar a su madre, quien fue amante del cultivo de flores.

«Mamá, acompáñame en este nuevo día» — pensó la joven.

Julieth, cerro su ventana, tomo su bolso, un par de libros, y salió de su habitación, al mismo tiempo que lo hizo su padre de la suya.

—Ahora hago el desayuno — expreso la joven con calidez.

—Ya lo hice princesa, hoy me tuve que levantar más temprano para acabar con unos pendientes, y aprovechando ello, hice el desayuno — respondió su padre.

—Entonces yo lavare el servicio hoy — dijo la joven, con una cálida sonrisa, que su padre pudo notar, pues aún no se había colocado aquellos lentes, que distorsionaban tanto la percepción de su hermoso rostro.

—No deberías prohibirle al mundo tu bella sonrisa hija — expreso el señor Hall.

—¡Papá! …

—¡Vamos a desayunar! — agrego el padre de la joven, dando así por concluida la plática en ese momento.

En tanto, en otra casa, un joven de cabello negro se cubría su rostro con una manta, para evitar que los rayos de sol que ingresaban por su ventana interrumpan su descanso.

—¿Por qué tiene que amanecer con sol?, aún quiero descansar unos minutos más — decía Adrián con voz adormilada, cuando el sonido de su alarma, termino por despertarlo. ¡Maldición! ¿Por qué tuve que programarte? — agrego, mientras tomaba la misma para apagarla.

Con pesar, el joven bajo de la cama y se dirigió a la ducha, para darse un baño, al tiempo que un pensamiento pasaba por su cabeza.

—«Debo enfrentar la realidad, somos un equipo de trabajo, y si no realizamos juntos el mismo, no podría tenerse el resultado esperado. Bien, esta decidido, es por la nota, por ella debo ser fuerte y no caer ante aquel perfume» — pensó Adrián.

Tras darse un baño, cambiarse el uniforme escolar, y desayunar junto a sus padres Adrián fue a la preparatoria, en el automóvil de su padre.

—Ya deberías comprarme uno, así no tendrías que estarme trayendo, tú, ni el chofer de mamá — expreso Adrián sonriendo, al tiempo que añadía — Te recuerdo que aprobé el examen de manejo hace un mes….

—No es tan sencillo Adrián, si bien aprobaste el examen de manejo, aún eres menor de edad, la obtención del permiso para que puedas manejar un vehículo lleva su tiempo, por ello…..

—¡Papá! no es justo que espere hasta la universidad — decía el joven, mientras su padre detenía su auto.

—Pues, no te falta mucho para acabar la preparatoria, ¿No?...

—¡Papá!

—Estoy viendo lo de tu autorización con las autoridades respectivas hijo, con suerte en unas semanas tenemos alguna respuesta positiva — expreso el señor Owen.

—Entonces, ¿Ya puedo ir viendo mi modelo de convertible?...

—Lo que deberías ir viendo es la hora hijo — respondió el señor Owen sonriendo, al tiempo que añadía: Creo que llegamos en el tiempo justo.

—Cierto — dijo Adrián tras verificar la hora en su reloj.

—Pues baja hijo…

—Sí, ahora mismo — contesto el joven, pero quedo paralizado al ver llegar en un auto a la castaña de lentes.

—¿Qué sucede?, ¿Se te olvido algo? — escucho.

—¡Eh! No — pronunció el joven como autónoma, mientras bajaba del auto.

—Hijo, cierra la puerta, sino no puedo marcharme — decía el señor Owen, con calidez.

—«Por la nota, por la nota, por la nota» — se decía mentalmente Adrián, mientras veía a la joven de lentes pasar frente a él.

—¿Se te olvido decirme algo hijo? — escucho.

—¡Eh! ¿Qué?

—¿Quieres decirme algo? — volvió a decir el señor Owen.

—¡Eh! No, nada, nada, ya me voy, que tengas un buen día padre — contesto el joven, cerrando la puerta del auto.

—De igual manera hijo — respondió el señor Owen, tras de ello, emprendió camino.

Adrián respiro profundamente, luego de ello, comenzó a caminar tras la joven de lentes y cabello castaño que iba a varios pasos delante suyo.

—«¿Debería darle alcance?» — pensó el joven. «Somos compañeros de aula, además estamos haciendo equipo en un trabajo» — paso por su mente. «Al paso que voy la alcanzare muy pronto, mejor disminuyo mi velocidad. No que estoy haciendo, ello sería grosero, de seguro ella noto mi presencia, bueno no tiene nada de malo darle alcance, además debo decirle que traje mis resúmenes para ir uniéndolos en el receso» — pensó.




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