—¡Esa es la razón por la que la reina habla tan bien de ti! El ejemplo de una verdadera princesa— exclamó con orgullo.
—Podríamos sacarles información— añadió el principe.
—Conozco una buena manera para hacerlo… pero, no puedo decirles aún, no pueden saberla… el matrimonio aun no se ha efectuado así que por la tradición de mis padres tengo prohibido dar detalles sobre ella— sentencié.
—Eso tiene sentido— Aclaró la reina —Ve con éllos y nos dices qué lograste sacarles— asentí con una reverencia y junto a los guardias llevamos a Esteban con mi hermano.
—Ya pueden irse— ordené.
Ellos hicieron como les dije y ya en un ambiente más intimo pude hablar con mi familia.
—Veo que hiciste un gran trabajo Hermana— me despeinó un poco.
—Es lo menos que puedo hacer para no terminar sin pellejo— sonreí mientras lo abrazaba.
—¿No hay cariño para tu esposo?— preguntó Esteban mientras se unía al abrazo.
—Ahora por favor griten— susurré.
Ellos hicieron como pedí, eso haría más creíble la “Tortura”
—Hay una nueva modificación en el plan— sonreí ladina.
—Su majestad, sus deseos son órdenes— dijo Esteban haciendo una reverencia provocando la risa de todos.
—No escaparán del palacio— aclaré en un tono sombrío, lo cual los espantó un poco —Me refiero a que no será necesario escapar— resistí las ganas de reír.
Al explicarme ellos exhalaron como si hubiesen estado aguantando la respiración por un largo tiempo. Esteban se acercó mí y me abrazó.
—Pensé que mi bella esposa había cambiado desde que vino, la reina da miedo...— susurró en mi oido.
—Oigan, sé que se quieren pero hieren mi soltería— se hizo la víctima.
—Ya encontrarás a alguien cuñado— bromeó.
—O yo puedo presentarte a alguien ¡Sí! ¡Lo haré!— sonreí de lado —Además, no puedo permitir que mi hermano se case con cualquier mujer cuando sabemos a quién le pertenece su corazón— sonreí ladina.
—¿Ahora qué locuras dices? estás viendo cosas— me despeinó.
Después de salir del lugar me dirigí a la sala del trono, debía darle la información que había logrado sacarles a los chicos, en el camino estaba pensando qué sería lo que le diría a la reina, ella estaba esperando por mí junto a su esposo e hijo, me daba una revoltura en mi estómago el pensar que dentro de dos días sería la “Ansiada boda” La cual, estoy segura que no llegará a efectuarse.
—Su majestad— hice una reverencia ante los reyes mientras anunciaba mi entrada.
—¿Tienes noticas? ¿Lograste sacarles algo?— se acercó a mí al reina.
Era notorio que ella era la más interesada por la situacion, si yo le demostraba mi lealtad y mi valor al rey, según su manera de pensar, estaríamos asegurando para nosotros el poder.
—Sí, su majestad— tomé aire —Debo admitir que fue algo difícil hacer que ellos hablaran, pero logré sacar valiosa información, ellos están confiados en la seguridad de su reino, la puerta del sur es la más desprotegida, entrar por ahí sería una buena idea, según el principe, su padre prometió liberarlo a los cuatro días que no recibiera noticias de él, es sólo cuestión de tiempo para uqe el rey haga acto de presencia, es un poco cobarde que le rey no vaya a las luchas de su reino, la reina está para cuidar del reino en el tiempo de la ausencia del rey, me parece algo poco ético.
De regreso con Isabel, el tiempo de impedir de una vez por todas esta boda había llegado.
—¿Está todo listo?— cuestioné mientras daba vueltas en el aposento.
—Sí, está el vestido más bonito, su daga, el colorete de su colgante… Disculpe… ¿Para qué el colorete?— me observó confundida —Eso es algo que usted no suele llevar.
—Porque no es un colorete— sonreí ladina —Este es el pase del maleducado principe a un profundo sueño.
—¡¿Profundo sueño?! ¡Usted dijo que no le haría nada!— exclamó horrorizada.
—Lo sé, siempre cumplo mi palada. No le haré daño al principe, no por ahora— mostré mis palmas mientras daba la explicación.
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Editado: 25.05.2021